Apeadero Sur en Rosario

Lo que no se ve detrás de la flamante estación de trenes

El espacio se inauguró el 21 de julio de 2015, pero hoy está abandonado y sin signos de operatividad. Reclamo de la intendencia, el Concejo y de fuerzas vivas de la ciudad.
13-07-2017 | 13:15 |

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El lado norte de Battle y Ordóñez, la situación no mejoró. “No hay seguridad, luminarias, los chicos cruzan las vías como si fuese una cortadita, hay perros durmiendo en las vías (por las que pasa el tren actualmente) y nuestras casas están a centímetros de ellas”, denunció una vecina. Foto: Mirador Provincial.


Ignacio Pellizzón
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Vandalismo, desuso y abandono forman un alarmante cuadro que refleja la nueva estación de trenes de Rosario, ubicada en Av. San Martín y Batlle y Ordóñez, zona sur, que fue inaugurada el 21 de julio de 2015 con bombos y platillos. El sueño de ver renacer el sistema ferroviario para pasajeros en la ciudad terminó siendo una ilusión rota que le costó al Estado nacional 70 millones de pesos y a los vecinos una decepción más. Con un solo horario diario de salida desde Rosario a Buenos Aires, a la 1.46 de la madrugada, con pasajes en primera y pullman que cuestan 210 y 255 pesos respectivamente y con una demora que supera las seis horas, la estación dista mucho de lo que se imaginó que sería. No sólo no posee calefacción, sino que además “las escaleras mecánicas como el ascensor no funcionan”, porque “la planta alta no se encuentra habilitada”, denunció a Mirador Provincial la concejal, Lorena Giménez.
Sin embargo, la peor cara de la flamante nueva estación de trenes en el Apeadero Sur de Rosario, se encuentra detrás de la misma, al apuntar la vista cruzando Batlle y Ordóñez y siguiendo por Av. San Martín hacia el norte. Se trata de un par de decenas de familias que viven a la vera de las vías y a las que se les habían prometido el oro y el moro.
El lado b
“Pareciera que del lado norte de Battle y Ordóñez no se preocuparan, porque en esta parte la situación no mejoró. No hay seguridad, luminarias, los chicos cruzan las vías como si fuese una cortadita, hay perros durmiendo en las vías (por las que pasa el tren actualmente) y nuestras casas están a centímetros de ellas. Es un riesgo que se corre todos los días”, señaló a este medio Lorena, quien convive con las vías del tren en la puerta de su casa.
“Cuando oscurece esto es tierra de nadie”, detalló Marina, otra de las vecinas. “Hace poco acuchillaron a un muchacho para robarle el celular; acá no hay policías ni nadie que vigile la zona”, se quejó y agregó: “Como podés ver, no hay ni postes de luz, solamente se ilumina el camino cuando pasa el tren. Es un riesgo muy grande”, afirmó con vehemencia.
Otra advertencia que realizaron las vecinas, es que “no hace mucho, al pasar el tren destruyó la fachada de una casilla arrancándole el brazo al dueño de casa. Nadie está exento de que le pueda suceder lo mismo. Nosotras quisiéramos poder mudarnos, trabajamos, por ende entendemos que podemos pagar una vivienda en un espacio más seguro, pero nadie nos vino a dar una mano”, afirmaron con impotencia.
Los riesgos que conlleva vivir allí, donde las luces de los autos no alcanzan a iluminar y las cámaras no enfocan, produce que “la mugre, la basura se acumulen” y se formen como depósitos de residuos, los cuales no sólo expanden un olor hediondo, sino que “atraen ratas, cucarachas, lauchas” y demás alimañas. “Es horrible convivir con eso y más cuando hay niños”, culminaron ambas vecinas.
Estación estanca
La concejal Giménez denunció que el barrio Irigoyen (donde está la estación) “está complicado, porque la gente se mete en los baños y están todos vandalizados. Se nota el estado de abandono tremendo y tampoco hay personal de limpieza”.
Por este motivo, los vecinos “buscan que el sector de planta alta se utilice, para generar un espacio cultural donde la gente tenga capacitaciones en oficios u otras tareas, de modo de utilizar la estructura que hoy no está habilitada a través de convenios, programas que la Municipalidad puede gestionar mediante Nación o, inclusive, instalar un bar que le brinde más vida social al barrio”.
Al respecto, la intendente, Mónica Fein, se quejó del estado de la nueva estación en diálogo con Mirador Provincial: “Hay un solo tren que se detiene ahí y en horario nocturno. Yo estuve en una reunión con la Sofse, que es quien opera los trenes de todo el país, y reclamé la disminución del tiempo, porque ellos se comprometieron a que este año lo iban a disminuir y también pensar otras
posibles conexiones ferroviarias”.
“Hay un compromiso, porque hicimos una estación de trenes, la ciudad invirtió su parte, pusimos equipamiento para que sea una adecuada y la verdad que ahora nos faltan los trenes. Está en los planos mejorar el recorrido, pero no de mayor frecuencia o mejorar el servicio”, cerró la intendente rosarina.
Otro de los consultados por este medio es uno de los representantes de la Asociación Amigos del Riel, Carlos Fernández Priotti, quien apuntó que “el problema más notorio que vemos es que desde el verano hay inconvenientes con el vandalismo en los baños públicos y por otra parte el resto de la estación se encuentra a medio habilitar”.
También remarcó: “Las escaleras mecánicas nunca se llegaron a usar, al igual que el ascensor, porque la planta alta no está habilitada, es decir que los baños sólo se pueden utilizar accediendo por las escaleras. Entendemos que le corresponde a la operadora ferroviaria mejorar la infraestructura, teniendo en cuenta que es un área de concesión nacional y esta operadora es la que gestiona todos los servicios de trenes de pasajeros como el de Rosario, Córdoba, Tucumán, Mar del Plata, Bahía Blanca, entre otros”.

“Hay un compromiso, porque hicimos una estación de trenes, la ciudad invirtió su parte, pusimos equipamiento para que sea una adecuada y la verdad es que ahora nos faltan los trenes. Está en los planos mejorar el recorrido, pero no de mayor frecuencia o mejorar el servicio”.
Mónica Fein
Intendente de Rosario




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