Camino a las generales

Abstenciones, nulos y blancos en la boleta única

La especialista Claudia Catalín hace un repaso sobre votos irregulares dentro del sistema de boleta única.
17-10-2017 | 10:58 |

Foto:Archivo.
Los votos válidos pueden ser afirmativos -a favor de un candidato/a- o en blanco: cuando no eligen a ninguno, representa una manifestación de la voluntad del elector de abstenerse de elegir entre las distintas propuestas. Los nulos son aquellos que se consideran inválidos (con errores, tachones, leyendas, más de una opción, etc.).
Han llamado la atención, particularmente en nuestra provincia desde la implementación del sistema de boleta única. En su primera utilización, en 2011, se observó un crecimiento de los votos nulos, lo que generó la necesidad de estudiar la forma de marcar de los ciudadanos y establecer las posibles causas.
Es necesario recordar que la ley 13.156 establecía que el voto nulo era aquel en el que se realizaban más de una marca por boleta, tachones, leyendas o no contenía ninguna marca. Mientras que el voto en blanco tenía su propio casillero, ubicado al final de la hoja, luego de todas las opciones partidarias.
En 2011, se observó que para la categoría de gobernador los votos en blanco ascendieron a un 2% y los nulos a un 4%, mientras que en diputados los blancos y los nulos obtuvieron el 8% respectivamente. Estos porcentajes comparados con la elección de 2007 (última con boleta sábana) muestran: para gobernador los votos en blanco fueron el 5% y los nulos el 1% (la suma
de los dos es igual, pero en diferente calificación) mientras que para diputados en 2007 fueron en blanco 7% y nulos 1%.
Luego de las elecciones PASO y generales de 2011 y 2013, se realizaron estudios por muestreo de las marcas sobre las boletas utilizadas, de allí se concluyó que el aumento de nulos podía asociarse con la cantidad de boletas sin marcas, que según la ley se consideraban nulos (en esos estudios las boletas sin marcas ascendieron al 60% del total de nulos).
Entendiendo que es de sentido común que los votos en blanco son aquellos en los que no se realizan marcas y fundado en los estudios realizados sobre las boletas y las recomendaciones de organismos y universidades, el Poder Ejecutivo, propuso en el año 2014 una serie de reformas a las leyes electorales (mensaje 4.300/14, sancionada como ley 13.461) entre las que se encontraba la de eliminar el casillero de voto en blanco, y estableciendo que el mismo se correspondería con la boleta sin marcas. De este modo, se simplificaba la boleta y la opción al votante, además de corresponderse con las sugerencias recibidas por los organismos especializados y la necesidad de que la calificación del voto sea siempre la más simple y más respetuosa de la intención del ciudadano.
Desde el 2015 las boletas únicas no tienen el casillero del voto en blanco. ¿Qué sucedió? En la categoría de gobernador los votos blancos y nulos obtuvieron el 3% cada uno, mientras que en diputados los blancos fueron el 7% y los nulos el 4%. Manteniéndose en la primera un total del 6% (entre blancos y nulos) mientras que se detectan diferentes porcentajes en la categoría de diputados (totales sumados: 2007: 11%; 2011: 16%; 2015: 11%), por lo que no se observan cambios notables respecto de la cantidad total de votos nulos y blancos.
La eliminación del casillero del voto en blanco simplifica la boleta y la decisión del elector. Podemos interpretar que los electores tienen preferencias más claras para los cargos del poder ejecutivo que para los del poder legislativo, aunque esto puede modificarse con una oferta electoral más atractiva y/o el nivel de conocimiento de los candidatos propuestos.
Los informes preliminares de los estudios realizados por la UNR y el Gobierno de la Provincia respecto de las PASO 2017, -analizadas 13.422 boletas de 40 mesas de toda la provincia- indican que el 46,3% de los votos nulos reflejan una clara intención de anular el voto: se corresponden en un 21,8% a tachonados o con rayas, un 18,3% a marcas en todos los casilleros y un 6,2% a textos agregados o dibujos. El 50,4% restante se consideraron nulos por contar con mas de una marca: lo que se relaciona con la confusión del elector (por ejemplo: elegir precandidatos de varias agrupaciones políticas) o la falta de conocimiento sobre el modo de hacer la opción electoral -una y sólo una opción en cada boleta-. El 3,2% se integró por boletas con marcas fuera del casillero, corrección de una marca y nueva opción o boletas rotas. Recordemos que: si la marca está fuera del casillero, pero en el exclusivo espacio de una candidatura, se considera válido (preservando la opción del elector). En el caso de errores, el elector debe requerir a la autoridad de mesa un nuevo juego de boletas para hacerlo correctamente, siendo las primeras anuladas y luego devueltas al TEP.
Los santafesinos aceptamos indudablemente el sistema de boleta única, pero siempre deberían realizarse campañas de difusión a fin de recordar la forma de votar y el modo de realizar las marcas para que los votos sean válidos.
No obstante, se observa una intención de utilizar las modalidades de voto nulo y blanco (modos de manifestar su disconformidad con la oferta electoral) e incluso una decisión de no participar del acto electoral (¿descreimiento?, ¿desazón?, ¿desinterés?), lo que podría requerir otro tipo de análisis y/o estudios que nos permitan conocer las causas a fin de trabajar sobre ellas.
Si al abstencionismo decisional (manifiesto en votos blancos y nulos) sumamos el abstencionismo de participación (inasistencia de electores) que en las últimas elecciones registró un ausentismo del 28% del total del padrón -y aunque la tendencia se observa en muchos países del mundo-, es un tema que debería preocuparnos en favor de lograr mayor calidad democrática y legitimidad de nuestros representantes.
Si pretendemos una democracia de calidad, necesitamos mejorar los indicadores de integridad electoral, y en consecuencia propiciar elecciones justas, equitativas, competitivas y sobre todo informadas y participativas que aseguren que los resultados electorales reflejen exactamente la voluntad de los electores.

(*) Miembro honorario del Foro Federal de Organismos Electorales. Ex secretaria electoral de la Provincia de Santa Fe -febrero 2011/febrero 2016-.

Si al abstencionismo decisional sumamos el abstencionismo de participación, que en las últimas elecciones registró un ausentismo del 28% del total del padrón, el tema debería preocuparnos en favor de lograr mayor calidad democrática y legitimidad de nuestros representantes.



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