Ariel Echecury
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Después de un año y medio de trabajo, un grupo de rosarinos desarrolló un novedoso sistema que vuelve eléctrica cualquier tipo de bicicleta. Marco Cocchiarela y Edgardo Geminelli, tienen todo listo para lanzar al mercado el kit “Spin-e”, un pequeño dispositivo desmontable que asiste al pedaleo y convierte a la bici en un vehículo híbrido.

Juntos vienen trabajando en el rubro tecnológico desde hace tiempo y con la idea de ampliar horizontes profesionales decidieron encarar un proyecto sin precedentes en la región. Así fue que armaron Tin-X, una empresa que germinó en la sede del Vivero de Empresas de Base Tecnológica -ahora incubadora-, dentro del predio del Centro Científico Tecnológico de Rosario, en el actual predio del Conicet.

Formados como ingenieros electrónicos y mecánicos, Cocchiarela y Geminelli -quien está al frente de Gemplast, una de las firmas de la industria del plástico más importantes del país- trabajaron en la puesta en marcha de un aparato 100% ecológico que promueve el uso saludable de la bicicleta. “Vemos que Rosario es una ciudad que le da mucha importancia a la actividad, y esto nos llevó a pensar en un producto que complemente el uso de la bicicleta y favorezca su crecimiento”, explicó Cocchiarela a Mirador Provincial, uno de los responsables de Tin-x, empresa dedicada a la movilidad y las energías renovables.

Bajo el nombre de “Spin-e”, los rosarinos se preparan para salir al mercado en sociedad con una empresa de origen austríaco que ya encargó una primera de tanda del producto. Se trata de un kit liviano, de apenas dos kilos, que se monta y se desmonta -cuando uno llega a destino- sobre la estructura de cualquier bicicleta y -mediante un motor eléctrico que se acopla y desacopla a la rueda- hace las veces de acelerador en el momento que los sensores detectan pedaleo.

El nuevo “Spin-e” es un dispositivo original, patentado por los rosarinos, con una estética atractiva, fácil de cargar en el bolso, y que cuenta con sello de haber sido diseñado por destacados profesionales argentinos que trabajan para automotrices en el exterior. En cuanto al funcionamiento, contiene baterías de litio (de muy bajo impacto ambiental) y presenta una autonomía de 50 kilómetros y una velocidad de 25 kilómetros por hora. “Es muy práctico, colocás el kit en la bicicleta, cuando llegás al destino lo desmontas y te lo llevas con vos en la mochila”, describió el ingeniero.

Y dado que Rosario es desde finales del año pasado, la primera ciudad del país en incorporar y reglamentar el uso de dispositivos que asisten el pedaleo de los ciclistas de manera eléctrica, el desarrollo apuesta primero a sumar adeptos a nivel local y luego tomar alcance mundial.
“Siempre pensamos este proyecto en términos globales, porque en Europa y Estados Unidos existe desde hace tiempo la normativa que promueve el uso de este sistema, pero creemos Rosario puede ser el punto de partida ideal, porque hay mucha diversidad y los entornos urbanos son buenos”, opinó Cocchiarela, que asegura que si bien ya venían trabajando en el proyecto, la sanción de la ordenanza en el Concejo de Rosario les terminó de dar el impulso necesario para materializar el desarrollo. “La idea es empezar a comercializarlo a nivel local y que después este sueño rosarino llegue al mundo”, aventuró el ingeniero.

La ciudad hace punta
El Concejo Municipal de Rosario aprobó en diciembre del año pasado un proyecto que regula el uso de bicicletas eléctricas a través de la incorporación de un motor auxiliar que asiste al ciclista. El sistema se activa cuando la persona comienza a pedalear, lo que genera que la bici se desplace empleando menos fuerza, y deja de funcionar una vez que se interrumpe el pedaleo o se alcanza cierta velocidad.

No se trata de un motor a combustión ni depende de manera exclusiva del motor eléctrico sino que sigue siendo el ciclista, con su acción, el que impulsa el rodado. La velocidad máxima para circular con estos motores es de 25 kilómetros por hora y su uso fue reglamentado primero en septiembre de 2017 en la ciudad de Buenos Aires. Y Rosario, es la primera ciudad del interior en hacer lo propio.

Para aprobarla, los concejales modificaron un artículo clave del Código de Tránsito, ya que las reglamentaciones equiparaban el uso de las bicicletas eléctricas al de las motos: requerían el carnet de conductor y se prohibía el uso de las ciclovías, entre otras particularidades.

En cambio, el proyecto aprobado permite que las bicicletas con pedaleo asistido con un motor eléctrico auxiliar sean consideradas bicicletas y no vehículos ciclomotores. Los rodados deberán contar con una potencia nominal continua máxima de 500 watts, sin capacidad de autopropulsión. La potencia disminuye progresivamente y se interrumpe cuando la velocidad del vehículo alcanza los 25 kilómetros o cuando el usuario suspende el pedaleo.

El primer impulso
El proyecto de los rosarinos que hoy ve la luz como firma tecnológica Tin-x es una de las tantas iniciativas que creció con el apoyo del Programa de Innovación Productiva y Transferencia de Tecnología, creado en 2000 y recientemente relanzado por la Municipalidad de Rosario. Con sede en el predio del Centro Científico Tecnológico de Rosario, alberga a las empresas Idear, Movizen, Tin-x y Fantommers, que próximamente se radicará en el parque tecnológico Zona i.

A partir del relanzamiento del programa, la incubadora de empresas, apuesta por convocar a nuevas ideas y proyectos de emprendedores de base tecnológica que puedan ser incubadas para alcanzar una estructura empresarial con la posibilidad a futuro, una vez consolidada la iniciativa, de radicarse en la flamante Zona I que alberga a empresas del sector en el ex Batallón 121, en el sur de la ciudad.

“Además el apoyo y el seguimiento del proyecto nos da la vinculación con muchos actores”, señaló. Para él, el relanzamiento del espacio “es fundamental” para que “más gente se sume y crezca el ambiente de la innovación tecnológica”. “Están dadas las condiciones para que esto crezca y muchísimo”, aseguró.

Se trata de un kit liviano, de apenas dos kilos, que se monta y se desmonta -cuando uno llega a destino- sobre la estructura de cualquier bicicleta y -mediante un motor eléctrico que se acopla y desacopla a la rueda- hace las veces de acelerador en el momento que los sensores detectan pedaleo.

En cuanto al funcionamiento, contiene baterías de litio (de muy bajo impacto ambiental) y presenta una autonomía de 50 kilómetros y una velocidad de 25 kilómetros por hora.