Día de la Bandera

20 de junio, el feriado que tanto se pidió y tanto se sufre

A fines del 2010, la ex presidenta Cristina Fernández cumplía por decreto un deseo autoridades locales, provinciales y de la gran mayoría de los rosarinos. Un reclamo que llevaba años: establecer el 20 de junio como feriado nacional.
20-06-2018 | 18:15 |

Foto:Marcelo Manera
Ignacio Negri
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Durante mucho tiempo, la fecha del 20 de junio pasó desapercibida para el resto del país y esa indiferencia calaba hondo en el orgullo de una ciudad que fue testigo de la creación de la bandera. La decisión de la ex mandataria vino acompañada con el retorno de los feriados de carnaval después de 34 años.

La noticia fue celebrada y considerada como un gran logro, porque volvía a darle a Rosario, ese protagonismo perdido en la agenda nacional y destacaba justamente su perfil más importante, su esencia: ser la Cuna de la Bandera, el lugar donde Belgrano juntó a su tropa y creó la enseña patria que hoy nos identifica y que nos une, por más grieta que haya.

Pero, como sucede con la mayoría de las cosas en este país, toda acción positiva tiene como consecuencia una contraindicación, un efecto contrario, un resultado negativo. Lo que en su momento empezó siendo un feriado nacional, se transformó en un feriado del gobierno nacional de turno.

“Vamos por todo”
Así pasaron actos del 20 de junio organizados prácticamente por La Cámpora y el Movimiento Evita, donde los gobiernos locales eran actores de reparto y sus funcionarios sufrían los silbidos de la militancia que llegaba en colectivos y de manera muy organizada. Las banderas argentinas eran reemplazadas por banderas de esos movimientos, banderas que Cristina pedía que se bajasen cuando comenzaba su discurso. En estos 20 de junios enrarecidos se llegó a escuchar que si Belgrano estuviera vivo sería kirchnerista, y también fueron usados políticamente para plantarle batalla al poder judicial.

Tampoco puede pasar por alto aquel “vamos por todo” que, si bien no fue un 20 de junio, fue en conmemoración del bicentenario del primer izamiento de la bandera. Era la primera aparición pública de la ex presidenta después de la tragedia de Once. Otra vez en Rosario, otra vez en una fecha patria y otra vez, esta ciudad fue utilizada políticamente por el gobierno nacional.

Cambiamos, o no tanto
Con el cambio de gobierno, todo cambió. La calle es un terreno hostil para el actual presidente y los actos públicos son incómodos. Para Macri, es más importante una “visita espontánea” a un vecino emprendedor y entusiasta, que un acto protocolar donde tenga que dar un discurso. Así fue su primer 20 de junio como presidente, acto que también fue capitalizado políticamente dejando a Belgrano en un segundo plano y haciéndole gritar “sí se puede” a cientos de chicos en las escalinatas del Monumento que no tenían por qué estar escuchando un discurso político y partidario. Ese 20 de junio también acabó con las ya trilladas visitas a vecinos.

En esta última edición, el panorama en la previa parecía peor aún. Una ciudad vallada, con operativos por todos lados, esperando lo que sería la primera aparición pública de un Macri que pasó semanas muy complicadas estando al frente de la Casa Rosada.

Desde el gobierno nacional afirmaron a última hora y después de organizar el acto durante una semana, que “no estaba garantizada la seguridad del presidente en su visita a Rosario”. Desde la provincia afirmaron lo contrario, como también garantizaron la “libre expresión” de sectores que querían manifestar su descontento con las últimas medidas y el endeudamiento con el FMI.

Lo cierto es que todo se definió a último momento después de una semana de trabajo en materia de logística y seguridad. Una vez más el 20 de junio quedó opacado y preso de su propio feriado nacional, ese que tanto se pidió y que tanto se padece.

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