Rodrigo Pretto
[email protected]


La cabecera del departamento San Martín fue una de las pioneras en comenzar con las obras en la región y poner en marcha el sistema de red cloacal para todos sus habitantes. Fue hace más de veinte años cuando las palas retroexcavadores desembarcaron en Sastre para comenzar con las tareas que, posteriormente, le darían una mejor calidad de vida medioambiental a todos sus habitantes. Sin embargo, dos décadas después, poco más de la mitad de la ciudad cuenta con el servicio.

Pregonando la mejora en los servicios para la comunidad y en pos de contribuir en la salud ambiental, en la década del ’90 la cabecera del departamento San Martín había quedado envuelta en medio de retroexcavadoras que avanzaban sobre diferentes sectores del ejido urbano arrasando sobre caminos y calles en donde más tarde pasarían las cañerías troncales de la red de aguas servidas. Incluso el descubrimiento de un gliptodonte a metros de profundidad, en una de esas travesías, había llegado a los medios provinciales.

Más tarde, la ciudad quedaría inmersa en escombros producto de la rotura de veredas con martillos neumáticos de todas aquellas viviendas que tomaron la decisión de adherirse al sistema. La causa no era menor. La Cooperativa de Servicios Púbicos había tomado el compromiso de brindarle a toda la ciudadanía una prestación que hasta ese momento en la región era difícil de encontrar.

De acuerdo a los últimos registros que la propia Cooperativa de Servicios Públicos posee conjuntamente con la Municipalidad, un poco más de la mitad de la comunidad se encuentra adherida al sistema. “El 60% de la población está conectada a las cloacas y, de ese total, el 80% abona su cuota mensual. Es algo que se fue incrementando en el último tiempo. Hay que recordar que cobramos por cuenta y orden del Municipio lo que es la obra como contribución de mejoras, eso significa que es un régimen que afecta directamente al inmueble y asegura la recaudación. Y por otro lado se cobra el servicio, una tarifa pública que se fija entre la Cooperativa y el Concejo y somos nosotros los encargados de recaudar y administrar”, explicó Franco Cáneva, presidente de la institución.

Una ley ambigua
Parece mentira, pero a pesar que la ley 11.220 establece la obligatoriedad de conexión de usuarios una vez que el servicio se encuentre en funcionamiento, no existe dentro de la misma normativa un régimen de sanciones que imponga multas económicas u otros castigos a quienes incumplan la legislación. “Desde el momento en que el servicio público de desagües cloacales esté disponible en las condiciones previstas en el artículo 52 de esta ley, con suficiente capacidad para transportar los efluentes hasta el lugar de su vertimiento, y ello hubiere sido notificado a los propietarios, consorcios de propietarios, poseedores o tenedores, los inmuebles respectivos deberán ser conectados al servicio, y los tanques sépticos y todo otro desagüe cloacal alternativo deberán ser cegados por los usuarios reales a su costo. Los usuarios estarán obligados al pago de la conexión domiciliaria con arreglo a las normas aplicables. Cuando el inmueble esté deshabitado, los usuarios podrán solicitar la no conexión o la desconexión del servicio. En estos casos, deberán pagar el cargo que corresponda de acuerdo a las normas aplicables”, indica el artículo 56.

Según señalaron desde la Cooperativa sastrense, y referenciando lo establecido por la ley, existe un número de vecinos que al día de hoy no están adheridos al servicio. “Acá hay una cuestión de sanidad y salud ambiental, algo exacto. Entonces que yo esté conectado y mi vecino no, aun estando en una situación económica de poder hacerlo, trae aparejado dificultades medioambientales”. Pero a pesar de eso, y más allá que la propia Cooperativa es el ente administrador del servicio, no posee el poder de policía para obligar a usuarios a conectarse. Y es que si bien hace algunos años atrás se firmó un convenio donde se le transfirió al Municipio el poder de órgano contralor, tampoco está establecido en la ley multas o sanciones para castigar a quienes no cumplan con la normativa. “Es algo ambiguo. A veces indigna que haya gente que se pueda conectar y no lo haga. Por eso nosotros tratamos de trabajar en la concientización sabiendo que se perjudica al vecino y a la salud pública”, deslizó Cáneva.

Un derecho de todos
Hace algunos días atrás se cumplió un nuevo aniversario del anexo de agua potable, un inmueble en el cual desde hace años se montó una planta de ósmosis inversa para ofrecer un servicio de venta de agua potable a toda la comunidad a un precio inferior a lo que se encuentra en el mercado. Y a pesar que existió hace un mes un viaje de directivos de la Cooperativa a la ciudad de Santa Fe, en el corto plazo parece una utopía pensar que la cabecera del departamento San Martín cuente con una red de agua potable para toda la localidad.

Es que a pesar de que la entidad no pierde de vista el proyecto y sigue de cerca la evolución del desarrollo de los acueductos, saben que para la región el proyecto se encuentra demorado y ni siquiera existen plazos ciertos de ejecución, de manera que para que toda la zona cuente con agua de red mediante acueductos es una ilusión a largo plazo. “En lo inmediato no podemos avanzar en ese sentido. Está la posibilidad, aunque no convence, de avanzar igualmente con una red donde se encuentran disponibles, inclusive, herramientas de financiación. Pero se debería proveer el servicio con un sistema de ósmosis y a otra escala. Eso nunca nos entusiasmó porque no es la solución definitiva al problema de agua potable en Sastre”, contó Cáneva.

Y si bien localidades aledañas como San Jorge y El Trébol cuentan con este sistema para suministrar agua potable a la comunidad, en la Cooperativa entienden que las experiencias no son satisfactorias como para replicarlo.

En la provincia existen otras ciudades que cuentan con una red y en donde el proyecto fue financiado por el propio Estado santafesino para la adquisición y puesta en marcha de las plantas a grandes escalas, pero en Sastre no tienen las mejores referencias en cuanto a la calidad del servicio como sucede, por ejemplo, en la capital provincial o en Rosario donde el sistema funciona mediante acueductos.

“Hay que saber que hay una contaminación a gran escala en el descarte de agua que no se utiliza luego de ser tratada. La expectativa de la gente que nos anima a encarar el proyecto es que cuando se activen los acueductos nos va a permitir usar la misma red, pero es un costo alto y un desgaste importante porque se deben romper todas las veredas. Tiene un impacto grande en la localidad y para ofrecer un servicio por ósmosis, no lo consideramos correcto”, detallaron.

Al mismo tiempo, el presidente de la Cooperativa se refirió al servicio de internet que brindan entidades similares en diferentes puntos del país. Cáneva indicó que cuando le tocó asumir en el cargo, se reunió en diferentes ocasiones en Buenos Aires donde había comenzado a funcionar el sistema triple play (prestación de servicio de telefonía, cable e internet) mediante una misma vía. Sin embargo, al no tener el desarrollo y al ver la cuestión tecnológica como algo ajeno a la evolución permanente y constante de las posibilidades decidieron descartarlo. “Lo evaluamos, pero por razones de costos y falta de sostenimiento, de cierto modo nos condicionó avanzar con esta iniciativa”, recordó.

Un servicio adicional

En el año 2015, la Cooperativa de Servicios Públicos de Sastre impulsó un plan de viviendas que avanza de acuerdo a los plazos previstos y, de cierta forma, llegó para brindarle una solución al problema habitacional que existe en la cabecera departamental. Es que si bien el programa no está direccionado a viviendas sociales, llegó en un momento donde los inconvenientes para inquilinos se hacían sentir. “Afortunadamente cumplimos con los plazos previstos”, indicaron.

Y eso encuentra su razón en dos causas. Por un lado porque desde la entidad supieron dar con los aspirantes indicados en cuanto a la regularidad del cumplimiento de las cuotas. Pero también porque el plan permite en esas condiciones un desarrollo adecuado en los costos debido al impacto de la inflación. “Hay que recordar que comenzamos con una cota de 6.000 pesos y tres años después se encuentra en 12.000 aproximadamente. De modo que el cumplimiento de los pagos fue fundamental para que todo marche de manera normal”, detalló el presidente de la Cooperativa.

Y ahora, con un total de 14 viviendas entregadas, avanza una nueva iniciativa que buscará replicar el programa inicial. Es que como las cosas se fueron realizando sobre rieles, la institución tuvo la posibilidad de repetir el proyecto a lo largo de los años. “Ahora vamos a lanzar un nuevo plan de 10 viviendas solamente para quienes tengan lotes propios. Actualmente no tenemos terrenos para poder construir nosotros mismos. En función de lo que representará esa demanda, vamos a armar un esquema que permita financiación con una cuota accesible y reducir el tiempo de finalización de las viviendas. Hoy los programas que existen son a 30 o 35 años, nosotros intentamos que sea más reducido para quienes se muestren interesados”, destacaron.

Cáneva aclaró que ya iniciaron gestiones para quedarse con un inmueble, en el centro de la ciudad, y que se maneja como alternativa para un proyecto de departamentos en propiedad horizontal en el mediano plazo. “Hay tratativas firmes para quedarnos con ese terreno y comenzar con la iniciativa”.