Salud pública

Los enormes desafíos de un área considerada clave

 Retirada, desjerarquización, quita de derechos son expresiones frecuentes cuando se conversa con referentes del sector de la salud provincial y se caracteriza del desempeño del gobierno nacional. Entre ellos, se alza la voz del secretario Mario Imaz. Si bien la nota no es reciente y, ahí sí, se está tentado a acompañar la afirmación de que se trata de decisiones políticas estructurales que se intensificaron a medida que se fue desarrollando la gestión Macri, son cada vez más los ciudadanos que asisten a los hospitales, centros, salas de primeros auxilios y dispensarios, para prevenir o curarse. La pregunta sobre cómo se piensa contener esta demanda creciente con recursos globales que tienden a disminuir, anima la entrevista que sigue.
19-09-2018 | 18:15 |

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Para Imaz, el alto consumo de alcohol sigue siendo una de las máximas preocupaciones sanitarias. Foto: Gustavo Cabral


Mirador Entre Ríos
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“Desde que era residente tengo por cierto que la razón de ser nuestra, en tanto institución sanitaria, son los pacientes y eso corre tanto para las más modesta de las salitas de primeros auxilios como para el área central”, expresa Imaz, no sin agregar que “detrás de cada papel, hay personas, un problema sanitario o un trastorno que afecta a un ciudadano o a un grupo”.

Luego de reparar en que entiende al sistema sanitario como una red que integra los sectores público y privado, subrayó que “a la rectoría de las políticas la ejerce el Ministerio de Salud de la provincia”. Fue entonces cuando, al traspolar, adhirió a la posición del colectivo de titulares de carteras sanitarias provinciales que criticaron la decisión del gobierno nacional de desjerarquizar el Ministerio federal y transformarlo en una Secretaría. “Así como nosotros tenemos en claro que se trata de garantizar y de reponer derechos, estas decisiones de la Nación no deben ser entendidas sólo como la consecuencia de problemas técnicos coyunturales, económicos o financieros, sino como una expresión de la ideología que lo sustenta”.

–¿Hay algo que le preocupe especialmente?

–El contexto económico y social de exclusión creciente en el que debemos intervenir. Por un lado, los problemas laborales suelen derivar en afectaciones a la salud individual. Y, por el otro, no pocas veces, esas personas que portan semejante malestar proyectan todos sus conflictos sobre el profesional de salud que los atiende, generando un clima de violencia y tensión que empeora aún más las cosas.

En paralelo, se recargan los servicios públicos y deben reforzarse partidas presupuestarias para asegurar que se cubra la nueva demanda, en un entorno en el que las fuentes de financiamiento tienden a decaer.

Pese a este cóctel, nos hacemos cargo desde la provincia de la responsabilidad que nos toca, por pedido expreso del Gobernador.

–La caída del número de afiliados debe afectar también las posibilidades de las obras sociales. ¿No hay retrasos en el pago de los servicios que realizan los efectores públicos?

–En general lo que ocurre es que cubren una parte de las prestaciones o medicamentos, pero no el total de lo que necesita el ciudadano. Y el sistema público no excluye: aunque los convenios no lo contemplen, el servicio se le presta igual, porque se supone que la persona lo necesita. Pienso en medicación oncológica, prótesis, internaciones, por ejemplo con afiliados al PAMI, pero no únicamente. Y lo que queda después para el Estado es ver cómo se recuperan esos costos.

Un caso sintomático en el sector público es el crecimiento del número de embarazos de personas con y sin obra social: suele ser reflejo de la crisis. En el mismo sentido, quienes tenemos experiencia en los subsistemas público y privado podemos ver, como en panorámica, cómo cada tanto la gente va migrando hacia los hospitales.

–Con estas restricciones, ¿está asegurado el servicio?

–Sí, es una de las preocupaciones permanentes de la ministra, la licenciada (Sonia) Velázquez, que transmite a su vez la consigna del gobernador (Gustavo) Bordet. Ojalá que esta bola de nieve se detenga y que, por el bien de todos, recobremos la previsibilidad. Tenga en cuenta que las inversiones en salud con fondos propios han sido muchas, en infraestructura y equipamiento; gracias a ellas se han organizado y reforzado las regiones sanitarias, sus hospitales cabecera y la red que los constituye, para evitar al mínimo las derivaciones. Pero el valor del dólar encarece algunos insumos y, en otros casos, directamente no se proveen porque los mayoristas no saben a qué precio vender.

Para que tenga una idea de las proporciones, la provincia ha adquirido una veintena de ambulancias de alta complejidad y está por ocurrir lo propio con otra cantidad similar de vehículos para traslado. Mientras, de la Nación hemos recibido sólo cuatro de ambulancias, después de muchos reclamos y gestiones.

–¿Hay lugar para pensar en la prevención, en épocas de crisis económica?

–Es una obligación, en todo tiempo. La gestión apuesta fuerte a la atención primaria. No dudo en afirmar que es el recurso mejor invertido.
“Me preocupa que, en la Nación, Salud haya dejado de ser Ministerio y que, nuevamente, proyecten una película que ya vimos: transferencia de responsabilidades hacia las provincias, sin recursos específicos”.

Mario Imaz
Secretario de Salud

Perspectivas

Desde la pared, junto al retrato del Gobernador, a la misma altura, la foto en blanco y negro de Ramón Carrillo, referente del sanitarismo argentino, parecía seguir con singular atención la conversación.

“Son gestos, son mensajes”, subrayó Imaz, cuando ante una consulta puntual, aseguró que fue él quien resolvió instalar la imagen en un lugar preponderante. “Uno está acá por convicciones, más allá de que en la vida eso me ha significado más castigos que halagos”, agregó. Por propia iniciativa, el funcionario indicó que “hay una fuerte apuesta a la atención primaria”, que se manifiesta en numerosos programas para distintos sectores y grupos etarios, que encuentra un motivo de sano orgullo en el hecho de contar con “uno de los más extensos y completos esquemas” de vacunas, lo que constituye “un emblema de la prevención” porque protege al que las recibe y, también, produce un “efecto rebaño” dado que resguarda “a las personas con las que el vacunado se contacta y se evita la transmisión”.

En un aparte, el entrevistado no dejó de manifestar preocupación por una serie de indicadores vinculados a las Enfermedades Crónicas No Transmisibles, que son de larga duración, de evolución generalmente lenta y que representan una verdadera epidemia que va en aumento debido al envejecimiento de la población y los modos de vida actuales que acentúan el sedentarismo y la mala alimentación. “Dicen las estadísticas oficiales que en su conjunto son responsables de más del 60% de las muertes, 80% de las cuales ocurren en países de bajos y medianos ingresos”, aportó, al añadir que “las principales” son la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la enfermedad renal. Explicó Imaz que todas comparten los mismos factores de riesgo: tabaquismo, mala alimentación, falta de actividad física adecuada y consumo excesivo de alcohol. “En todos estos casos, al paciente hay que salir buscarlo porque muchas veces ni siquiera sabe que está enfermo”, completó.

Al panorama sumó “los accidentes de tránsito, homicidios y suicidios”, más allá de que hizo hincapié en los primeros. “Por lejos, es la más importante causa de muerte entre los 15 y los 25 años, a lo que debe agregársele las consecuencias muchas veces graves (cuando no mortales) por el no uso del casco en los motociclistas y, en general, por la presencia de sustancias consumidas, como drogas y alcohol, que suele estar presente en dos de tres accidentados”.

Imaz afirmó que otro “serio” problema sanitario son “las adicciones”, sobre todo “a sustancias que son enteramente legales, como el alcohol y el cigarrillo, en ese orden de importancia”, sin contar que “cuando se cae en drogas más peligrosas aún, encontramos que la puerta de entrada al vicio fue el consumo de alcohol”.

–¿Cómo se arregla, sólo con campañas de educación?

–Hay que apostar a la responsabilidad, pero también a los controles. No es razonable que si una persona se alcoholizó en un lugar determinado y, luego, protagonizó un accidente por ese consumo, el boliche o confitería no tengan nada que ver y el problema sea sólo entre particulares.

Estoy seguro que si hay fuertes sanciones al establecimiento, todos serán más celosos a la hora de controlar qué y cuánto expenden.

En Entre Ríos, rige la alcoholemia cero y, sin embargo, los accidentes de tránsito se suceden, especialmente los fines de semana, con marcada presencia del alcohol. Entonces, por una parte, hay que entender que uno se puede divertir sin necesidad de emborracharse y, del otro lado del mostrador, que el comerciante es responsable como lo es el intoxicado en otro plano.

Tomarse el pulso

“Cómo es la relación con los controles médicos a lo largo de la vida”, se quiso saber. El secretario de Salud, Mario Imaz, ensayó un cuadro de situación.

–Cuando se es niño es más habitual que haya un seguimiento cercano de parte del médico. Luego, se va abandonando. En la edad adulta, suelen regresar a la consulta las mujeres embarazadas. Y, con el paso de los años, hay un acercamiento de varones y mujeres porque empiezan a aparecer los achaques.

Desde los 25 años, sobre todo los hombres, no concurren a la consulta. Eso es una dificultad grave por las consecuencias que trae aparejadas. Los programas, justamente, buscan revertir eso, que es un problema, sin dudas.

Educación, esa herencia

Hijo de padre ferroviario y de madre ama de casa, Mario Imaz es un típico producto de la educación pública, junto a sus hermanos. “Desde bien abajo, mi papá hizo carrera en el ferrocarril, la empresa más importante de la ciudad en ese momento; no había terminado la primaria, pero sus ansias de superación lo llevaron a ser formador de trabajadores y evaluador también; llegó a escribir un libro con el que se ayudaba en las clases”, recordó. “No nos dejó bienes como herencia sino la posibilidad de estudiar en la universidad gracias al sacrificio de él y el sostén de su esposa, nuestra madre”, añadió.

El entrevistado está casado desde hace 36 años. Tiene dos hijos: uno es psicólogo; el otro, estudia Licenciatura en Turismo. “Pienso, como mi padre, que el mejor legado que dejaré es que mis gurises puedan tener una educación”, aseguró.

“Me preocupa que, en la Nación, Salud haya dejado de ser Ministerio y que, nuevamente, proyecten una película que ya vimos: transferencia de responsabilidades hacia las provincias, sin recursos específicos”, indicó, al aportar que “el compromiso del gobernador Bordet es no desentenderse de estas obligaciones para que los ciudadanos no pierdan derechos y tengan la oportunidad de realizarse como pudieron hacer nuestras familias”.

Formación itinerante

Oriundo de Concordia, Mario Imaz es médico, recibido en la UBA hace 35 años, más allá de que a los primeros palotes de la carrera de grado los hizo en Corrientes, en la Universidad Nacional del Nordeste. Desarrolló la residencia pediátrica en Eldorado, Misiones, y la de neonatología en Resistencia, Chaco.

Desde 1990 se desempeñó profesionalmente en su ciudad de origen. A finales de esa década, tuvo que ver con la puesta en funcionamiento de la terapia intensiva pediátrica en el hospital Heras; luego, ya como director de ese nosocomio, fue parte del traspaso de servicios de los hospitales viejos Heras y Carrillo al flamante Masvernat. Posteriormente, se desempeñó en la dirección del Masvernat. Y, en 2007, se convirtió en el secretario de salud de la Municipalidad de Concordia, durante dos períodos. Permaneció trabajando en la capital de citrus hasta finales de 2015 en que se sumó a la gestión de Gustavo Bordet como Secretario de Salud. De él depende ahora tanto la estructura de asistencia ante la enfermedad como la de educación y prevención, a partir de la llamada atención primaria.

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