Historias de vida detrás de los nuevos maratonistas paranaenses

Correr para estar mejor

Corredores que lograron su objetivo de completar una carrera de 42 kilómetros compartieron su testimonio con MIRADOR ENTRE RÍOS. Alcanzando las marcas previstas o no, se probaron así mismos que podían completar el trayecto a pesar de las dificultades. Hoy, van por nuevas metas, que exceden lo deportivo y alcanzan a sus otras actividades y a su entorno.
19-10-2018 | 17:56 |

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Luis Solanas, Alexia Angelino, Liliana Moroni, Iván Rossi, Julieta Barrios Paiva, Melisa Asensio y Facundo Reutemann exhiben su nuevo status: maratonistas. Junto a ellos, la entrenadora Viviana Paiva. Foto: Marcelo Miño



Luis Gómez

No todos los corredores llegan al alto rendimiento. Sin embargo, sigue creciendo el número de sedentarios que prueba iniciarse como runner.

Por moda, por curiosidad, para bajar algo de peso excedente. Son muchos los motivos que impulsan a personas de distintas edades, condiciones sociales o grado de instrucción a lanzarse a correr, aquello que resulta tan natural en la infancia.

En cada caso, hay un redescubrimiento del organismo y de sus potenciales, incluso de la fortaleza mental, que derivará en más o menos resultados.

En lo que va del año, unos veinte paranaenses han tenido su bautismo como maratonistas, al completar la distancia del atletismo que recorre 42 kilómetros y 195 metros. Es el mayor número en el registro de uno de los grupos de running más populares de la capital entrerriana, que se preparó en días de calor, frío o con lluvia, al amanecer, la siesta o con el crepúsculo.

En cada protagonista, hay una historia de superación personal y una decisión de mutar a un estilo de vida saludable conforme el mensaje del organismo se hizo evidente en cada individuo.

Con los brazos abiertos

Mirador Entre Ríos se encontró con varios de ellos y recogió sus testimonios sobre el cambio de vida que experimentan gracias a correr cotidianamente.

La entrenadora Viviana Paiva fue la anfitriona de su grupo de corredores, que revivió las sensaciones experimentadas recientemente en las principales competencias de la Argentina y Brasil.

“Mi proyecto consiste en preparar a personas para correr. Recibimos a todos, desde quienes se inician hasta quienes tienen condiciones avanzadas, y los ayudamos a lograr su objetivo”, se presentó.

“La intención es estar sanos y transmitir al entorno las sensaciones positivas que otorga este deporte”, completó, quien va por su maratón número 30.

Desde cero

Facundo Reutemann tiene 35 años y hace un año y medio que es parte de Viviana Paiva Integración Deportiva.

Acompañado por sus hijas Delfina y Mía, contó su historia: “Tres años atrás no hacía ninguna actividad física. Mi hermana y mi cuñado me animaron a venir, contándome que eran trabajadores que se hacían un tiempo libre para salir a correr y que el grupo te acompañaba a pasar un buen momento”.

“Al principio sentía dolores, pero gracias a la planificación empecé corriendo cinco y luego 10 kilómetros. Este año, me preparé tres meses para mis primeros 21K y lo logré en Rosario, luego de tres meses de preparación”, recordó.

“Convencí a otros chicos del grupo para correr la maratón de Buenos Aires y nos alistamos. Es dura desde la preparación misma, demanda cumplir con todos los entrenamientos y la alimentación, pero el momento cúlmine del proceso es la carrera”, prosiguió el consultor de empresas.

“Marché bien hasta los 25K y cuando empecé a tener problemas recurrí a los recursos mentales que nos enseñó Vivi: pensar en la familia, en los amigos, en los que estuvieron al lado y las veces que entrenamos en la adversidad. Los últimos 1.000 metros fueron de emoción pura, con lágrimas que brotaban y personas desde las dos aceras que te alentaban como si fueras Messi”, rememoró, con ojos vivaces.

A ritmo perfecto

Iván Rossi (46 años) se unió al grupo hace dos años tras dejar de fumar y empezar a alimentarse más sano con una única aspiración de correr cinco kilómetros.

Había jugado al básquetbol de chico, pero desde los 20 solo se dedicó a trabajar. En el running buscaba correr cinco kilómetros y controlar el estrés y el nivel alto de colesterol.

Hoy, flamante maratonista, reflexiona: “Es un esfuerzo grande, con una preparación muy dura, pero la instructora te va llevando con fe y ganas. Como se dice: ‘Son 30 kilómetros con los pies, 10 con la cabeza, dos con el corazón y 195 metros llorando’”.

“Estaba bien preparado, pero un mes antes me diagnosticaron una arritmia cardíaca y eso me ‘planchó’ anímicamente. Me hicieron estudios más amplios que arrojaron buenos resultados y así pude tener el alta médica”, alcanzó a decir antes de quebrarse.

“Corrí bárbaro, no tuve ningún percance. Sin calambres ni fatigas. Ahora quiero completar un par de 21K y el año próximo ir nuevamente a la maratón de Buenos Aires”, cerró, aún emocionado.

Como una más

Julieta Barrios Paiva tiene 22 años y es nada menos que la hija de la instructora. Sin embargo, es solo una parte del conjunto.

A pesar de una discapacidad en su brazo derecho, jugó 11 años al básquetbol y, luego de un año sabático, se inclinó por el running.

“Me costó al principio, pero este año me decidí a entrenarme para la maratón. Con el grupo se hizo llevadero, así que llegamos bien para la carrera de junio, en Rosario”, rememoró.

“Ese día hizo mucho frío y la llevé bien hasta el kilómetro 30. Cuando empezada a complicarse la situación, apareció Fernando (compañero rosarino, residente en Paraná) para acompañarme en bicicleta; luego, otros más se sumaron al aliento. De los últimos ocho kilómetros no me acuerdo mucho porque estaba muy concentrada en llegar”, destacó.

“Fue emocionante ver a mamá en la llegada y a los chicos del grupo. En lo primero que pensé fue en hacer otra maratón. Ahora también evalúo incursionar en carreras de montaña”, cerró, siguiendo, sin querer, los pasos de su madre.

Con el empuje grupal

Melisa Asensio (33 años) se integró hace casi un año, luego de observar la organización del Viviana Paiva ID en una carrera de aventura.

“Hasta allí, había corrido 21K y quería mejorar mi entrenamiento. Lo logré porque tengo la ventaja del compañerismo y la motivación permanentemente de la profe. Ellos me llevaron a probar hacer la maratón”, confió, al relatar su historia reciente.

Fue una de las que se diplomó maratonista en Rosario y con honores, pues la carrera tuvo como obstáculo extra el factor climático: “A pesar del frío y la lluvia, me sentí cómoda y llegué entera. Estaba bien entrenada y lógico que la muralla del kilómetro 30 se interpuso, pero confié en mi físico y llegué feliz”.

“El entrenamiento te quita tiempo con tu pareja, amigos y familia, y descanso los fines de semana. Pero todos saben que lo priorizo y valoro. Además, para eso también está el grupo, que tiene la misma sintonía”, resumió al referirse a las implicancias de la vida del maratonista.

Con más experiencia

No se bautizaron en Buenos Aires en septiembre, pero su testimonio refuerza al de los flamantes maratonistas. Son otros casos de paranaenses que eligieron el running como medio para sentirse mejor.

Buena praxis

Luis Solanas, por ejemplo, es médico cardiólogo y nefrólogo. También hizo actividad física (entre otras, atletismo) hasta que los estudios y la profesión pasaron a ser su prioridad.

“Comencé en el running hace dos años y medio y encontré en el grupo Viviana Paiva Integración Deportiva contención, experiencia y enseñanza. Vivi consideró mis características y me dijo que a los seis meses correría 42K y no le creí, pero así ocurrió”, recordó, acompañando con mueca risueña.

Tras completar su cuarto maratón mejorando su marca, dijo: “Esto se convierte en una adicción, porque necesitás correr cada día de tu vida”.
Luego, valiéndose de su formación profesional, Solanas aconsejó: “Es fundamental que quien se inicie esté guiado, porque la actividad pasa de ser una distracción a una actividad semiprofesional o, al menos, de compromiso. También hay que hacerse todos los controles médicos”.

Por último, destacando la heterogeneidad y acompañamiento del grupo, adelantó su próximo objetivo: “Hacer otra maratón, porque su sabor es único”.

Fortalecidos en la adversidad

Liliana Moroni, de 48 años, es una de las integrantes iniciales, hace cuatro años, y completó tres maratones. Las anteriores le dejaron sensaciones encontradas: en 2016 debutó en Rosario probando su valentía, ya que la carrera tuvo lluvia, frío y mucho viento; en el mismo lugar pero en 2017, con mejores condiciones, bajó su registro casi una hora.

A principios de año cruzó las fronteras y se fue a Río de Janeiro: “Fue una experiencia valiosísima, por el clima, el paisaje y la gente, que te alienta hasta con grupos musicales”.

“Este grupo comenzó siendo pequeño y hoy es numeroso, con cuatro días de entrenamiento y distintos turnos. Hay distintos niveles de corredores y disfrute del tercer tiempo. Nos incentivamos continuamente, haciéndonos sentir que las metas se pueden lograr”, destaca.
“Me gusta sentirme bien y correr me ayuda. Te sentís más sano y eso te lleva a tener una alimentación saludable. Los controles médicos anuales confirman esas sensaciones”, completó.

"Alexia Angelino (35) también lleva cuatro años en el grupo. Avanzó progresivamente desde los 10K y hace dos años dio el salto a los 42K.
“Es una distancia que me gusta, así que me quedo acá”, afirma, tras finalizar tres maratones."

Fue otra que debutó “bajo una cortina de agua” en Rosario 2016 y tuvo su revancha en el mismo lugar un año después.

Tras completar Buenos Aires 2018 acepta las consecuencias de ser runner: “Modifica tus relaciones sociales. Hay que salir a entrenarse, acostarse temprano, alimentarse sano. Hay personas que te cuestionan o cargan, pero los más cercanos siempre te apoyan y alientan”.
Fernando San (43) integraba un grupo de entrenamiento en su Rosario natal y, al trasladarse a Paraná por trabajo se encontró con sus pares de la zona de la Costanera.

“Había llegado hasta los 21K y Vivi me inclinó a hacer la maratón. Fue en mi ciudad el día de la famosa tormenta. Se presentó muy contraria, pero lo tomé como un desafío y la terminé”.

“La disciplina está presente en la familia, el trabajo y, obvio, en el deporte. Esto es una enseñanza de vida.
Uno se pone metas, como en el resto de la vida, y hay que cumplirlas”, explicó.

Dedicado a su compañera

Los integrantes de Viviana Paiva Integración Deportiva mencionaron que la maratón de Buenos Aires 2018 tuvo un condimento especial, ya que días antes una integrante del plantel, Florencia Solari, sufrió un accidente de tránsito que aún tiene a su salud en delicado estado.
La joven, que al cierre de esta edición estaba por ser trasladada al hospital Posadas de la Capital Federal, soportó varias intervenciones quirúrgicas y mantenía un cuadro general complicado, aunque había experimentado mejorías “gracias a su fortaleza física”, según coincidían los profesionales intervinientes.

Desde la agrupación se invita a la comunidad a estar atenta a nuevos requerimientos para colaborar con su salud y acompañar a sus familiares.

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