Sugieren incorporar hábitos saludables

Cáncer, un tema que merece una más sostenida atención

El hecho de que las estadísticas indiquen que la mayor mortalidad por cáncer en varones y en mujeres puede estar asociada a las condiciones de vida, justifica que MIRADOR ENTRE RÍOS haya entrevistado a la directora del Instituto Provincial del Cáncer, Claudia Enrique. Acaso estén a nuestro alcance algunas de las llaves que nos permitan sostener un mejor estar. El diagnóstico de la situación en Entre Ríos y la necesidad de articular con diversos actores, son dos de los organizadores de la charla compartida.
13-11-2018 | 18:27 |

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A Claudia Enrique le han encomendado empezar a formar los equipos del IPC. Foto: Gustavo Cabral


Mirador Entre Ríos

Una combinación de factores entre los que aparece la calidad de vida -el tipo de alimentación, los malos hábitos, el estrés y la falta de consulta médica periódica- llama la atención en torno a qué debe hacer el sistema de salud y qué podemos aportar cada uno ante una situación como la del cáncer que, a nivel nacional, tiene a Entre Ríos con estadísticas que la mezclan entre los territorios más afectados. Es verdad que existe cierta predisposición genética, pero si se atiende a que la mayor mortalidad por cáncer en varones continúa siendo los tumores de pulmón, colon-recto y próstata y en mujeres, los tumores de mama, pulmón y colon-recto, está claro que podemos ayudar a mejorar la situación, en un contexto en el que la ciencia avanza y las formas de detección y tratamiento de tumores tienden a ser más amables.

En ese sentido, a mediados de año, el IPC logró un acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, que se plasmó en cuatro convenios. Uno está referido al cáncer de colon, que incluye de parte de la Nación la provisión de los kids para el examen de sangre oculta en materia fecal, un método muy simple, que se puede hacer en el domicilio. La provincia debe completar el resto del proceso: cómo sigue la historia para aquellos cuyos tests dieran positivo, lo que técnicamente se denomina organizar la red de referencia y contra-referencia.

El segundo convenio tuvo como objetivo la incorporación de un test para detectar la presencia del Virus del Papiloma Humano, que puede devenir en la formación de un cáncer de cuello de útero. Vale recordar que, históricamente, se hizo prevención con el Papanicolau, pero desde que se comprobó que este tipo de cáncer está relacionado con la presencia de un virus, se incorporó esta técnica más específica y sensible de análisis.

El tercer convenio se relaciona con el Programa de cuidados paliativos, que tiende a mejorar la calidad de vida en personas para las que los tratamientos curativos ya no se pueden instituir. Se intenta tramitar, por esta vía, todos los aspectos relacionados con el dolor y el disconfort que pueden o no generarse producto de un cáncer.

El cuarto convenio firmado se vincula al cáncer de mama. En ese caso, la Nación no produce aportes específicos pero sí colabora con la validación de los mamógrafos, que es un aspecto central para que el dato resulte confiable.

“En un contexto en el que la Nación está dejando de reconocer los medicamentos y prestaciones para el cáncer, cobra particular valor que el IPC, a través de un equipo que integran también oncólogos clínicos, esté asesorando al Ministerio de Salud en la conformación del vademécum de drogas para los distintos tratamientos, que refleje la demanda en todo el territorio”, señala Claudia Enrique, titular del Instituto.

Momentos

La charla con Mirador Entre Ríos se escenifica en una dependencia de Salud vecina a la Secretaría, por calle 25 de Mayo, en un edificio que desde afuera parece una galería comercial pero que alberga también dependencias públicas, en un primer piso al que se arriba a través de metálicas escaleras.

–¿Las estadísticas ayudan a conformar un mapa del cáncer en el territorio?

–Las estadísticas en cáncer no son tan variables: no hay cambios sustanciales de un año para el otro. Es una enfermedad crónica que en general no se instala de modo irruptivo, por eventos extraordinarios. La emergencia de casos tiene que ver con condiciones de riesgo que, por lo corriente, están instaladas desde hace bastante tiempo y que van dejando su huella en la salud de las personas.

Los datos tampoco deben interpretarse buscando conexiones de corto plazo, no es como la gripe o el sarampión, por citar ejemplos cualesquiera, en la que el efecto está vinculado a causas más o menos recientes.

Puntualmente, hay información que aporta el Registro Poblacional de Tumores, que depende de la Dirección de Epidemiología. Cada tanto nos reunimos con el equipo de conduce Diego Garcilazo para interpretar adecuadamente los datos que se generan.

–La consulta tiene que ver con que cada tanto en la prensa aparecen denuncias de incremento de casos por el uso de glifosato…

–No voy a defender al glifosato porque es malo no sólo para el cáncer. Está claro que no es inocuo. Pero no estamos en condiciones de afirmar que exista una relación unívoca entre una cosa y la otra.

Al mismo tiempo, en nuestra forma de vida, hemos adoptado muchos materiales, repletos de insumos químicos altamente concentrados, que son veneno directamente y que, acaso, pasan desapercibidos porque la publicidad nos ayuda a mirarlos de otra forma. Pienso en los insecticidas pero también en muchos productos de limpieza.

–La presencia de la pastera en Gualeguaychú puede ser otro ejemplo…

–Ahí es más claro que hay un factor local que puede influir, masivamente. Hay estudios que se están realizando. Lo mismo en San Salvador y Villa Elisa, porque se presume que hay un aumento de los casos. Son situaciones que superan al IPC e involucran a la sociedad en su conjunto.

Contextos

-¿Avanzó la ciencia o empeoraron nuestras condiciones de vida para que los casos de cáncer hayan crecido?

–La ciencia avanzó muchísimo: los medios de detección y los tratamientos son menos invasivos y más sencillos de sobrellevar.

Pero sobre el número de tumores conviene tener en cuenta que también vivimos más. Eso conlleva un envejecimiento mayor del sistema inmunológico, que es lo que forma parte de la lucha natural contra el cáncer.

–¿Todos los tipos de cáncer son un problema para la salud pública?

–Los que representan un problema a esa escala son los más frecuentes. El cáncer de mama en la mujer, a la cabeza, tanto que es la principal causa de muerte producto de la enfermedad. El cáncer de colon está aumentando; antes se veía sólo en los varones y ahora ya tiene presencia marcada entre las mujeres. El cáncer de pulmón, producto fundamentalmente del hábito de fumar. Y, en el mismo renglón, el cáncer de próstata y de cuello de útero.

Para detectar en cuello de útero y colon hay métodos de tamizaje, no invasivos, indoloros, baratos (porque se aplican a amplios grupos de población asintomática), lo que permite detectar lesiones en etapas preinvasivas. En mama, con el estudio por imágenes, se hace diagnóstico precoz para dar con el nódulo cuando ni siquiera se advierte al tacto.

Rastrillaje

–¿En qué medida interviene también la disposición a realizase controles de parte de las personas?

–Influye, sí. Nosotros tratamos de hacer nuestra parte. En cáncer de cuello de útero hace tiempo que estamos trabajando. Tenemos un sistema informático que nos avisa qué mujeres se han hecho Papanicolau en la salud pública. Y si deben continuar con algún tratamiento, un equipo sanitario las busca y, muy profesionalmente, le plantean que tienen que seguir con los estudios y mejorar el acceso al segundo nivel. Eso nos ha dado buenos resultados.

En el plano más general, los agentes sanitarios desempeñan un papel clave, en terreno, recorriendo un sector de la ciudad que tienen censado desde el punto de vista sanitario.

–Por fuera del envejecimiento del sistema inmunológico al que ya se refirió, ¿qué conexiones puede establecerse entre el cáncer y el tipo de sexo, la condición social o el nivel de formación?

–Hay afectaciones a glándulas u órganos que son específicos de cada sexo. Pero los principales factores son el modo en que el sistema inmunológico se va degradando, las condiciones de vida y cierta predisposición genética, tal como se da en todas las enfermedades. Igual, podemos aproximarnos de otra manera al problema que me plantea…

–De acuerdo.

–Es difícil cambiar la información genética y las características generales de los sexos (aunque pueda cambiar la manera en que cada cual percibe la identidad sexual), pero hay otros factores sobre los que sí podemos intervenir: los hábitos. El consumo de cigarrillos y alcohol puede modificarse, ya se sabe; pero también otros: nadie duda ya de que la vida sedentaria, el exceso de peso y la obesidad ayudan a crear condiciones para el cáncer.

En ese sentido, hay que tener en cuenta que en una familia no sólo se comparte la genética, sino también las costumbres que, como tales, suelen naturalizarse y las vamos reproduciendo de manera no racional de una generación a la siguiente. Hay que preguntarse qué tan saludables son esos saberes y prácticas que nos atraviesan. Esto es clave para muchas enfermedades, no sólo para el cáncer: pensemos en la diabetes, los problemas de presión, los acv que pueden vincularse a la combinación de una vida sedentaria con malos hábitos alimenticios: desequilibrio en la dieta, comer con exceso de grasa o agregarle sal de más a las comidas.

Mapas de ONGs

Son numerosas las instituciones del tercer sector, de todo tipo, asociaciones, fundaciones, ligas, ONGs, que participan de diferente modo en la contención, asistencia, acompañamiento y apoyo hasta económico para personas con cáncer, sus familiares y amigos, pero también en la concientización y prevención temprana de las tantas formas que asume la enfermedad. Acaso la más conocida, por su trayectoria y porque está presente en una enorme constelación de localidades de todo el país, es LALCEC. Pero no es la única, por cierto.

Actualmente, el Ministerio de Salud, a través del IPC, está intentando relevarlas, desde una concepción que integra los sectores público, privado y el de las entidades sin fines de lucro. Naturalmente, hay mucho que hacer en materia de coordinación, para sacar mejor provecho de los esfuerzos individuales, tal como ocurre en otro plano entre los Institutos nacional y provincial.
Y, si bien por su propia naturaleza, las integrantes del tercer sector suelen incluir campañas de asociados, sistemas de padrinazgo o actividades benéficas para recaudar fondos, el Estado necesita tener completo este registro para achicar los márgenes de arbitrariedad ante la eventualidad de que decida conceder algún tipo de subsidio.

¿Qué es el CEMENER?

Ubicado a metros de la ruta 11, en Camino de la Cuchilla 595, Oro Verde, la Fundación Centro de Medicina Nuclear y Molecular Entre Ríos es una institución sin fines de lucro, que tiene operativo un equipo de especialistas que ofrece servicios de resonancia, tomografía, medicina nuclear, radioterapia y quimioterapia a pacientes que provienen de hospitales públicos, afiliados al Iosper y a PAMI, entre otras obras sociales y prepagas.

Producto de un acuerdo operativo entre la Comisión Nacional de Energía Atómica, el Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos, y el Gobierno de Entre Ríos, en CEMENER se dedica principalmente al diagnóstico, tratamiento y la asistencia profesional en la investigación de enfermedades oncológicas, cardíacas, neurológicas.

En la costa del Uruguay

El Centro Oncológico de Alcec funciona en Concepción del Uruguay desde hace años. Es, además de ejemplo de participación y cultura ciudadana, otro punto de referencia clave para tratamientos oncológicos. Recibe personas procedentes de la costa del Uruguay, de otras provincias como Chaco y Formosa, o de localidades de la República Oriental del Uruguay, tengan o no cobertura social.

En esa Asociación trabajan con dos aceleradores lineales. Ahora deben cambiar uno para mantener el nivel de calidad y eficiencia de su prestación, por lo que recibieron un aporte del Gobierno de Entre Ríos.

En paralelo construyen un hogar con mayor capacidad que el que actualmente está operativo, para pacientes y familiares. Hoy por hoy, albergan a 21 personas: el resto debe alquilar o alojarse en hoteles, con el costo extra que eso implica.

Factores asociados

El cáncer, junto con los trastornos cardiovasculares, la diabetes y ciertas enfermedades respiratorias severas (como el asma), integra el grupo de las enfermedades crónicas no transmisibles y comparte con ellas varios de los factores de riesgo asociados.

El cáncer se origina por la combinación variable de dos tipos de determinantes: el genético y el ambiental. Así, diferentes factores suelen presentarse en compleja interacción y estar involucrados en su desarrollo: la constitución genética, la exposición eventual o frecuente a una serie de factores ambientales tales como radiaciones, amplia variedad de químicos, agentes infecciosos, características de la dieta, circunstancias de índole cultural, social, laboral, ambiental, biológica, modos y estilos de vida.

Graficar el panorama

Un Atlas del Instituto Nacional del Cáncer provee datos sobre la mortalidad de los distintos tipos de cáncer por jurisdicción. De allí surge, por ejemplo, que a escala nacional la mayor mortalidad por cáncer en varones continúa siendo los tumores de pulmón, colon-recto y próstata; y en mujeres, los tumores de mama, pulmón y colon-recto. Se tiene por acreditado que el cáncer representa aproximadamente el 20 por ciento de la mortalidad del país.

El Atlas nos permite enfocarnos en distintas jurisdicciones. En Entre Ríos, para varones, hay altas tasas de mortalidad para cáncer de pulmón (33,6 por 100.000 habitantes), colon-recto (18,0 por 100.000 habitantes) y próstata (16,3 por 100.000 habitantes). Luego siguen, ordenados de mayor a menor: páncreas, estómago, esófago, riñón, laringe, hígado y leucemias.

Mientras tanto, en Entre Ríos, para mujeres, el gráfico luce sin tan claros predominios. Marcha al frente el cáncer de mama (17,7 por 100.000 habitantes). Le siguen, el de colon-recto (10,6 por 100.000 habitantes), el de pulmón (9,4 por 100.000 habitantes), el de cuello de útero (6,1 por 100.000 habitantes) y páncreas (6,0 por 100.000 habitantes). Luego, el de estómago, ovario, leucemias, de encéfalo y cuerpo de útero.

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