Sabina Melchiori
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En el pueblo de Irazusta viven unas 300 personas en la actualidad, está ubicado en la zona de campos altos cercanos a la divisoria de aguas. En los últimos meses ha sido noticia porque basta una lluvia de 60 milímetros para que al 70 por ciento de los vecinos se les meta el agua a la casa.
El viernes pasado funcionarios provinciales de Vialidad y de Hidráulica se reunieron en Irazusta para trazar un plan de acciones a fin de brindar una solución inmediata y definitiva.

Según explicó a Mirador Entre Ríos, Betina Hilt, presidenta de la Junta de Gobierno, la ubicación del pueblo hace que el agua quede retenida: “Nos costea el arroyo de norte a sur por el oeste y al otro lado está la vía. El arroyo se ensucia, se rompen los terraplenes y obstruyen el agua”. Ante cada inundación, ella se pone el problema al hombro y hace funcionar las motobombas con las que cuenta la Junta para acelerar la bajada del agua.

Precisamente, el domingo pasado, cuando se registraron 87 milímetros de lluvia, activaron las bombas a las 10 de la mañana y las apagaron recién a las 2 de la madrugada del lunes.
El arquitecto Marcelo Richard, quien está a cargo de la Unidad Ejecutora Provincial del Ministerio de Planeamiento de la provincia, explicó también que “el arroyo que atraviesa la planta urbana tiene problemas de embancamiento de su cauce lo que hace que el agua se derive a la trama urbana generando inundaciones. Hemos resuelto desde el Ministerio atender esta situación realizando la limpieza del arroyo”, y agregó: “Es necesario llevar adelante un estudio más profundo para encontrar la solución definitiva”

Tal como lo indicó el diputado nacional Juan José Bahillo, quien también estuvo presente en la reunión, Hidráulica y Vialidad, con sus distintas competencias, van a coordinar las acciones para llevar tranquilidad a los vecinos.

“En un mes nos hemos inundado cuatro veces y otras dos veces estuvimos a punto de inundarnos con el agua en la vereda, por eso ya dejamos todo levantado”, Oscar, vecino de Irazusta.

Plan de solución

El plan consiste, entre otras cosas, que Vialidad solucione la obstrucción que generan dos badenes, trabajar en la apertura de una calle pública y ejecutar obras que ayuden a favorecer el drenaje del agua en cunetas y con desagües internos en los puntos más críticos.

Por su parte, Hidráulica deberá ejecutar la excavación definitiva del arroyo Las Toscas de acuerdo a un proyecto integral de la zona; proyectar la defensa definitiva contra las inundaciones con su correspondiente estación de bombeo y reservorio; y estudiar la ejecución de canaletas transversales, aguas arriba de la localidad, con el objetivo de derivar caudales del canal adyacente a la ruta 51 hacia el arroyo y así evitar la entrada de dichos caudales al pueblo.

“El arroyo que atraviesa la planta urbana tiene problemas de embancamiento de su cauce lo que hace que el agua se derive a la trama urbana generando inundaciones”. Arquitecto Marcelo Richard. Encargado de la Unidad Ejecutora Provincial del Ministerio de Planeamiento de la provincia.

El desafío de los vecinos

Oscar y Nelly viven allí desde 1961 y, cansados de la situación, por primera vez están pensando en mudarse. “En un mes nos hemos inundado cuatro veces y otras dos veces estuvimos a punto de inundarnos con el agua en la vereda, por eso ya dejamos todo levantado, porque con 60 milímetros ya nos entra el agua”, aseguró Oscar, a Mirador Entre Ríos, mientras señalaba todos sus objetos, muebles y electrodomésticos colocados sobre caballetes a 50 centímetros del suelo.

Casi toda su vida ha vivido allí, en el pueblo donde conoció a Nelly. “Acá nos conocemos, somos pocos, es un lugar hermoso y tranquilo pero de esta manera no podemos vivir. Estamos pensando en irnos”, se lamentó la mujer.

La última vez, hace menos de un mes, el agua ingresó a su casa a las 9 de la noche y se empezó a ir a las 6 de la mañana. Ellos, ambos con más de 70 años, soportaron todas esas horas sentados en las sillas con las piernas elevadas esperando que bajara el agua. Después limpiaron apenas lo suficiente para descansar un rato, recuperar energías y empezar a sacar el barro.

“Hace dos meses, más no, que pasa esto”, dijo Oscar quien supone que sucede “por culpa del arroyo que está tapado” y porque la ruta 51 no se termina, “porque si se terminara, con los desagües y canaletas que se tendrían que hacer, el agua no entraría al pueblo”, indicó con seguridad.