Gisela Mesa
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Su trabajo ha estado identificado por sus ideales, y gracias a él también ha sido galardonada varias veces. El más reciente ha sido el Premio Meridiana 2015 en la modalidad de “Iniciativas en los medios de comunicación o publicitarios”, por el Instituto Andaluz de la Mujer de la Junta de Andalucía. Pasamos a conocer algo mejor a Pilar Aguilar, su visión de la vida y sobre el cine.

— ¿Quién es Pilar Aguilar Carrasco?
— Bueno, soy lo que he ido siendo y acumulando desde que nací: una niña de pueblo curiosa, inquieta, desconcertada por el mundo adulto (eran los años de la dictadura franquista); una adolescente problemática y angustiada que le buscaba un sentido a la vida; una joven militante antifascista, una exiliada, una profesora, una analista y crítica de cine y sobre todo, una feminista. Una mujer, ahora ya mayor, que sigue pensando que otro mundo mejor es posible y que debemos intentar ir hacia él.

— ¿Cómo se construye la imagen de la mujer en los medios de comunicación?
— Para empezar, se construye como ausencia. O más exactamente como complemento de otro ser. En efecto, en el cine que mayoritariamente se hace y se ve, los varones son protagonistas y los personajes femeninos son “algo que les sucede” a ellos. Los complementan, les aportan el capítulo erótico-amoroso, pero la verdadera pasión, el núcleo del relato se construye entre varones. Las mujeres son accesorias y carecen de entidad por sí mismas. Y este es un mensaje tremendo. Muy brutal y muy peligroso porque no se detecta, se asimila, sin más. Se naturaliza.

— A nivel mundial se está gestando una mirada nueva, la de mujeres en lucha, el movimiento feminista saliendo en las calles, haciendo oír su voz. ¿Qué opinás al respecto?
— Pues teniendo en cuenta que soy profunda y radicalmente feminista, ver que el movimiento de las mujeres se fortalece prácticamente en todo el mundo me alegra y me llena de esperanza aunque sé, por supuesto, que ni es oro todo lo que reluce ni el camino será fácil. Pero lo importante es que estemos decididas y seamos cada vez más.

— Hay toda una controversia de estereotipos marcados por el sistema donde los niños deben usar celeste y las nenas rosas, y se está viendo un cambio de paradigma donde no es así. ¿Qué te sugieren esos estereotipos?
— Los estereotipos son un corsé. Brutal. Pero mucho más para las mujeres, por supuesto. Quiero decir que sí, que los chicos también tienen que vestirse de azul y también se ven obligados a hacer determinadas cosas y a evitar otras, pero, para ellos, el campo de los posibles es infinitamente más vasto. Y ocupan la cara “selecta” e interesante de la humanidad. A nosotras se nos intenta siempre educar en la sumisión. Nuestro corsé es mucho más duro, pequeño y doloroso.

— ¿Cómo ves la construcción de los personajes femeninos en el mundo del cine?
— Pues como apunté más arriba, lo más tremendo es que esos personajes estén construidos como seres vicarios y secundarios, carentes de historia propia. ¿Cuál es la chica estupenda? Pues, para empezar la que es guapa (la exigencia de belleza para los personajes femeninos es muy tiránica) y, además de guapa, cumple su rol de personaje secundario. Eso es así en el cine que mayoritariamente se difunde, como dije antes. Luego, si entramos en análisis más finos, hay estereotipos que se repiten machaconamente, por supuesto.

— ¿Cómo debería el cine elaborar los personajes de manera que la igualdad sea un valor en el mundo audiovisual?
— Los personajes femeninos deberían tener tanto protagonismo como los masculinos. Es decir, habremos avanzado realmente cuando haya tantas películas y series interpretadas por mujeres como por varones. Esa es la clave para que, además, queden reflejadas la variedad de situaciones, tipos, caracteres, historias, etcétera, etcétera que conforman la realidad de las mujeres. O sea, no se trata de hacer personajes femeninos idealizados sino variados, intensos, interesantes, fuertes y débiles, valientes, apocadas, etcétera. A personajes que reflejen la riqueza del mundo y concretamente del mundo de las mujeres.

— ¿Qué opinión tenés al respecto sobre los femicidios en aumento que se están dando en Argentina, en España?
— Desconozco los datos de Argentina y, por lo tanto, no puedo opinar. En España no han aumentado los asesinatos de mujeres desde que se contabilizan con cierto rigor, es decir, desde hace una quincena de años. Lo sorprendente es que, a pesar de la ley y a pesar de los esfuerzos por erradicar la violencia machista, esta sea tan pertinaz y estable, lo cual significa que el patriarcado tiene raíces muy profundas en nuestra sociedad. Que, como dije antes, el feminismo avanza, pero el machismo está muy enquistado y es muy difícil de eliminar. Aunque yo soy optimista, no bobamente optimista. Creo que la lucha siempre produce frutos y que lo que no produce nada es quedarse cruzada de brazos. Pero la lucha será larga.

“Ni es oro todo lo que reluce ni el camino será fácil. Pero lo importante es que estemos decididas y seamos cada vez más”.