Eugenia Delorenzi
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Enrique ‘Quique’ Sobral nació en Gualeguaychú. Se formó como cocinero en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) de Buenos Aires, para luego perfeccionarse en El Bulli Hotel de Ferran Adriá (Sevilla, España). También se capacitó en la Cave (Centro Argentino de Vinos y Espirituosas) junto a su profesora María Barrutia (cocinera y sommelier reconocida en Argentina y a nivel internacional) y fue productor de nueces pecan en la ciudad entrerriana de Villa Mantero.

Junto a su esposa Floppy Martino, que es periodista, son los mentores de “Bajo Llave 929”, una iniciativa que consiste en concurrir a restaurantes a puertas cerradas o en casas particulares de los propios cocineros profesionales.

Quique y Floppy encararon el armado del “Proyecto Mesopotamia”, con el cual, tras una experiencia de cocina junto a Alex Atala –creador del doble estrella Michelín DOM-, entre enero y marzo de 2019, apadrinados por los chefs Fernando Rivarola y Gabriela Lafuente, recorren distintas ciudades de Europa llevando la historia y la gastronomía de Entre Ríos, Corrientes, Misiones y Chaco a Madrid, Barcelona, Sevilla, Jerez de la Frontera (España); París y ciudades de Italia.

Sobre el proyecto

En diálogo con Mirador Entre Ríos, Sobral contó sobre la experiencia que están viviendo. En relación al proyecto que llevan adelante, Quique explicó: “Proyecto Mesopotamia es un concepto de trabajo gastronómico conjunto entre cocineros, productores y pescadores artesanales de la región mesopotámica argentina. En la riqueza de los ríos y los suelos vive el espíritu de un proyecto que busca promover la creación de platos a base de productos de estación, propios de una región con personalidad definida”, y agregó: “El potencial de la gastronomía mesopotámica encuentra su impulso en el esfuerzo conjunto entre productores y cocineros que entienden que la puesta en valor de los productos autóctonos es la clave para el crecimiento de una región inmensamente rica en sabores y colores únicos”, detalló.

Proyecto Mesopotamia cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, la Secretaría de Producción de Concepción del Uruguay y la Comisión Administradora del Río
Uruguay, quienes facilitan el acceso a distintos emprendimientos productivos de la región para poder trabajar en conjunto.

Un viaje que les abrió muchas puertas

Durante su periplo por el Viejo Continente, Quique Sobral y su mujer vivenciaron experiencias únicas: “Dentro de lo que es Europa recorrimos Madrid, Andalucía, Cádiz, Jerez de la Frontera y Sevilla. Luego Barcelona y después París en Francia y ahora en Roma. Nos pudimos reunir con el Consulado de Barcelona y con la Embajada de Roma, con los que pudimos generar muchas charlas para trabajar en el futuro”, detalló Quique.

Por si fuera poco, la pareja tuvo un encuentro con el Papa Francisco. “Yo no podía creer y hasta que no me encontré con Francisco no puse los pies sobre la tierra y lo creí. Nos recibió, pudimos hablar unos diez minutos con él. Le entregamos el proyecto, le contamos un poco de dónde veníamos y qué fue lo que recorrimos. Nos dio su bendición”, comentó el chef.

El entrerriano también detalló que “después nos dieron un recorrido por el Vaticano al que pocos tienen acceso, y pudimos charlar con el secretario del Papa y coordinar un próximo encuentro, que de ser factible, sería el de poder cocinar dentro del Vaticano”.

Lo recorrido hasta hoy

Sobre lo que va del recorrido, Quique explicó: “La gran mayoría de los trabajos que llevamos adelante en España, fue de brindar en institutos gastronómicos demostrando todo lo que es la cultura gastronómica que tenemos en el litoral argentino, en la Mesopotamia específicamente: tanto lo que es Misiones, Corrientes, Entre Ríos mostrando lo que es la yerba mate, la mandioca, las mieles de la isla, mostrando agua de las Cataratas. También trabajamos mucho haciendo tragos a base de yerba mates”, ejemplificó.

Consultado por la realidad con la que se encontraron, contó: “Prácticamente lo que conoce el europeo de Argentina es la carne, el chimichurri, la empanada y como mucho el mate o el dulce de leche, y es un punto y aparte. La Argentina es tan grande, que la verdad tenemos mucho para mostrar. Obvio que somos mesopotámicos, somos entrerrianos, estamos orgullosos y nosotros lo que mostramos son los productos de toda nuestra región”, sostuvo.

Una brecha más que sólo gastronómica

El cocinero entrerriano destacó que tuvo la oportunidad de vivir tres años en Sevilla. “Lo que observé es que los españoles, por ejemplo, están al menos 60 años adelantados a nosotros, en tecnología, en información. Pero hay que comprender esto que es entendible, que uno no se tiene que empezar a desesperar porque hace muy poquito fuimos descubiertos, o conquistados y hace muy poquito fuimos independizados de los españoles y no podemos pretender que una sociedad tan nueva llegue a compararse con un viejo continente que tuvo un crecimiento y una maduración gastronómica y cultural mucho mayor”, analizó y añadió: “Nosotros primeros tenemos que empezar a defender nuestros productos y a partir de ahí encontrarnos con un buen trabajo en lo gastronómico, en lo turístico, en la producción. El español está ansioso por conocer nuestros productos pero hay una falla que no sabemos cómo difundir nuestros productos”.

Los proyectos a futuro

“Estuvimos en la embajada de Roma. La idea es llegar a mostrar los productos de la Mesopotamia. Ellos nos han dado una mano grande con periodistas y funcionarios que quedaron encantados con el proyecto. Si es factible la idea es volver este año para los eventos que realiza el consulado y también trabajar desde el Vaticano”, explicó Quique y adelantó: “La idea nuestra también a futuro no es solamente viajar por Europa, sino que queremos compartir nuestros productos dentro del país”.