Matías Kovalsky

En el año 2016, concluyó en Sionista una etapa única en su historia. Casi veinte años de gerenciamiento hicieron que la estructura del básquet estuviera manejada a la conveniencia exclusiva del profesionalismo y sus intereses.

El constante reclutamiento en las categorías juveniles hizo que muchos de sus socios y jugadores de la institución se alejaran en busca de un marco contenedor.

Pero el descenso del plantel profesional y la posterior desaparición de la franquicia, provocó una obvia deserción de aquellos jugadores que habían arribado con el claro objetivo de ser profesionales. El desafío para la institución de calle Carbó había cambiado. Debían los dirigentes volver a las raíces, para rearmar sus equipos en todas las categorías.

Trabajo y dedicacion

Así, Sionista comenzó a participar de los torneos locales sin contar con los equipos rutilantes de los últimos años, formados en su totalidad por jugadores reclutados provenientes de todos los rincones de Argentina. Con trabajo y dedicación, logró ser campeón de la Liga 2 en el torneo Dos Orillas 2018. De esta manera se encontró con un ascenso que no formaba parte de los planes institucionales. Alejandro Trevesse, entrenador del primer equipo explicó que: “Para mucha gente sorprende esa decisión, pero hay muchos factores que nos llevan a esto. Nuestro gran objetivo era hacernos fuertes en el ámbito local”.

Además, Sionista tenía en sus planes una remodelación en la cancha que focalizó gran parte de la fuerza dirigencial en ese objetivo. “No pudimos hacer una pretemporada con básquet, los muchachos corrieron hasta hartarse, pero la realidad es que no estábamos listos para afrontar una competencia como el Dos Orillas en estas condiciones”, aseguró el entrenador.

Primero los pibes

Todo lo que logró Sionista en la campaña del ascenso, va más allá del resultado. “La idea siempre fue foguear a chicos del club, jugar con un plantel netamente amateur y sentirnos competentes con la categoría, se nos iba a hacer muy cuesta arriba todo esto mientras semana a semana nos tocaba enfrentarnos a los mejores de Paraná y Santa Fe”. Agregó el Caru.

La pretemporada 2019 ha sido complicada para la institución, sin una cancha para poder hacer ejercicios de básquet, los jugadores pasaron más de 4 semanas corriendo y trabajando sólo en la parte aeróbica. “Tuvimos que trabajar mucho desde lo mental para que los muchachos no se caigan, para ellos es importante tocar la pelota. Estamos atrasados en cuanto al resto de los equipos y sé que una parte de la pretemporada la tendré que transitar durante los primeros partidos del año”.

El objetivo para el 2019 es similar al de años anteriores. En las inferiores se busca crear un marco
de contención pero con grandes profesionales que desarrollen a los chicos. “Soñamos con tener a 2 o 3 chicos jugando en la primera del club para el segundo torneo. Después en cuanto a resultados, la idea es mantenernos donde estamos aunque nunca sabemos. El año pasado nos encontramos con un ascenso que no nos imaginábamos”.

El trabajo formativo

“Internamente creíamos que si jugábamos la Zona 1, podíamos perder a muchos jugadores que regresaron por amor al club”, dice el DT.

Sin la estructura profesional, a Sionista le cuesta todo mucho más. “La cancha necesitaba una remodelación urgente. Un arreglo de esa magnitud le costó mucho tiempo y dinero a la institución, estuvo con sus puertas cerradas durante todo el verano. La vamos a disfrutar por muchos años”.

Lo cierto es que la mirada institucional ya no está puesta en el profesionalismo, se ha vuelto al trabajo formativo y el proyecto ahora es que los socios del club vuelvan a empoderarse del básquet, área que se había alejado un poco de aquellos que siempre amaron la camiseta, pero que hoy pueden recuperar.