Víctor Ludi

La palabra coaching ha ganado terreno y es cada vez más escuchada. Se la suele oír en distintos escenarios, ya sea en una situación de la vida cotidiana o en una esfera laboral. Y si bien esta tendencia, que comenzó en Estados Unidos y luego llegó a Europa, ha ganado una gran cantidad de adeptos y crece día a día en Argentina, muchas veces no queda claro de qué se trata. Es por eso que la primera pregunta que surge cuando la escuchamos nombrar, es ¿qué es el coaching?

Algunos expertos lo definen como un proceso de entrenamiento y aprendizaje que ayuda a obtener resultados en la vida, profesión, empresa, con el cual se puede profundizar un conocimiento, aumentar el rendimiento y mejorar la calidad de vida.

Si bien la utilización de esta técnica se percibe mayoritariamente en el núcleo empresarial, al conocerse que los resultados suelen ser exitosos, la tomaron desde otros ámbitos, entre ellos el deporte.

En Paraná el gimnasio Calavera Team Boxing -donde se practican diversas disciplinas de combate-utiliza el coaching desde finales del 2018, con el objetivo de elevar el rendimiento de sus peleadores. Nadia Freyre, quien es Técnica Superior en Gestión de Recursos Humanos y realizó un diplomado en coaching deportivo en Rosario, asiste al gimnasio como practicante de kickboxing y, además, se desempeña como coach de los alumnos.

Para dar a conocer esta actividad, el pasado 20 de febrero Freyre estuvo a cargo de un taller gratuito y abierto en el que se habló del coaching y sus beneficios para obtener un mayor rendimiento deportivo.

“Fue una charla abierta, a la que asistió gente de distintos gimnasios donde se practican deportes de combate. El primer tema que se trató fue sobre lo es el coaching en líneas generales, como disciplina, arte y estilo de vida. Después se enfocó en el coaching deportivo y cómo se aplica; qué beneficios tiene, qué propone y aporta. Por último, se explicó qué es un coach y qué función tiene en el ámbito deportivo”, comenzó su diálogo con el Mirador Provincial y luego profundizó: “algunos lo definen (al coaching) como una disciplina, una filosofía o un arte, ya que es un estilo de vida que propone trabajar sobre uno mismo para poder ayudar al otro. La mente es una parte muy importante de nuestro cuerpo y es bueno entrenarla para encontrarnos con nuestra mejor versión. Y para ello está el coach, que es un espejo de la otra persona a través de una conversación, en la que reconoce al coachee (el paciente) con sus creencias, forma de vida, experiencia y recuerdos. El coach nunca le va a decir a la otra persona qué es lo que tiene que hacer o qué no, sino que le permite encontrar todas las herramientas que posee para poder mejorar. El trabajo es mediante un diálogo con preguntas, pero la respuesta la encuentra la otra persona internamente. Por eso se dice que es un estilo de vida, ya que la carrera cuenta con un primer año de autoconocimiento, para después sí saber cómo trabajar con otro”.

Además, Nadia aclaró que para que el coaching tenga éxito debe haber un contexto favorable. “Hay una premisa que es que no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado, porque la persona tiene que estar abierta y predispuesta. Es normal que durante el proceso, sobre todo cuando se empieza a trabajar, existan dudas sobre la efectividad o no del método, pero si hay buena predisposición es más fácil cumplir el objetivo”.

El rol en el deporte

“El coaching aplicado al deporte parte desde entender que cualquier deportista, por más que sea de elite, sobre todas las cosas una persona y puede tener problemas como cualquiera. Un atleta puede estar súper entrenado en el aspecto físico, táctico y técnico, pero si la mente no está ejercitada y al momento de la competencia se encuentra sin confianza, es muy posible que no le vaya bien. Es lo que llamamos una profecía autocumplida, porque la persona cree inferior y termina perdiendo el desafío. Lo que la mente cree el cuerpo lo crea, y esta ejercitación busca sacar el máximo rendimiento del deportista fortaleciéndole la mentalidad y confianza en sí mismo”, detalló sobre los objetivos del coaching deportivo, para continuar explicando que “es un trabajo con el que el deportista va descubriendo todas las capacidades, recursos y herramientas con las que cuenta para elevar al máximo sus potencialidades. A su vez, van conociendo cuáles son sus pensamientos negativos, miedos o bloqueos que impiden que el rendimiento sea el óptimo y se trata de ir eliminándolos poco a poco”.

Pero, más allá de cualquier explicación teórica, esta metodología de trabajo tiene éxito cuando logra plasmarse con resultados sobre el terreno. En el caso de Nadia Freyre y sus coachees, sobre el ring. “Me tocó trabajar con un chico del Calavera Team Boxing –contó-, que compite en kickboxing. Él realizaba bien los entrenamientos, técnicamente era correcto y no le costaba hacer la dieta correspondiente, pero cuando se subía al ring se bloqueaba y no podía desempeñarse como lo hacía en los entrenamientos. No disfrutaba la pelea porque sólo atinaba a cubrirse y, de vez en cuando, tirar algún golpe. Para ver un cambio significativo se necesita un trabajo de aproximadamente dos meses, pero con él hicimos un experimento súper rápido, de solo dos semanas previas a un combate, y hubo una clara mejora. Si bien el resultado no fue el deseado, aquella vez sí disfrutó de estar sobre el ring y se lo vio mucho más confiado en sus capacidades, animándose a soltar las manos. Es una mejora que vamos acentuando”.

Por último, explicó cuál es la organización del trabajo para la presente temporada en el gimnasio sito en pasaje Gorriti de la capital entrerriana: “Tenemos un plan anual para quienes realicen cualquiera de las actividades que se practiquen. Estas personas puedan acceder a los talleres y charlas grupales que les brindamos, en los que se trabajan distintos aspectos y se les da ejercicios prácticos para que los realicen solos. También están las sesiones de conversación personal, pero solo cuando es necesario”.

La mirada desde el rincón

Nadie conoce mejor a un peleador que su propio entrenador. Son los técnicos quienes saben cuáles son las virtudes de sus pupilos que deben potenciar y sobre qué defectos trabajar para intentar corregirlos. Por ello, se le consultó a Marcos Moyano, director del Calavera Team Boxing, sobre cómo ve a sus discípulos desde que complementan su entrenamiento con sesiones de coaching deportivo. “Desde que se incorporó Nadia al equipo, fui notando que los alumnos han mejorado su predisposición para trabajar y están más receptivos a los nuevos ejercicios ya que captan más rápido lo que se les pide en determinados trabajos. Además, afrontan con más confianza los distintos desafíos que surgen en cada entrenamiento y tienen un diálogo mucho más fluido, tanto conmigo como entre ellos mismos. Al estar bien mentalmente, con más confianza, rinden mucho más. También se nota que cuentan con una mayor capacidad para resolver los inconvenientes que surgen en cada práctica, sobre todo los que les generan sus propias cabezas. Considero que es un acierto el haber acercado al gimnasio un complemento tan importante para los peleadores”, aseguró el DT.

Antecedentes

Técnicas similares se utilizaron en la antigua Grecia, donde Sóctates, a través de su método la mayéutica, promovía el diálogo con sus discípulos para llegar al conocimiento.

Mucho más cercano en el tiempo, a mediados de la década de 1970, el estadounidense Timothy Gallwey, un autor aficionado al tenis, se dio cuenta de que el peor enemigo de un deportista era su propia mente y desarrolló una serie de libros para ayudar a superar bloqueos y obtener así un mayor rendimiento.

No obstante, el modelo de coaching moderno se le atribuye al también norteamericano Thomas Leonard, quien se encargó de adaptar los métodos de Gallawey para aplicarlos a la vida diaria, fusionando conceptos empresariales, psicológicos, filosóficos, deportivos y espirituales para crear un proceso ayudara a la gente en alcanzar sus metas.