Víctor Ludi

El domingo 24 de marzo se puso en marcha la actividad oficial para los equipos que participan del certamen de elite, en la rama masculina, de la Asociación Paranaense de Fútbol de Salón (APFS). Y el 2019 salonero comenzó de la misma manera que finalizó el año pasado: con polémica. Días previos al inicio del nuevo certamen, desde el ente que regula el futsal en la capital entrerriana se anunció que se le otorgaría el título de campeón anual al Club Social y Deportivo Español.

¿Por qué polémico? Porque, a diferencia de ediciones anteriores, no se disputó la final entre los ganadores de los dos certámenes de cada temporada, sino que se le adjudicó el título directamente al equipo Rojo. En circunstancias normales, este galardón debería haberse disputado con un partido único entre Español, campeón del Clausura 2018, y La Salle, ganador del Apertura 2018.
¿Y cuál fue la razón? Todo remite a la noche del domingo 2 de diciembre del 2018, cuando se jugó la final del campeonato Clausura entre, justamente, Español y La Salle. Aquella jornada en el estadio Humberto Pietranera del Club Atlético Olimpia terminó de la peor manera.

¿Qué ocurrió? Faltando apenas 54 segundos para que el partido finalice, con el resultado 3-2 a favor de Español, el arquero del conjunto Naranja, Leandro Fernández, le cometió una fuerte y malintencionada falta a un rival, lo que provocó que los suplentes del conjunto adversario reaccionen y esto dio inicio a una riña en la que se involucraron gran parte del plantel lasallano y que culminó luego de unos minutos, con el cotejo suspendido.

Tres días después al bochorno ocurrido dentro del rectángulo de juego, la APFS anunció que daba como finalizado el encuentro, sin modificar el marcador, por lo que Español se consagró campeón. Hasta allí, la determinación tomada obtuvo un consenso casi unánime en el mundillo del futsal paranaense, que en su gran mayoría aprobaba la decisión.

Pero la primera gran polémica se conoció un par de semanas después, luego de que se conocieran las sanciones aplicadas por el Honorable Tribunal de Disciplina y Ética Deportiva de la APFS, que penó con duras sanciones a quienes estuvieron involucrados en la batahola (en su mayoría integrantes del plantel de La Salle), que oscilaban entre los 16 partidos y los cuatro años de suspensión.

Pero entonces… ¿por qué polémica? Porque más allá de la pena individual que recibió cada jugador involucrado, no hubo una sanción al equipo como sí ocurrió hace más de tres años atrás con un episodio similar. En julio del 2015, los equipos de AATRA III y Fundación Convivir de Santa Fe se enfrentaron en un partido correspondiente a la última fecha de la fase regular del campeonato de segunda división y también se produjeron incidentes entre los planteles –aquella vez la pelea fue generalizada, mientras que el año pasado los jugadores de Español casi no respondieron a las agresiones sufridas-.

En esa ocasión, además de sancionar con rigurosas penas a los jugadores informados, se descalificaron a los equipos de dicha competencia (AATRA III estaba clasificado a los playoffs y su lugar lo ocupó otro elenco) y, también, se procedió a que ambas instituciones pierdan su lugar en la categoría, haciéndolos descender directamente a la división C para la siguiente temporada.

Aquel castigo generó controversias, ya que marcó un insoslayable precedente en el futsal paranaense y, ante hechos de similares características, quienes llevan varios años ligados a la disciplina esperaban una sanción similar para La Salle -el equipo más ganador de la historia de la APFS-, que, más allá de las suspensiones a sus jugadores, finalmente nunca llegó.

Sorprendido por la incoherencia del fallo, Mirador Entre Ríos se comunicó con Norberto Espinosa, integrante del Honorable Tribunal de Disciplina y Ética Deportiva, quien aclaró que “el tribunal actuó de acuerdo al informe arbitral y aplicó las sanciones a los jugadores involucrados en el incidente. Todo lo que tiene que ver con desafiliaciones, descensos y demás, es un área que le corresponde al Comité Ejecutivo. Fueron ellos quienes aprobaron las suspensiones y decidieron que no haya otra sanción”.

Entonces, al profundizar la investigación, se llegó a los integrantes del Comité Ejecutivo. El contactado fue Jorge González, quien se desempeña como secretario de la Asociación -mismo cargo que poseía en 2015-, quien no se explayó demasiado al respecto: “En 2015 la sanción fue tomada en conjunto por el Tribunal de Disciplina y el Comité Ejecutivo. En este caso, se decidió no mandar al descenso a ninguno de los equipos afectados por un pedido de la gente, ya que lo consideraban poco justo”.

Ante la consulta de la diferencias de criterios para castigar un caso y el otro, el argumento del dirigente fue que “cuando ocurrió la pelea entre los jugadores de AATRA y el equipo santafesino la comisión directiva era otra (NdeR: en aquel entonces el presidente de la APFS era Rodrigo Duarte y en la actualidad la máxima autoridad es Rubén Favrat)”.

A pesar de la explicación de González, en el ámbito salonero se menciona por lo bajo que La Salle cuenta con un mayor peso que otros equipos y que hubiese sido una utopía pensar que lo hubieran mandado al descenso por una pelea, más allá del precedente que existía. Algunos también aseguran que el impedir que La Salle y Español vuelvan a enfrentarse una final, en este caso la anual, fue una simple estrategia para calmar un poco un ambiente que ya estaba bastante tenso.
Lo que quedó claro, más allá de los rumores y conjeturas que daban vuelta en el mundillo de la APFS, que la del 2015 y la del 2018 fueron dos peleas que se midieron con distintas varas.