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21-02-2018
La experiencia de Radio Club Santa Fe

Radioaficionados: pasión por la red social donde se habla, oye y ayuda

Radioaficionados: pasión por la red social donde se habla, oye y ayuda
En la ciudad de Santa Fe hay unos 300 radioaficionados, que usan la banda abierta para comunicarse con otros. Conectan sus aparatos y empieza el ritual: charlan de la vida, de gustos en común, de deportes, con gentes de todo el mundo. Por fuera de Facebook o Instagram, el rescate de una práctica antigua que le sobrevivió a las apps y sirve de ayuda durante emergencias.

Luciano Andreychuk
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“Aquí no se puede hablar de política, ni de religión ni hacer publicidad. Está prohibido por reglamento; el que incumple es sancionado”, dice don “Rodo” Forni, octogenario el hombre, mientras mueve la perilla del aparato de transmisión con sus dedos llenos de tantas arrugas que se salieron de cauce cutáneo. La sala es sencilla pero acogedora. Hay carteles con códigos de comunicación con otros países, una bandera argentina y un cartel de Radio Club Santa Fe, orgulloso ahí puesto.

Los aparatos de radio se pusieron sobre la mesa como invitados de lujo al convite. Tienen varios años, pero son de los más nuevos, y son caros. Cuatro radioaficionados se sientan y hablan y hablan porque cultivan ese hobby, la radioafición, y de eso se trata: de hablar. La oralidad es quizás la primera ingeniería natural desarrollada por la evolución humana. Pero también saben escuchar: callan y prestan atención ante cada pregunta.

En esa salita no habitan ni la tiranía de la imagen dinámica o estática ni el texto escrito ni los trolls (los provocadores) ni los stalkers (los espías), como sí están en Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat y vaya a saber uno cuántas otras redes sociales parió la era digital. Se dice que no hay forma de que esa red social de radiocomunicaciones se caiga, colapse.

“A ver che, para que se entienda: un radioaficionado es una persona a la que le gusta hablar por radio. Nosotros formamos una especie de red social donde nos dedicamos a hablar con otras personas, aquí en la ciudad o la región en bandas cortas, y después con personas de otras partes del mundo, a través de bandas largas, y a ayudar en situaciones de catástrofe”.

A la definición la da Carlos Sabater, presidente de Radio Club Santa Fe. A su lado está Romina (24), su hija, que desde los 14 es radioaficionada gracias a su padre; Rodolfo “Rodo” Forni, de 87 años, y Andrés Cetta, de 30. La variedad de edades muestra que en la radioafición no hay límites generacionales: sólo alcanza con querer hacerlo. En la ciudad de Santa Fe hay casi 300, y en Rosario unos 600.

Cómo es el sistema
Los aparatos de radio se valen de las frecuencias de banda abierta. Tienen un micrófono y un parlante incluido para escuchar. Están conectados a una antena exterior —en el techo de la sede de Radio Club— que es el corazón de todo: por ahí se disparan o reciben las transmisiones. “Funciona como si fuera un handy (radioreceptor y transmisor de mano), como los que usan la policía”, gráfica uno de los fanáticos de esta otra red social.

Las bandas abiertas están divididas en porciones, y en ciertas porciones pueden operar los radioaficionados. Un radioaficionado debe tener licencia para poder operar este sistema, sí o sí. “Efectivamente, hablar de política, de religión o publicitar productos (compra y venta) está terminantemente prohibido por reglamentación: quien lo haga puede perder su licencia”, subrayan Sabater y Forni.

“Esa reglamentación —agregan— también nos dice que somos Reserva de Comunicaciones de la Nación. Debemos tener nuestras estaciones siempre preparadas para, en casos de emergencias, colaborar con las instituciones estatales. Eso nos pasó en la inundación en Santa Fe en 2003: las únicas estaciones de radio operativas fue la de la emisora LT10 y la de Radio Club
Santa Fe”, recordó Forni (ver aparte).

Por la onda corta (HF), que tiene un alcance bajo, la radiocomunicación puede llegar desde Santa Fe hasta Ushuaia. Con la banda larga un radioaficionado puede ponerse a hablar con alguien de España o Japón, por ejemplo. “Hay otros factores: esto último depende de las condiciones climáticas, los ciclos solares, los tipos de equipos”, agrega Sabater.

De qué hablan
Excepto esos tres tópicos prohibidos, los radioaficionados hablan entre ellos de todo. “Yo a veces me engancho en conversaciones sobre cualquier cosa. Mis charlas son cortas en general”, confiesa Cetta con timidez trémula. El que no tiene nada de tímido con 50 años de experiencia en radiodifusión es “Rodo” Forni.

Cuenta el experimentado hombre: “Por ejemplo, alguien pregunta del otro lado del aparato: ‘¿Qué te gusta a vos?’. ‘La mecánica’. ‘Ah, regio, a mí también’. Ahí empieza una comunicación. Y así pasa con temas de geografía, de cultura, de música, qué se yo. De fútbol se habla poco, porque es un tema que siempre termina en discusión, viste...”.

“La tormenta de febrero de 2015 nos tiró aquella antena que ves allá. ¿La ves? Pero salimos adelante con otra antena”, recuerda el presidente señalando con el índice a través de la ventana de la sala. Radio Club Santa Fe tiene 13 personas de la comisión directiva y, para subsistir, sólo cuenta con el apoyo de la cuota de sus socios. “No recibimos ningún subsidio. Se nos hace pesado, pero ‘manejando la moneda’ seguimos adelante. Pasamos etapas bastante malas, pero acá estamos: nos mueve la pasión”, reafirma Sabater.

Y el desafío al final es sostener la sede, los equipos, formar nuevos radioaficionados. Ayudar cuando los convoquen. Y seguir rindiendo culto a una práctica que le huye a las lógicas mecanizadas de la posmodernidad, hoy convertida en un caleidoscopio de múltiples imágenes donde la vida pareciera mirarse pasar a través de un celular inteligente.

Inundación de 2003 y la búsqueda del submarino

Radio Club Santa Fe tuvo una presencia muy activa durante el desborde del Salado en 2003. “Como no había nada de comunicaciones de teléfonos fijos, por caso, había radioaficionados que guiaban a las Fuerzas Armadas que traían ayuda humanitaria desde Coronda, para que lleguen a puntos específicos de Santa Fe. Fue todo muy intenso, momentos de zozobra. Hicimos lo mejor que pudimos”, dice lánguidamente el presidente.

Durante la búsqueda más intensa del submarino ARA San Juan, “nos enviaron varias frecuencias donde hacer escuchas para ver si podíamos captar alguna transmisión. Varios nos pusimos a prender los equipos, escuchar e informar en caso de obtener algún contacto”, agrega otro de los radioaficionados. Pero también hubo ayudas de servicio que realizaron. El Dakar 2009 fue un caso. Las comunicaciones se hicieron por Radio Club Santa Fe con el apoyo de Radio Club Rosario. Se fue informando todos los movimientos (de los vehículos de la competición) a Protección Civil. También se participó de otros eventos donde se necesitaba logística en comunicaciones, junto a la Marina y Prefectura Naval, entre otras fuerzas oficiales”. En las maratones Santa Fe-Coronda también ayudaron.

Un “milagro” gracias a la radiotransmisión

Rodolfo Forni tiene licencia especial otorgada por la autoridad competente. Es porque ya pasó los 50 años de actividad como radioaficionado. Es como una “medalla de honor”, un reconocimiento. Forni se vuelve memorioso en el momento justo, adelanta que va a contar un milagro y todos callan para escucharlo.

“Eran los años ‘60. Aquí en la ciudad, un chico necesitaba una medicación, una inyección muy específica. Era hemofílico grupo 9. Si no se la conseguía, fallecía en 24 horas. Se había armado una red de emergencias. Nos enteramos de que la inyección que el chico necesitaba estaba en Francia, en Toulouse creo. Trajimos a una persona que hablara el francés, algo que está permitido en situaciones de emergencia”, rememora.

Se estableció radiocomunicación con Francia y ahí empezó el milagro. “¡Quien podía acceder a esa inyección era un hombre que trabajaba en la fábrica donde se producen esas inyecciones! Él estaba a 40 minutos de su lugar de trabajo. Sacó su coche, fue a la fábrica, pidió la inyección que necesitábamos aquí, se fue al aeropuerto, la despachó y a la tarde la inyección con el medicamento estaba aquí en Santa Fe. El chico se salvó. Todo se hizo por los radioaficionados. Fue un milagro”, se enorgullece.

Sobre la entidad

El Radio Club Santa Fe LU1FC fue fundado el 13 de octubre de 1948. Es una asociación civil sin fines de lucro, reconocida por la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), que tiene como principal objetivo “nuclear a los radioaficionados y propender al ingreso de nuevas personas para la enseñanza, difusión, fomento y práctica de la actividad”, además de “ayudar en situaciones de emergencias”. Teléfono: (0342) 4538840. Email: [email protected]. Horarios de atención, de 20 a 22.

16 mil radioaficionados -estimativamente- se calcula que aún están operativos en todo el país.

“Ser radioaficionado es más que un hobby, es una forma de vida. Principalmente por la satisfacción de poder ayudar al prójimo a través de lo que hacemos, que son las radiocomunicaciones”, coinciden.




 



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