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27-09-2018
Economía social

La obsesión por emprender aún en contextos adversos

La obsesión por emprender aún en contextos adversos
Hay una fuerte apuesta del gobierno provincial en fortalecer la economía social que se refleja en miles de microcréditos y capacitaciones a emprendedores y cooperativas de las más diversas. En diálogo con Mirador Entre Ríos, el secretario del área, Luis Precerutti, defendió la perspectiva “alterativa” y aseguró que las mujeres son el puntal del sector.

Mirador Entre Ríos
redacció[email protected]

Hombre de andar sencillo y de ideas claras, Luis Precerutti se vinculó a la economía social no desde una perspectiva popular de las ciencias económicas, sino desde el trabajo con las organizaciones de la sociedad civil y los sectores más vulnerados. Al repasar su vida, se advierte que ha esa ha una constante: la organización de comunidades de base y la educación popular, desde donde se vinculó con el Banco de la buena fe.

Su oficina, compartida, es elemental, simple, sin ningún atractivo especial, como si en ese espacio Precerutti se sintiera de paso y prefiriera las reuniones comunitarias, los talleres, el encuentro con gente en los barrios.

Luego, al producir definiciones, confirmará que no en vano se reiteran la fotografía y caricatura de Paulo Freire o las fotocopias de algunas citas del pedagogo brasilero, en una especie de telón de fondo, un collage en el que predomina un mapa de la provincia pero que integra también colgantes, tarjetas, recuerdos de actividades y planillas Excel presumiblemente con teléfonos clave, todos prendidos con alfileres de cabeza a un tabique de madera que delimita el despacho. “En todo proceso socioeducativo se parte de la sabiduría que porta la gente y la ponemos a dialogar con la experiencia nuestra, de igual a igual, sin maestros ni alumnos”, sostiene, antes de añadir que “es una forma de entender la realidad” y que “en ese camino, es muy importante la disposición de todos a escuchar y a estar atentos a los intereses y necesidades de los demás, aprendiendo también de las personas y de su forma de luchar, de encarar la vida y de afrontar los procesos”.
Hay otro principio ordenador. “Tal como la concebimos, en la economía social anteponemos las personas al capital, de manera que no nos interesa el lucro sino la calidad de vida de los seres humanos, de sus familias, su comunidad y su entorno”, define, al insistir en que “no creemos en la competencia individualista sino en valores fundamentales como los de la solidaridad, la confianza, la participación, la transparencia, el preocuparse por el otro”.

–Por lo que dice, aprender consistiría en buena medida en desaprender…

–Construir y deconstruir son partes de una misma estrategia. Creo que todos aprendemos así.

Visiones

–¿La economía social es un planteo antisistema?

–Nos gusta pensar que no es una manera alternativa sino alterativa de pararse ante el mundo: la economía social busca cómo generar redes que contradigan el credo neoliberal según el cual el rico es cada más rico a costa de que los pobres sean cada vez más pobres. Nos interesa que todos puedan mejorar su calidad de vida, pero de una manera integral, sustentable, sin destrozar el ambiente y la vida.

–¿Y cuál es la realidad de la economía social en Entre Ríos?

–Tiene una historia y un presente de mucha riqueza en materia de políticas públicas. La provincia fue pionera al sancionar una ley específica, que desde 2011 no sólo reglamenta el campo sino que además dispone cómo se financiará la promoción de la economía social. Y ese, justamente, es el salto de calidad.

Producto de años de trabajo, tenemos quince programas en funcionamiento que atienden el inicio, el fortalecimiento, la consolidación y la diversificación de todos los procesos productivos de los emprendedores, pequeños productores, grupos asociativos y cooperativas. Y lo que buscamos es densificar ese entramado de emprendedorismo que potencie a la economía social.

–¿”Manos entrerrianas” es la nave insignia?

–Sí, porque materializa un horizonte de lo posible. Con ella, un sinfín de productores pueden sostener una marca propia bajo el paraguas de esta marca provincial. Ha sido un gran paso adelante para la economía social.

Composición del lugar

–¿Hay preconceptos que deben diluirse como paso previo para la organización de los actores sociales?

–Hay cierta estigmatización, sí. Muchos jóvenes no quieren venir al centro porque tienen una gorrita o por ‘portación de rostro’ y hay quienes los miran mal. Si tienen que hacer un trámite en una oficina, pueden tener miedo escénico y hay quienes hasta sienten una resistencia interior a exponerse estando detrás del mostrador, en una feria.

Pero hay que trabajar eso, conversarlo, elaborar las situaciones, convertir en gestos claros -incluso corporales- eso que llamamos la dignidad del trabajador.

–¿Los jóvenes están más interesados que los mayores en el emprendedorismo?

–Atendemos a todas las edades y, de hecho, hay emprendedores de distinto rango etario. Pero es cierto que nos encontramos con un panorama de políticas nacionales que están generando altos índices de desempleo, además de que no es nada sencillo ingresar al mercado de trabajo. Ante eso, los principales afectados son los jóvenes. De ahí la insistencia del gobernador Gustavo Bordet para que le demos oportunidades a los más chicos. Sin dudas, las políticas nacionales ponen en serio riesgo a las organizaciones de la economía social, por el costo de los insumos y el de los servicios públicos.

–¿Eso modifica los planes?

–Nos obliga a ser imaginativos para responder al momento que estamos viviendo. Eso, justamente, es lo que nos ha pedido la ministra Laura Stratta. En ese sentido, es probable que mucha de la energía que pensábamos volcar a perfeccionamiento la debamos reorientar a la contención y a la satisfacción de necesidades primarias.

Géneros

–¿Las mujeres son tan protagonistas de la organización popular como en las experiencias de economía social?

–Sí. Mayoritariamente, son mujeres las que sostienen los emprendimientos. Sacan provecho de saber manejar la economía familiar, tienen mayor equilibrio emocional porque muchas veces sostienen solas las situaciones en una casa y el valor suficiente para no dejarse vencer, para luchar y luchar. Para nosotros ha sido un gran aprendizaje conocer esa garra y esa inteligencia que ellas vuelcan a cada paso.

Por el resto, nos interesa que la organización social, económica y productiva sea también una experiencia enteramente humana. En esos puntos de encuentro, que llamamos ‘centros de economía social’ surgen situaciones de violencia familiar y de género, adicciones y alcoholismo, enfermedades, sufrimientos y problemas propios de la convivencia o la crianza, mientras se entrega un microcrédito o se capacita para producir o vender mejor.

–¿Qué desarrollo geográfico tienen esos centros?

–Tenemos un trabajo territorial del que participan los distintos actores municipales y organizaciones de la sociedad civil. Los centros funcionan en distintas localidades, pero no son oficinas de atención: son puntos de encuentros, centros de vida. Estamos convencidos de que una comunidad se salva sólo cuando está integrada en múltiples niveles. Además, sólo la organización vence al tiempo.

–En ese sentido es ir contra la corriente…

–…contra la corriente neoliberal individualista que proclama el ‘sálvese quien pueda’, lo que muchas veces significa que hay que pisar al otro para salir adelante. Tampoco es que nosotros, los funcionarios, somos buenos y hacemos cosas nobles: como suele decir el Gobernador, se trata de tener en claro que estamos garantizando derechos que los ciudadanos tienen y que los más poderosos le han quitado.

–¿Por qué puede fracasar un emprendimiento?

–Lo fundamental es el contexto macro. Y, en el actual, donde las cooperativas chicas, las micro y PyMEs caen como moscas, no hay que ser demasiado perspicaz para darse cuenta que, así, a los emprendimientos barriales es muy difícil sostenerlos.

Estamos en medio de un proceso caracterizado por una enorme transferencia de recursos a favor de los sectores más concentrados y especulativos. Y, ante ese panorama, los sectores que han sido históricamente despojados no sólo deben lidiar con las dificultades de todo el mundo por la supervivencia sino que además deben sobreponerse a lo que se expresa en la mirada de soslayo del resto de la sociedad.

–Recuperar el valor del trabajo…

–La falta de trabajo digno, en algunas familias, es una endemia que ha alcanzado a varias generaciones precedentes. Eso es la vulnerabilidad y tenemos que darle respuesta.
No es que discrimine de manera inversa, pero mucha gente opina despectivamente porque tuvo la suerte de nacer y criarse con todas las posibilidades para desarrollarse; pero hay situaciones que son impactantes, uno de cuyos extremos pueden representarlo los jóvenes que no conocen lo que es un baño.

–¿Es un tiempo para la resistencia?

–Prefiero pensar que es un momento para organizarse, para dar la batalla, para no abandonar la lucha, para consolidar la esperanza.

Las oleadas neoliberales

“Mi generación ha vivido tres avanzadas neoliberales: con la dictadura, con el menemismo y con Macri”, prologó Precerutti, al remarcar que “sabemos lo que es” y, entonces, desde el Estado “la opción es adecuar las estrategias para defender a los sectores más populares”.

De todos modos, luego de la experiencia de 2001 “los procesos de las organizaciones intermedias han ido madurando, creciendo; pero también hay que decir, que el gobierno de Macri se encontró con un Estado ordenado, sin deuda externa, con las cuentas sanas, con índices preocupantes de pobreza pero también con margen para la empleabilidad y la recuperación de la capacidad adquisitiva del salario y las jubilaciones”.

Un amplio abanico

Detalles de los quince programas en marcha pueden encontrarse en http://www.entrerios.gov.ar/desarrollosocial/: objetivos, propuesta, condiciones, destinatarios, alcances. La verdad es que el abanico de posibilidades es amplio.

En resumidas cuentas, capacitaciones para jóvenes sobre emprendedorismo con acceso elemental a herramientas y equipos; financiamiento para tecnología en proyectos que están consolidados; microcréditos para aquellos ciudadanos (no importa la edad que tengan) en quienes no está pensando la banca formal y/o a quienes les parecen usurarias ciertas condiciones de financiamiento; prefinanciamiento para la compra de insumos; asistencia a municipios y organizaciones cooperativas para el fortalecimiento productivo, lo que incluye equipamiento, infraestructura o capacitación; y, entre otras, estrategias de capacitación para mejorar los procesos de venta de lo producido y los espacios de comercialización, junto a una línea programática para participar de ferias y mercados populares.

Los programas, en números

Las frías estadísticas indican que, en lo que va de la gestión, se han entregado 1681 microcréditos; se financiaron 27 cooperativas para la comercialización de sus productos; 174 jóvenes que finalizaron sus estudios terciarios o universitarios recibieron su crédito joven; 623 emprendedores recibieron herramientas de incorporación de tecnología; 4500 jóvenes se capacitaron y recibieron herramientas del programa CRECER para iniciarse en el mundo emprendedor; 200 jóvenes participan del programa cuidadores de la casa común; se fortalecieron 63 cooperativas y municipios en infraestructura, equipamiento y capacitación; se mejoraron espacio productivos y de comercialización a 257 emprendedores y pequeños productores; se capacitaron en conjunto con UNER y Uader a 600 actores de la economía social; se promovieron 35 ferias y mercados populares; y se llevaron a cabo 5 rondas de negocios con empresas y instituciones para comercializar productos.


 



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