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05-11-2018
Marcelo Gullo

“Nuestros políticos son analfabetos funcionales”

“Nuestros políticos son analfabetos funcionales”
 “Son grandes tácticos que nunca han leído un libro, no tienen una formación histórica”, afirma el politólogo rosarino que presentó su último libro sobre política exterior. Un extenso diálogo con Mirador Provincial.

Ignacio Negri
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Con un doctorado en ciencia política en la Universidad de El Salvador y con estudios de posgrado en Ginebra y en Madrid, a Marcelo Gullo no le tiembla el pulso y le sobran pergaminos para sentenciar frases como la que se puede leer en el título y las que irán apareciendo a continuación en el ida y vuelta de esta entrevista con Mirador Provincial.

Su último libro “Relaciones Internacionales, una teoría crítica desde la periferia sudamericana”, tiene la gran virtud de explicar de manera sencilla algo tan complejo como son las relaciones políticas internacionales y los vaivenes, cada vez más espasmódicos, que giran en torno de los intereses económicos y financieros. En ese mapa confuso y tormentoso aparecen oportunidades, pero también una gran falencia: la formación de nuestra clase política.

— Según su punto de vista, nuestra elite política no está preparada. ¿A qué se debe?
— No hay nunca un fenómeno que se explique por una sola causa. Mucho tiene que ver con la forma en la que se recluta esta elite política. Existen dos formas. Una tiene que ver con la participación de personas dentro de las organizaciones políticas escalando posiciones. Empiezan como concejales, después son diputados provinciales, intendentes y así van escalando en la pirámide de poder. Ese escalar es muy trabajoso, y le da al funcionario una excelente gimnasia táctica, pero también provoca en el sujeto una gran mezquindad intelectual y moral, porque para escalar hay que pisarle la cabeza a otro, y no queda tiempo para la lectura y la planificación a largo plazo. Hay que hacer cosas visibles porque hay elecciones son cada dos años. Todos los planteamientos estratégicos no le sirven al político desde el punto de vista electoral, no tienen visión histórica ni de visión de conjunto. Entonces, nos encontramos con que nuestros políticos son grandes tácticos que nunca han leído un libro, no tienen una formación histórica y sin formación histórica no se entiende cómo funciona el mundo. Son analfabetos funcionales, sólo leyeron las cosas mínimas e indispensables para aprobar un examen. En sus casas no hay bibliotecas, salvo libros de autoayuda y novelas. Nos encontramos con un sujeto deformado por la actividad política.

— ¿Cuál es la otra manera de reclutamiento?
— Esta clase política que escala en la pirámide de poder, cuando llega a la máxima instancia, observan que su desprestigio es muy grande por la falta de valores morales suficientes y, por su propia miopía que genera la acción de corto plazo, no tiene prestigio, entonces caemos en los “outsiders”, personas famosas desde corredores de lanchas hasta presidentes de clubes de fútbol. Es como pretender que un niño que juega a los soldaditos después pueda ser general de un ejército verdadero. Esta segunda forma de reclutar hace que lleguen a lugares importantes de poder personas que no están capacitadas.

— Por lo que se puede apreciar los dos caminos no estarían dando resultado. ¿Cómo debe entonces formarse un político?
— Ese es el gran drama de Argentina y ahí están los 40 años de fracaso. En marzo del ‘76 muere la elite política argentina con visión de mundo y vocación política. Gente que se había preparado para la política de largo plazo y la construcción de un país. La preparación política, en sentido de formación, requiere de conocimientos que terminen consolidando a estadistas. Deben entender sobre historia, filosofía, sociología y economía. Nosotros necesitamos el mejor de los médicos que nos opere del corazón y llegamos a tener un curandero o un médico que apenas aprobó los exámenes.

El mundo
— En su último libro habla de las relaciones internacionales y el momento que están atravesando las potencias. ¿Cómo debemos pararnos nosotros ante cambios tan profundos como el que sucedió en EE.UU. con Trump y el que está sucediendo en Brasil con Bolsonaro?

— Uno tiene que entender y atender lo que le interesa a uno. Otra de las características de nuestra clase política es que se ponen en posiciones y ocupan lugares a nivel internacionales que no les corresponde. No tenemos que ser ni pro Trump ni anti Trump, ni pro Bolsonaro ni anti Bolsonaro. Tenemos que ver qué es lo que más nos conviene a nosotros como país y sacar el mejor provecho de esas relaciones.

— ¿Qué está pasando hoy entre las principales potencias mundiales?
— Se está dando un gran enfrentamiento entre los EE.UU., que está intentado reconstruir su poder nacional, y China que está luchando por el liderazgo del mundo. Se trata de una puja cultural, económica y política que va a generar un margen de maniobra política que podríamos aprovechar para realizar nuestra propia insubordinación fundante.

— ¿Cómo se llevaría a cabo?
— Todos los procesos de construcción de poder nacional en el mundo que desarrollaron potencias como EE.UU., Japón, Alemania y Australia, por citar algunos ejemplos, fueron resultados de una insubordinación ideológica montada contra la ideología dominante.

— ¿No se puede caer en la tentación de caer en modelos como el de Cuba o Venezuela?
— Pero no, no tiene nada que ver con lo que yo estoy diciendo. Yo estoy hablando de lo que hicieron países como Canadá, Inglaterra, Corea del Sur. Esos dos no son ejemplos.

— ¿Entonces, según lo que usted sostiene, plantear la apertura al mundo como modelo de desarrollo sería inviable?
— No hay ningún país que haya construido su poder nacional abriéndose al mundo. El libre comercio es una trampa de Adam Smith, no es posible el crecimiento de una industria sin la protección del Estado.

— ¿Esto que está diciendo se asemeja a las bases del kirchnerismo?
— Nada que ver, es una insubordinación del orden establecido más un adecuado impulso estatal que acá nunca existió. Debe haber un alto grado de patriotismo y valores morales suficientes. Si no existe eso, el modelo fracasa. En Argentina nos sobran recursos, pero nos falta la comprensión de la historia, la moral y patriotismo. Nuestra clase política, además de no tener formación historia, no tiene valores morales suficientes. No la tiene este gobierno, ni la tuvo el anterior.

— ¿Hay alguna salida?
— Siempre aparece lo inesperado, circunstancia que pueden cambiar todo rápidamente.

— ¿El conflicto que mencionó anteriormente entre Chiba y EE.UU. puede ser un ejemplo? ¿Por cuánto tiempo se extenderá?
— Entre 10 y 25 años. Eso nos va a dar un gran margen de maniobra. Porque para los estados débiles siempre es mejor que existan muchos poderosos y no uno solo.

— ¿Seremos capaces de usufructuar ese período ventana?
— No lo sabemos. Si uno saca la foto hoy, pareciera que no.

Bio

Miembro de Dossier Geopolítico, doctor en ciencia política por la Universidad del Salvador. Magíster en relaciones internacionales por el Institut Universitaire de Hautes Études Internationales de la Universidad de Ginebra. Graduado en estudios internacionales por la Escuela Diplomática de Madrid.

“(...) caemos en los “outsiders”, personas famosas desde corredores de lanchas hasta presidentes de clubes de fútbol. Es como pretender que un niño que juega a los soldaditos después pueda ser general de un ejército verdadero. Esta segunda forma de reclutar hace que lleguen a lugares importantes de poder, personas que no están capacitadas”.
Marcelo Gullo

“El libre comercio es una trampa de Adam Smith, no es posible el crecimiento de una industria sin la protección del Estado”.

“Nuestra clase política, además de no tener formación histórica, no tiene valores morales suficientes. No la tiene este gobierno, ni la tuvo el anterior”.




 



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