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06-02-2019
De paso por Gualeguaychú

Una familia cordobesa rumbo a Alaska, a bordo de un camión

Una familia cordobesa rumbo a Alaska, a bordo de un camión
El 2 de enero Lucas y Eloísa, junto a sus cuatro hijos se subieron al Mercedes Benz 608 modelo 70 y empezaron su viaje de 35 mil kilómetros hacia el inhóspito extremo noroeste de Estados Unidos. “Es el punto más lejano dentro del continente. Representa un gran desafío y a su vez es posible”, contaron a Mirador Entre Ríos.

Sabina Melchiori
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Aquella no era de las más lindas mañanas de enero en la carnavalera ciudad de Gualeguaychú. Estaba nublado, recién había parado de llover y sus vecinos se la pasaban mirando el río, pendientes de su altura y de las donaciones que sería necesario llevar hasta los galpones del puerto donde habían sido alojadas las familias evacuadas. Quienes viven del turismo, cargaban con el ánimo de saber que ya buena parte de la temporada de verano estaba perdida.

Y allí, en uno de los puntos más atractivos de la ciudad, lugar en el que termina la costanera y empieza la explanada del puerto, estaba estacionado a 45 grados el camión Mercedes Benz 608, modelo 70, de la familia Mascerratta Reynoso, conformada por Lucas y Eloísa (papá y mamá) y sus hijos Ona (16 años); Ciro (14); Galo (9); y Benito (7). Con apenas detenerse un instante a observar el rodado era posible darse cuenta de que se trataba del medio de traslado de gente aventurera. Una gran bandera argentina se destacaba entre los dibujos pintados en uno de sus laterales. También pedacitos de mapas, rutas curvilíneas y un gran picaflor bebiendo el néctar de un globo terráqueo.

La decoración había formado parte del acondicionamiento de ese camión roto que compraron cuando ya habían decido salir de la ciudad cordobesa de Laboulaye y viajar por el mundo.

“Alaska es solo un lugar para establecer un rumbo, el objetivo de nuestro viaje precisamente es viajar, no llegar”, Lucas Mascerratta Reynoso, padre de la familia.


Dejarlo todo

-¿Cuándo y por qué decidieron emprender este viaje?

-Cuando nuestra hija mayor cumplió 15 años caímos en la cuenta de que el tiempo pasa muy, muy rápido, y que debíamos utilizarlo de manera responsable. Entonces pensamos en hacer una actividad que nos involucrara a los seis integrantes de la familia para pasar más tiempo junto y llegamos a la conclusión que viajar era algo que todos queríamos hacer. Pero ahí mismo apareció el primer obstáculo: el factor económico. Entonces evaluamos otras posibilidades como viajar de mochileros o en bicicleta pero por la cantidad que somos la mejor opción apareció cuando nos enteramos que estaba a la venta un Mercedes Benz 608 modelo 70, roto, y lo pudimos comprar. Luego vinieron los días de preparación para el viaje, decidir qué subíamos al camión y qué dejábamos... ¡Contarle a la familia la decisión que habíamos tomado! Y hacer todo, todo, pensando en el viaje. Poner una fecha de partida fue algo que facilitó la organización.

-¿Por qué el destino es Alaska?

-Nos propusimos llegar a Alaska más que nada porque es el punto más lejano dentro del continente. Representa un gran desafío y a su vez es posible. También por la diversidad de climas y culturas que debemos atravesar para llegar hasta allí, pero Alaska es solo un lugar para establecer un rumbo, el objetivo de nuestro viaje precisamente es viajar, no llegar.

-¿Qué les dijeron sus familiares, amigos, jefes y compañeros de trabajo cuando les contaron que se iban?

-Dijeron lo que te imagines: ¡Los felicito!; ¡Qué coraje!; ¡Qué lindo!; me gustará hacer lo mismo; yo también lo voy a hacer; ¡Están locos!; ¿De qué van a vivir?; Piénsenlo bien; eso no se puede hacer, etc. De todo, pero en definitiva tenemos una sola vida para hacerlo, así que más allá de todas las opiniones que escuchamos, prevaleció nuestro sueño y salimos de viaje.

-¿Qué día salieron de su casa y cuándo piensan regresar?

-De nuestra casa salimos a mediados de diciembre. Una vez que tiramos y regalamos todo lo que teníamos adentro de la casa, el viaje había empezado. Comenzamos a despedirnos de la familia y el 2 de enero salimos oficialmente de Laboulaye. No tenemos fecha de regreso, calculamos un año y medio o dos. De todas formas hicimos un pacto: si uno de los seis se quiere volver, nos volvemos todos.

-¿Cómo hacen para que los chicos puedan seguir estudiando sin perder sus años de escuela?

-Los chicos más grandes siguen estudiando en la misma secundaria a la que iban en un formato que se llama TEA (Trayecto Educativo Asistido) que es para estudiantes que por cualquier motivo no puedan asistir a la escuela. Los profesores les enviarán los contenidos para que estudien y los evaluarán a través de internet. En el caso de los más pequeños, están inscriptos en un programa que se llama SEAD (Sistema de Educación a Distancia), es del Ministerio de Educación de la Nación.

Los papás ejercemos el rol del docente y periódicamente los niños rinden a través de plataformas digitales.

-¿Cómo han pasado sus días en Gualeguaychú?

-La pasamos muy bien. Los viajeros no hacemos turismo y eso nos permite interactuar de manera real con la gente y ponerle nombre propio a los habitantes de cada lugar donde estamos, conocer los lugares, las calles. Llegamos en época de carnaval y como Eloísa es maquilladora, pudo trabajar en la comparsa Kamarr, estuvimos en el carnaval y antes en la previa. Conocimos y hablamos con quienes arman las carrozas, hacen el vestuario. Vimos el carnaval desde adentro y fue increíble.

-¿A ustedes también les pasa que los chicos preguntan a cada rato cuánto falta para llegar?

-¡Sí! Esto es igual que en una casa pero andando, los chicos se pelean y también preguntan cuánto falta para llegar a Alaska.

Cómo seguirlos

Los Mascerratta Reynoso van subiendo fotos y anécdotas de su viaje a sus redes sociales:
-Instagram: vamosaandar_
-Facebook: vamosaandar
-WhatsApp: 3385 599577


 



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