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12-04-2019
Exitoso ciclo

El Encuentro de Jazz se despidió con la magnificencia de un ocaso inolvidable

El Encuentro de Jazz se despidió con la magnificencia de un ocaso inolvidable
Lo que dejó para la región el Encuentro de Jazz será mensurado cabalmente con el correr del tiempo. De todos modos puede afirmarse que lo que aconteció en marzo es incontrastable: la iniciativa resultó elogiable por lo que ofreció a artistas de la zona como por la posibilidad para el público de acceder en forma gratuita a conciertos de primerísimo nivel.

Carlos Marín
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Una clausura con la magnificencia esplendorosa de una inolvidable puesta de sol. La imagen es una metáfora apropiada para describir lo que fue, el sábado 30 de marzo, el cierre del Encuentro de Jazz que, con motivo de celebrar el 70º aniversario de su fundación organizó el Instituto del Seguro de Entre Ríos (Iapser).

Durante tres fines de semana el Centro Provincial de Convenciones (CPC) acogió un selecto grupo de artistas que entregaron lo mejor de sí para acompañar un programa que fulguró en la región por el nivel infrecuente en la concepción y producción.

Así lo destacaron los protagonistas y el público, que en las seis jornadas en las que se realizaron conciertos, talleres y clases magistrales, acompañó la iniciativa. Es la primera vez que la ciudad es sede de un encuentro de este nivel en relación al universo jazzístico y de la música de fusión, con presencias de proyección internacional.

La propuesta, cabe remarcarlo, fue posible por el apoyo decidido desde el Iapser al programa previsto, que comenzó junto a la Orquesta Sinfónica en 2018 y concluirá a fines del corriente año. El cronograma fue diagramado por una comisión organizadora que reúne a directivos, empleados, ex empleados y organizado por un eficiente equipo que llevó adelante la producción y logística.
No hay misterio en el éxito de ésta y otras actividades gestadas por el grupo. La decisión asumida institucionalmente ha sido acompañada por la disponibilidad de recursos económicos y materiales requeridos para concretar las ideas.

El futuro ¿quién puede saberlo? La esperanza de reiterar este festival en ediciones futuras es una intención que tendrá en esta primera edición una referencia inevitable.

Faro cultural

En materia artística el Encuentro brillará como un faro por la jerarquía de los músicos invitados, el ajuste en la producción en diversos aspectos, los artistas participantes y el ámbito edilicio que contuvo las actividades.

El inicio, a puro candombe, fue el 16 de marzo, con el concierto en el cual la Orquesta Sinfónica acompañó a la inagotable cantera creativa del uruguayo Hugo Fattoruso junto al Quinteto Barrio Sur.

En un momento memorable, el inconfundible sabor percusivo se ensambló con vientos, cuerdas y metales para concluir en una retirada que puso de pie al público que con palmas despidió a la cuerda de tambores liderada por el propio Fattoruso caminando entre el público en los pasillos del Centro Provincial de Convenciones, sede del Encuentro.

La conexión entre el registro de la formación académica de la Sinfónica y los aires populares folklóricos, de fusión y proyección, fue un hilo vertebrador que pudo apreciarse desde el inicio del encuentro –que se extendió en lo sucesivo–, con la participación de la cantante Roxana Amed (voz) y Adrián Iaies (piano). Junto al talentoso percusionista Facundo Guevara y la contrabajista colombiana Diana Arias, ofrecieron lo mejor de la fusión entre Jazz y aires folklóricos.

En la segunda fecha, –entre el jueves 21 y el sábado 23 de marzo– la participación de Inés Estévez sumó una presencia reconocida a nivel nacional a otra con raigambre local: la excelente Flopa Sucksdorf –acompañada por el pianista Francisco Lo Vuolo–. Ambas dejaron claro que pueden desenvolverse con solvencia en el más alto nivel. En ese segmento descolló asimismo el guitarrista Sergio Scacchi y el trío Scalectrick con su propuesta de jazz fusión.

Una de las sorpresas –y a la vez una apuesta de los responsables de la programación– fue la inclusión, el viernes 22 de marzo, de la cantante Claudia Puyó. La rockera –acompañada por su grupo “Los anestesistas”– dedicó su potente recital al “blues argento”, y puso en escena el patrimonio –y legado– de referentes como Manal, Spinetta, Pescado Rabioso, y Norberto “Pappo” Napolitano, entre otros.

Previamente, la Paraná Jazz Band dejó en claro que recorre un camino ascendente y que puede compartir un escenario –sin mella alguna– con agrupaciones de primer nivel tanto en el país como en el extranjero.

Reivindicaciones

Probablemente uno de los aspectos más interesantes y menos visibles en la superficie de este evento fue la posibilidad de reivindicarse frente al público, que tuvieron dos de los artistas participantes.

El primero, Ignacio Montoya Carlotto. La primera visita del artista a la ciudad no había sido del todo feliz. Fue en noviembre de 2014, cuando la presencia del pianista pasó prácticamente inadvertida debido a cuestiones ligadas a distintas áreas de la administración provincial responsables de la organización de un concierto junto a la Sinfónica.

Esta vez, el sábado 23 de marzo, no hubo mezquindad alguna y el artista –que ya había regresado anteriormente a La Vieja Usina– pudo mostrar su propuesta en formación de septeto, con el grupo que lo acompaña.

Previamente Carlos Aguirre, con su grupo, expuso toda su jerarquía en un proyecto maduro que no conoce aún de límites por la calidad de los instrumentistas que lo componen y también por su caudal creativo.

En un proceso que creció en intensidad durante los sucesivos encuentros, en la última fecha, el programa permitió conocer a artistas y proyectos de nivel superlativo. Fue la “frutilla del postre” que marcó una conclusión memorable de esta edición del Encuentro.

La despedida tuvo como protagonistas a Zakiya Hooker –hija del mítico blusero John Lee Hooker– y Ollan Cristopher Bell. Ambos, cantantes estadounidenses con vasta trayectoria, ofrecieron un show de calidad internacional.

La primera parte estuvo marcada por el soul y el funk. Ollan Cristopher Bell expuso sus cualidades vocales a través de standars como “Me and Mrs. Jones”, a las que añadió composiciones propias. Con un registro de tenor, y sensibilidad imprescindible para susurrar la letra cuando fue necesario, Bell invitó al escenario a Zakiya Hooker –gran luminaria de la velada– que ofreció temas de su autoría junto a clásicos de referentes como Ray Charles. Durante su presentación compartió un puñado de canciones entre las cuales intercaló pequeños comentarios. En el final, hizo un reconocimiento a un referente del blues en el país. Fue con “Desconfío”, de Pappo –por lo cual resultó aclamada por el auditorio– y “Come Together”, de The Beatles, a dúo con Cristopher Bell.

Reencuentro feliz

El brillo de los artistas estadounidenses no hubiese sido posible sin la excepcional performance de la Orquesta Sinfónica, que basó su trabajo en dirección y arreglos de Gustavo “Poppi” Spatocco. En este punto, sólo corresponden elogios para los músicos, especialmente la OSER, cuyo personal demostró de lo que es capaz en el marco de una política inaugurada por el actual director artístico del organismo, Luis Gorelik, que se propuso lograr que el organismo conjugara la potencialidad de intérpretes con formación académica con la música popular. El tránsito ha significado un exitoso camino ascendente y es dable esperar que continúe.

En este punto cabe citar al segundo artista que pudo reencontrarse felizmente con el público en el marco del Encuentro. Se trata de “Popi” Spatocco. Esta vez, junto al trío Aura!, Spatocco –que ya había regresado a Paraná en 2018– tuvo finalmente su reivindicación. ¿Por qué? En 2013, el músico había llegado por primera vez a la ciudad. En esa ocasión ofreció un recital de altísimo nivel junto a Facundo Guevara y Ricardo Cánepa, en la vieja Usina. Fue para presentar “Tiempo latente”, primer CD del trío.

En ese memorable concierto, Spatocco, Cánepa y Guevara actuaron sólo para seis oyentes, que se ubicaron en la platea de la sala Verónica Kuttel -con capacidad para más de 200 personas- para disfrutar de un concierto íntimo e inolvidable.

Esta vez, la presentación de Aura! tuvo sabor a revancha –dulce, y bien merecida, por cierto–, de aquella desazón de 2013. Es de esperar que signifique la reconciliación definitiva de la agrupación con el público de la ciudad.

El sábado, Spatocco –que sin necesitarlo ratificó sus credenciales como arreglador, director e intérprete– demostró ante el público su indiscutible jerarquía y recibió la ovación que merece su talento. Con maestría innegable indicó un camino a seguir en una senda que retoma –por citar alguna reminiscencia– al recordado “Anacrusa”; pero que encuentra en Aura! identidad propia, que proyecta hacia delante el legado del recordado grupo dirigido por José Luis Castiñeira de Díos.

Balance

El balance, en perspectiva, muestra que durante marzo, en el CPC, los paranaenses y público que llegó desde otros puntos de la región tuvieron el privilegio de poder apreciar y disfrutar espectáculos que brillarían en cualquier auditorio de primer nivel internacional. Y con un agregado para destacar: ingreso gratuito.

Dichosos quienes pudieron estar allí: serán testimonio de un proyecto luminoso que ojalá conozca un nuevo amanecer en el futuro, luego del ocaso esplendoroso del sábado.


 



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