Eloy Rodríguez
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Quizás la ruta 290-S, acceso a Pozo Borrado, sea el ícono de la falta de interés para mejorar la calidad de vida de vecinos que pagan sus impuestos para ser merecedores de un mejor trato.

El 25 del mes pasado, llegaba la buena noticia de que una empresa de colectivos reanudaba el servicio con la población de Pozo Borrado, entrando nuevamente a la localidad, situación que había interrumpido por el desastroso estado del acceso.

Y se vuelve a repetir la desidia política, sin recurrir, de una vez por todas, a pavimentar como realmente se debe la ruta N° 290-S, que aunque parezca mentira se asfaltó para permitir el tránsito de vehículos livianos, justo en una zona limítrofe con Santiago del Estero, vía necesaria para transportar la producción agrícola ganadera que, en forma imprescindible, necesita de camiones de gran porte. Increíble pero real: Recién rebacheado, el acceso a Pozo Borrado ya presenta roturas.

No hay caso
El acceso de asfalto a esta localidad desde ruta N° 95 parece estar destinado al deterioro permanente. Al menos es eso lo que se viene observando desde hace un largo tiempo y el presente así lo confirma. Las imágenes hablan por sí solas.

Luego de innumerables reclamos de la comunidad ante la necesidad de contar con un camino en las condiciones adecuadas para poder tener un ingreso digno, la capa asfáltica que terminó de arreglarse el 25 de setiembre pasado, muestra signos de deterioro a partir del día 7 del presente mes. Circulando por el lugar puede observase cómo el asfalto se empezó a romper y en consecuencia se hace necesario esquivar pozos para evitar destrozos en los vehículos. Los mismos comenzaron a abrirse, días atrás, en la zona más cercana al pueblo, y todo indica, de acuerdo a lo que se ve, que otros sectores irán por el mismo camino a lo largo de los 13 kilómetros que tiene este acceso.

De esta manera, la nueva rotura en la conexión vial desde la ruta N° 95 al pueblo comenzará, vuelve a ser un problema para la comunidad de esa localidad del centro del departamento 9 de Julio, que ya viene padeciendo la situación hace un largo tiempo (casi 36 años).

Como consecuencia del pésimo estado en el que se encontraba el acceso, es que tiempo atrás el servicio de transporte de pasajeros había dejado de entrar. Y si bien desde mediados de septiembre, a partir del arreglo del asfalto, la empresa de colectivos volvió a ingresar al pueblo, lo cierto es que con este nuevo panorama probablemente no tardará en repetirse la escena de un pueblo aislado y su comunidad padeciendo la situación.

Así, al parecer el acceso a Pozo Borrado está destinado a permanecer roto. Arreglarlo como corresponde y de una vez por todas, evidentemente resulta muy complicado. Tan complicado como subirse a un vehículo y pretender recorrer un camino intransitable.

Promesas incumplidas
La localidad de Pozo Borrado, desde el mismo inicio de la pavimentación de la ruta nacional 95, año 1982, fue aislada por mezquinos intereses políticos. El 7 de octubre de dicho año, se construyeron los casi 40 kilómetros existentes entre Tostado y Pozo Borrado, y nadie reparó en acondicionar esos 13 kilómetros de ruta para evitar el aislamiento de una población entera.

Recién tuvo la mejora del ripiado, en 1996, bajo la gestión comunal del Dr. Ricardo Tolkachier quien tomó la responsabilidad de la obra que realizó Vial-Agro, responsabilidad incluida en la órbita política del senador departamental.

Y así se sucedieron innumerables idas y vueltas, hasta que la empresa constructora que tuvo a su cargo la nueva repavimentación de la ruta nacional N° 95, a través de la Dirección Nacional de Vialidad, a pesar de ser una ruta de jurisdicción provincial, hizo un asfalto de 13 kilómetros de extensión para tránsito liviano.

Y ocurrió lo que se preveía, la intensa circulación con carga pesada, agravado por los constantes viajes con material férreo para la construcción de las vías del ferrocarril en la localidad, destrozaron la delgada cinta asfáltica que ahora, obligado por la negativa de la empresa de transporte de ingresar a la localidad para resguardar las unidades, se volvió a “rebachear” a las apuradas, una tapada de roturas, arreglo de pequeñas lomadas e irregularidades en la cinta asfáltica que duró 15 días, convirtiéndose en una falta de respeto a la población de Pozo Borrado.