Mirador Entre Ríos
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Si un explorador se ciñera a las referencias que aparecen de él en Internet, estaría tentado a caracterizarlo como un voyager que recorre la galaxia digital en busca de falencias de seguridad en sistemas que desde alguna distancia lucen complejos y sin fisuras, perfectamente confiables: softwares que dan vida a robots, soportes operativos en computadoras de empresas de primera línea o redes inalámbricas de transmisión de datos para la automatización del tránsito en Nueva York, lo que lo convirtió en una celebridad mediática hace unos años y un referente entre tecnólogos de todo el mundo.

Pero César Cerrudo es un entrerriano sencillo, que pudo haberse radicado en cualquier país desarrollado, por caso los Estados Unidos y que, sin embargo, invierte en Paraná lo que gana en contratos en el extranjero. Es, por cierto, la cabeza del equipo de trabajo que sustenta Argeniss, una compañía de investigación y desarrollo de servicios de software, utilizados a escala global, lo que resulta imperceptible y hasta inimaginable para los cientos de ciudadanos que, paseando, trotando, andando en bicicleta o en auto, disfrutando de la vista del río, circulan por el frente de su sede, en Mitre 469, y la asumen como una residencia familiar más.

Desde hace un tiempo la firma integra un cluster de empresas entrerrianas que exportan tecnología y que comparten una misma visión de lo que debe ser el desarrollo tecnológico. “No es un grupo cerrado, al contrario: buscamos que otros se sumen y se animen a explorar el mercado externo; nuestra dinámica es compartir experiencias y colaborar con los otros desarrollistas de manera asociativa”, explicará Cerrudo, mientras entrevistador y entrevistado van tomando posición en torno a una larga mesa, en medio de una sala de reuniones, en ese momento deshabitada.

“Es un sector que ha venido creciendo desde hace unos cuantos años y así seguirá, aunque hoy no pueda asegurarse dónde, en qué lugar, en qué territorio va a continuar desarrollándose, porque eso dependerá de las políticas que se tomen a nivel nacional, provincial y municipal”, reflexiona, al señalar que “esta es una industria que no contamina, pero además puede funcionar sin un lugar físico tradicional, porque las personas pueden trabajar incluso desde sus casas, desde otra provincia u otro país”.

Al referirse a la movilidad que suelen tener estas unidades productivas, comentó que su radicación suele estar atada a cuestiones tributarias, a la implementación de políticas de fomento y, también, a la existencia de eso que llama “talentos”, es decir, personal idóneo, con inquietudes, espíritu creativo y disposición al trabajo en equipo.

“Nuestras industrias tienen particularidades y como, involuntariamente, sin querer, un conocimiento poco profundo del espectro puede derivar en la toma de decisiones que las afecten negativamente, preferimos mantener contacto con las autoridades y estar dispuestos a explicar, a contar, a escuchar, a proponer, a sugerir”, relata Cerrudo, al añadir que “algunos ingresos en bruto a alguien le pueden parecer importantes, pero hay que ponerlos en contexto porque el costo laboral es muy alto, dado que necesitamos colaboradores capacitados que, en determinados momentos, deben tener disposición horaria absoluta con los proyectos, en un marco en el que las empresas del mundo pujan por quedarse con los mejores porque la competencia es muy fuerte”.

A esta situación la atraviesan todas, pero se siente particularmente entre las microempresas y las llamadas unipersonales. En ese sentido, el desafío es encontrar una fórmula impositiva que grave la actividad pero que esté organizada en categorías de tal modo que siempre impulse a producir y exportar más.

Intercambios

Desde que se ingresa a la sede y los integrantes del equipo tratan de verificar “dónde está César”, se percibe un clima humano relajado, amable, bien dispuesto. No es que haya que ser un superdotado para dedicarse a las tecnologías, pero es más fuerte la tentación de preguntarse qué coeficiente intelectual tendrán las personas que, ante nuestro pedido concreto, operan de guías dentro del edificio. Al final de una escalera, en una sala iluminada, el que espera es Cerrudo. El Parque Urquiza está más allá y, como telón de fondo, el río Paraná y sus islas.

–¿Hay coincidencia en las áreas que trabajan las empresas tecnológicas radicadas en Entre Ríos?

–En mi empresa desarrollamos todo tipo de software, desde aplicaciones para teléfonos móviles y de marketing hasta consultorías, diseño de la arquitectura y pruebas de usabilidad para residencias, comercios o empresas. Hay otra firma, Pathfinding, que es fuerte en e-commerce (explora actualmente el mercado norteamericano) y ha desarrollado Vía rápida. Otras se inclinan por las criptomonedas y así, en un entorno de mucha variedad de propuestas. En fin, lo que identifica a todas es el software y, un poco menos, los dispositivos tecnológicos.

–¿Hay apoyos locales a la actividad?

–Por suerte sí, tanto de la provincia como de la Municipalidad. Se crean las condiciones mínimas para que, lentamente, la industria se consolide. Pero hay que ver cómo opera la carga impositiva combinada, de la que forman parte también los impuestos nacionales: por ejemplo, la no actualización de las escalas o una actualización poco feliz puede complicar enormemente el panorama.

Por fuera de estas cuestiones, nosotros estamos de acuerdo con lo que a veces escuchamos, en el sentido de que una alternativa de crecimiento para la provincia es que se le agregue valor a la producción. Y creemos que las empresas tecnológicas pueden ayudar a ese propósito, con desarrollos propios y otros que puedan surgir para poder exportar conocimiento, software y tecnología. Creo que si trabajamos juntos todo eso se puede potenciar.

–¿Qué condiciones deben darse para que el sector se consolide?

–Políticas de mediano y largo plazo para poder planificar la empresa. Pienso que podemos encontrar maneras de apoyar activamente a las empresas que generan investigación y desarrollo: en muchos países te ayudan a exportar pero aquí suele ocurrir que te cobran y ponen trabas, en lugar de simplificar los procesos.

–Señalaste que en las empresas tecnológicas las personas pueden trabajar incluso a distancia, ¿el desarrollo del sector es parejo en todo el territorio provincial?

–Influye la conectividad. Tal vez acá el servicio es el que necesitamos, pero a unos pocos kilómetros ya no.

Escenarios

–¿Qué fue del proyecto del Parque que iba a reunir a las empresas de base tecnológica?

–Era una buena idea que, hasta donde sabemos, quedó en stand by pero que deberíamos recuperar como sociedad. Nuestras empresas no son contaminantes. Es más, tenemos en alta estima la defensa y protección del hábitat, compartimos esas preocupaciones. Pero -autoridades, empresas tecnológicas, desarrolladores y entidades intermedias-, deberíamos poder sentarnos y pensar razonablemente cómo llevar adelante emprendimientos como estos que han realizado y sostienen países con estándares ambientales muy superiores al nuestro.

En Santa Fe, a un puñado de kilómetros, nos llevan una década y media de trabajo sostenido en ese sentido: ya tienen su parque tecnológico, incuban empresas, lograron articular los gobiernos locales, la universidad, el Conicet, tienen experiencias de integración público-privado. Y nosotros, del otro lado del río, parece que no podemos.

–¿Cómo funciona esa experiencia?

–El predio está en el paraje El Pozo, entre la ciudad universitaria y el Conicet, en un entorno natural espectacular. Los emprendedores presentan proyectos y las instituciones del conocimiento aportan la experticia de sus investigadores y especialistas para ir desarrollando las ideas. Los gobiernos municipal y provincial hacen su parte apoyándolos, siempre y cuando cumplan rigurosamente con los plazos y condiciones que se les va fijando. La Municipalidad de Paraná tiene un conocimiento suficiente de la experiencia porque, de hecho, es parte de aquel Parque.

Lo que pensamos es que toda esa institucionalidad dispuesta a desarrollar las empresas tecnológicas ha sido posible acá cerquita y creemos que podemos hacer algo similar entre nosotros.

En efecto, según el sitio web http://www.ptlc.org.ar, el Parque Tecnológico del Litoral Centro conecta empresas líderes, emergentes, organizaciones del sector público y privado con el potencial académico, científico y tecnológico de Santa Fe. Su principal objetivo es estimular la innovación de alto impacto para desarrollar nuevas tecnologías y ampliar las oportunidades de trabajo. Como toda iniciativa, sus orígenes fueron modestos pero, en la actualidad, cuenta con 2 empresas pre incubadas; 13 empresas incubadas; 4 empresas pre-radicadas y 2 empresas radicadas, estadios a los que se va arribando gracias a un protocolo que exige la mejora permanente de los proyectos, bajo el monitoreo, seguimiento y evaluación de distintos equipos de especialistas.

Cerrudo señala que “me siento más cómodo hablando de cuestiones técnicas específicas” que del diseño de políticas. Se disculpa por entrar en un terreno en el que evidentemente no se siente a gusto. “Nos interesa hablar con todos”, dice. Está claro que está dispuesto a dedicarle todo el tiempo y la energía que sean necesarios para buscar acuerdos que ayuden a que el sector progrese y, con él, la sociedad toda. De hecho, lo subraya a cada paso.

“Sentimos que ha habido una desconexión muy grande entre la universidad y el sector privado, pese a que los objetivos de ambos son el desarrollo de las potencialidades”, expone Cerrudo, al añadir que “la integración no sólo es posible sino que es beneficiosa para la región: las facultades pueden optimizar la formación de profesionales, graduados y posgraduados, e investigadores; y a nosotros, al aportar la tecnología que estamos desarrollando a esa integración, nos permite tener casos de uso, una aplicación concreta”.

Para el entrevistado, “la universidad debe tener en cuenta que ese graduado que está formando con tanto esfuerzo, deberá incorporarse a un ambiente laboral actual y en ese sentido la relación con las empresas tecnológicas puede ser sumamente productiva”. Cerrudo piensa/sueña/anhela con un “organismo gubernamental que pueda propiciar la integración de la academia y el sector privado, fomentar proyectos y potenciar las capacidades”.

Dice, por las dudas, que “la empresa tecnológica también debe invertir en tiempo, recursos y personal para sostener esos espacios asociativos interinstitucionales, pero estamos dispuestos a hacerlo no porque veamos que podemos sacar una ventajita menor sino porque no hay otra forma de propiciar un desarrollo en serio si cada cual sigue nadando en su propio andarivel”. Insiste Cerrudo que “hay que tener en cuenta que estos trabajos no demandan inversiones exorbitantes, pero sí reclaman grandes cantidades de conocimiento aplicado y experticia hasta que la rueda se pone en marcha”.

Criptomonedas, para neófitos y entendidos

El Cluster de Exportadores de Tecnología de Entre Río es una entidad fundada este año por empresarios del sector TICs con el objetivo de promover la comercialización y desarrollo a nivel mundial del trabajo de empresas locales dentro del rubro. Entre las tantas actividades que promueven se encuentra el evento “Blockchain, Bitcoin y Criptomonedas”, que se realizará el próximo viernes desde las 16.30 en el salón de eventos del Hotel Howard Johnson Mayorazgo. La inscripción para participar del evento es a través de la plataforma Eventbrite o a través del Facebook de la entidad.

En la oportunidad, de manera simultánea, tendrán lugar disertaciones tanto para público en general, como para especialistas en la nueva tecnología, con disertantes y expositores de renombre nacional e internacional, y una duración estimada de las cuatro horas.

Los temas para el público en general serán: Blockchain y Criptomonedas, conceptos básicos a cargo de Mariano Orsili; Compra, venta e inversiones de criptomonedas, a cargo de Santiago Martinez; y CRYPTOLAW: desafíos y respuestas legales para afrontar sin riesgos el panorama regulatorio de las criptomonedas a cargo de la Dra. Johanna Faliero.

En tanto, que los temas para desarrolladores de software, estudiantes de sistemas y carreras afines son: Tecnología detrás de un proyecto de criptomonedas, a cargo de Daniel Mangia; Desarrollo de Smart Contracts, caso Minds.com, a cargo de Nicolás Ronchi, Marcelo Rivera, Martin Santangelo; Integración en desarrollos de Crypto Wallets, Exchanges, Blockchain Explorers, Miners, etc. por Mariano Orsili; y por último No confiar. Verificar. Desarrollo seguro con criptomonedas a cargo de Juliano Rizzo.

Inscripción on line

Más información se puede ver en la página institucional de CETER o en las redes sociales.

Tecnología cercana

Los usos de las TIC no paran de crecer y de extenderse, sobre todo en los países ricos, con el riesgo de acentuar localmente la brecha digital y social y la diferencia entre generaciones. Y, concomitantemente, la distancia entre países: de ahí que lo mejor es no perder el tren de las oportunidades.

Desde la agricultura de precisión y la gestión del bosque, a la monitorización global del medio ambiente planetario o de la biodiversidad, a la democracia participativa (TIC al servicio del desarrollo sostenible) pasando por el comercio, la telemedicina, la información, la gestión de múltiples bases de datos, la bolsa, la robótica y los usos militares, sin olvidar la ayuda a los discapacitados (ciegos que usan sintetizadores vocales avanzados), las TIC tienden a tomar un lugar creciente en la vida humana y el funcionamiento de las sociedades.