Los Tigres de barrio El Gráfico

Un piedrazo que valió la pena

La historia de un llamado de atención que unió barrio, clubes, empresas y Estado. El fenómeno de los consorcios sociales busca trasformar vidas y poner a los ciudadanos como verdaderos protagonistas.


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Ignacio Negri
redaccion@miradorprovincial.com


La trama es digna de una serie de Netfilx, una mesa servida con todos los cubiertos para cualquier guionista de cine. El propio Campanella se frotaría las manos si a su casilla de correo llega esta historia. La historia de Los Tigres y la formación de los consorcios sociales.

Esta serie debería empezar con un piedrazo. Sí, un piedrazo que tenía como destinatarios a los chicos que estaban practicando rugby en el Jockey Club de Fisherton. Un Ricardo Darín, o tal vez un Oscar Martínez, deberán ponerse en la piel de aquellos padres que estaban practicando en el club como todos los sábados.

Del otro lado del alambrado, los pibes del barrio El Gráfico que seguían arrojando piedras. "Los tres padres que estaban allí (Nicolás del Campo, Joaquín Pascual y Lucho Jáuregui) se acercaron a hablar con ellos, no para pedirles que paren de tirar piedras, sino para preguntarles si querían jugar al rugby. La motivación inicial fue querer saber qué querían los chicos que estaban del otro lado del alambrado. El inicio no fue planeado, al estilo de ‘vamos a cambiar la vida de los chicos a través del deporte’, eso vino después, el surgimiento fue mucho más espontáneo y sincero. Nos encontramos personas a construir un vínculo", recuerda Rómulo Bertoya, dando el puntapié inicial a esta historia.

Basada en un hecho real, el guión continúa con los chicos aceptando el desafío. Al sábado siguiente ya eran 12 pibes con ellos tres haciendo de profes para entrenarlos. "Allí conocimos a sus padres y una de las mamás nos ofreció su casa para hacer el tercer tiempo. Hoy son más de 200 chicos y chicas que cada sábado vienen a jugar al rugby y al hockey, a hacer el taller de manualidades para los más chiquitos y no sólo eso. Tenemos jugadores becados en clubes como Jockey y Caranchos", continuó.

Por aquel entonces corría el mes de septiembre de 2015 y de esa manera comenzaba a formarse una bola de nieve que se iba agrandando con solidaridad y entusiasmo. Los Tigres de barrio El Gráfico se convirtieron en un movimiento que contagió a propios y a extraños, a clubes, vecinos, empresas, instituciones y al propio Estado.

Desde Los Tigres y el Estado coinciden en algo. Este es un modelo para replicar en diferentes barrios de la ciudad y la provincia. Para eso se necesita la incorporación de más personas, instituciones, clubes, empresas y organizaciones con ganas de colaborar y construir en conjunto. "Debemos establecer una red con la gente o instituciones que ya está trabajando en el barrio, con los centros de salud, colegios, ONG, iglesias, etcétera. El deporte es una herramienta poderosísima de cambio, construcción, transferencia de valores. Convoca, motiva y estimula a los chicos", relata entusiasmado el referente de los Tigres.

Los consorcios sociales
El Estado prestó atención a lo que estaba pasando. Los protagonistas eran los vecinos, ellos solos encendieron la mecha y comenzaron a interactuar, pero hacía falta una mayor organización y más protagonistas para que el efecto de Los Tigres se propague por la ciudad. Así es como comenzaron a conformarse los consorcios sociales.

"Es conmovedor lo que hicieron los vecinos y los padres del club. Ellos son los verdaderos protagonistas de este cambio, nosotros venimos a aportar nuestro grano de arena dándole un marco institucional y colaborando desde el Estado. Ese es el espíritu de los consorcios sociales, se trata de una iniciativa público - privada en el marco del plan Abre, en la que empresas, instituciones y organizaciones articulan con el Estado distintos programas de capacitación, desarrollo e inclusión de jóvenes buscando ofrecerles herramientas de superación y posibilidades concretas de formación para una salida laboral. Al mismo tiempo, Provincia y Municipio desarrollan y ejecutan obras de infraestructura y ofrecen acompañamiento social para la igualdad de oportunidades y la mejora de la convivencia", informó Cecilia Mijich, subsecretaria provincial de plan Abre Rosario.

Desde el municipio, Lionella Cattalini, coordinadora del plan Abre sostuvo: "Creemos en la importancia de la participación ciudadana y promovemos el trabajo conjunto con instituciones barriales y actores privados, de distintos sectores. Todo esto sumado a la presencia del Estado en los barrios son los ejes de nuestra gestión para beneficiar a cientos de familias".

Desde Los Tigres, visualizan en los consorcios "una herramienta muy poderosa" desde lo institucional. "Brinda posibilidades de interrelación y trabajo colaborativo. Tiene el desafío de ver quién lo lidera, no creo que sea tarea del Estado exclusivamente , como sociedad civil, tenemos que asumir responsabilidades y encontrar las herramientas para ser agentes de cambio". En relación al aporte específico desde plan Abre, Rómulo destacó "el trabajo, la visión y principalmente las ganas. Lo poderoso de la herramienta es esta especie de concertación público -privada en pos- de construir un mejor hoy, que proyecte el mejor mañana posible".

La expansión
Estos consorcios ya están funcionando en los barrios El Gráfico, Antena y Unidos, donde instituciones, empresas y vecinos se involucran para transformar la realidad social. Específicamente está compuesto por el presidente de Los Tigres de El Gráfico, Gonzalo Maderna, y el secretario, Rómulo Bertoya (uno de los impulsores de la iniciativa); los presidentes de los clubes Jockey Club de Rosario, Charles Roberts; de Los Caranchos, Fernando Riccomi; y de Old Resian, Guillermo Wade; el gerente general de la empresa Pilay SA, Gonzalo Crespi; Yolanda vecina y madre de los jugadores de Los Tigres; y Tomás, uno de los primeros adolescentes en sumarse al rugby solidario.

La subsecretaria provincial de plan Abre Rosario, Cecilia Mijich y la coordinadora de plan Abre del municipio, Lionella Cattalini son quienes coordinan las acciones en territorio, con la premisa de no apropiarse de los proyectos, sino acompañar en esta integración que surge de los mismos actores. "Entre las acciones en las que ayudamos a coordinar se destaca la primera maratón solidaria Abre 2018 que se correrá el próximo 18 de febrero en el Bosque de los Constituyentes y lo recaudado será destinado al consorcio para apoyar sus actividades deportivas, culturales y sociales en estos barrios", informó Mijich.

En relación a los objetivos para este año, Bertoya destaca la posibilidad de juntar más chicos con más posibilidades. "Para eso necesitamos gente con ganas de ayudar y recursos materiales, intelectuales y económicos. Duplicar la cantidad de chicos bajo el programa Tutorías Tigres para que se puedan insertar en clubes formales a practicar un deporte, formar a los futuros referentes de Los Tigres y construir nuestra cancha".

Verdaderos protagonistas
Para Rómulo, "la realidad en muchos casos duele". No obstante, el contrapeso de eso, es el afecto de los chicos y sus familias. "Es increíble lo que nos dan y lo que construimos a través de un diálogo franco y sincero. Acá no hay fórmulas mágicas, no hay saberes universales, esto se construye a partir del afecto y el querer encontrarnos".

Yoli, vecina y mamá, recordó que su hijo (Bruno) quería jugar al rugby "y yo le decía que era muy caro que no iba a poder, hasta que un día cuando llegué de trabajar me dijo: ‘mamá el sábado van a venir unos profes a entrenarnos’. Me parecía increíble, pero fue verdad, tres profes comenzaron a darle rugby a nuestros hijos, y luego se sumaron sus esposas a entrenar a las chicas en hockey. Yo me encargo de guardar todos los elementos de los chicos en mi casa para que cada sábado vengan a entrenar", cuenta orgullosa y emocionada Yoli.

Tomás, tiene 15 años y fue uno de los 12 primeros chicos que se sumó a Los Tigres de El Gráfico. "Para mí es un orgullo que desde nuestro barrio hayamos podido formar este equipo, que es una familia porque aparte de entrenar sabemos que si necesitamos estamos para ayudarnos" expresó.

"Muchos de los chicos que hoy estamos acá antes nos peleábamos, pero el rugby nos unió, ya jugamos nuestro segundo seven junto a otros seis grandes equipos de la ciudad y algunos chicos van a tener la posibilidad de viajar a Sudáfrica con el rugby", afirmó el adolescente, y agregó: “Estoy orgulloso porque el año pasado ya jugamos, no ganamos, pero felicitaban a nuestros entrenadores porque en un año formamos un gran equipo que le dio pelea a otros que están consolidados desde hace años”.

Por último, Bertoya deja un mensaje clave para que esta iniciativa se transforme en un ecosistema con vida propia, donde los protagonistas sean los propios vecinos. "Hay que empoderarlos para que auto-gestionen los proyectos, mostrarles que las herramientas las tienen ellos para mejorar sus vidas. Creo mucho en las posibilidades que tenemos como personas de interrelacionarnos y afrontar desafíos que a priori parecen imposibles, la historia está plagada de ejemplos. Pero sabiendo que siempre son de carácter colectivo".



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