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“Es un gran paraguas que aloja por un lado a Cabaña Avícola Feller, que en enero cumple 61 años de actividad; dentro de ella encontramos los eslabones de reproductoras del Complejo de Alta Bioseguridad (Cobise I, en pleno funcionamiento, y II, en construcción); y, por el otro, al Complejo Alimentario SA (Calisa), que involucra las áreas de engorde, faena de aves y cocción de carnes para productos elaborados”, dirá Héctor Motta, cuando se le pregunte por el Grupo que lo reconoce como alma mater y fundamental motor. Lo hace ante un poster donde puede apreciarse el desarrollo territorial de la compañía, cuyo colorido rompe la uniformidad de un espacio para reuniones, confortable y austero. “Gracias a nuestro brazo exportador, Calisa, tenemos presencia en 23 mercados, hacia donde se orienta entre el 40 y 50% de la producción”, agrega, al indicar que “la historia no se hace de buenos semestres aislados sino de una sucesión de acontecimientos y ante ese derrotero, lamentablemente, hay largos períodos en los que el esfuerzo está puesto en cumplir los contratos de exportación, no en conservar o aumentar la renta”.
Puede que la vehemencia, el tesón, la inteligencia táctica y la lectura estratégica, que podrían consignarse como los sostenes de su personalidad, se hayan modelado durante su juvenil etapa de deportista, pero debe decirse que alcanzaron logros de relevancia recién cuando se dedicó al mundo de los negocios. Ese carácter irrumpe en la charla, aunque Motta no se lo proponga.
“Gobernar en la Argentina parece consistir en activar una ‘mira telescópica’ para detectar qué factores están dando utilidades para apropiarse por vía impositiva de esa parte de la renta y seguir engordando el Estado, cuando lo ideal sería encontrar la expresión mínima y suficiente de estructura administrativa que le permita a la sociedad reinvertir el sobrante en el fomento de los factores productivos”, sentencia. En efecto, en distintos intervalos se ocupará de esa paradoja argentina, en la que la falta de previsión de la economía a mediano plazo juega un ajedrez siniestro con programas de desarrollo fabril y comercial que son siempre pensados a varios años vista. “El Presidente de la Nación ha dicho que Argentina debe ser el supermercado del mundo y los que conformamos el complejo alimenticio pensamos lo mismo; pero a la hora de definir las reglas de juego y las medidas económicas no se permite avizorar que esta realidad se vaya a cristalizar, más bien al contrario”, cuestiona.
Ejes
En la discursividad de Motta, las especificidades técnicas de las cadenas a las que se dedica, las referencias a la infraestructura productiva que siempre corre desde atrás, la información sobre hacia dónde se dirige el fenómeno de la alimentación a nivel mundial y las estrategias empresarias, se mezclan con frecuentes alusiones a valores: pareciera haber una vara ética con la que mide lo que hace, acaso producto de sus fuertes convicciones religiosas y sus ideas políticas.
–¿Hay un método Motta aplicado a la consolidación empresaria?
–Tenemos dos pilares básicos: cuando la renta se produce, los socios tomamos de allí lo que se necesita estrictamente para vivir con comodidad y, al resto, lo destinamos siempre a la reinversión, tal como lo revelan nuestros balances; y, por otro lado, para ampliar la estructura productiva o para incorporar tecnología, recurrimos a créditos bancarios.
–¿Créditos bancarios, hoy?
–Está cerrado, es cierto. Hay que ser sinceros: hoy los bancos en la Argentina no están prestando dinero a mediano y largo plazo; sin excepciones, todos están subidos a la renta financiera de corto plazo. De hecho, en estos días, representantes del GM viajan a Europa en busca de equipamiento, con la premisa de conseguir financiación de origen. Aunque parezca mentira, debemos recurrir a crédito exógeno para sostener la actualización de la infraestructura productiva local.
El empresario, cuando es un emprendedor, no puede quedarse con la foto de recién y creer que el mundo es suyo y lo será para siempre o que ya no tiene posibilidades porque cambiaron repentinamente las condiciones. Debe mirar más allá de la contingencia. En nuestro caso, le prestamos mucha atención a los diagnósticos y estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, comúnmente conocida como FAO.
–¿Y qué dice?
–Que en la próxima década aumentará en un 20% la demanda de alimentos, principalmente en el rubro carnes.
–¿Quiénes dominan las ligas mayores en materia de producción aviar?
–Estados Unidos, Brasil y la Comunidad Europea. Pero Argentina puede jugar en ese esquema un rol importante. Dependerá de las decisiones que tomen los gobiernos y del ímpetu con que afrontemos las inversiones.
Marcas
Una marca del grupo es que se involucra con las comunidades donde se instala: lo testimonia un largo listado de inversiones no estrictamente industriales tales como extensión de redes de distribución eléctrica y telefónica, provisión de agua potable y de servicio cloacal o mejorado y asfaltado de caminos. Crecen juntas empresa y comunidad. Este polígono de fuerzas se integra a beneficios indirectos si se quiere, como las gestiones realizadas ante los gobiernos en virtud de que la presencia de estos nodos productivos en expansión visibiliza las localidades en las que están enclavadas. De hecho, Racedo –por una serie de situaciones- era un pueblo olvidado de Dios cuando se resolvió producir allí un desarrollo fabril; hoy es una localidad que ha recobrado su ciclo de prosperidad. Puede sonar exagerado pero es así: Racedo fue refundado, apenas el grupo decidió instalarse. Las 40 personas que residían antes de la llegada de GM se multiplicaron en 350 familias que hoy, a escala, tienen comodidades similares a la de cualquier otro centro poblado.
En materia de empleo, Motta asegura que se prioriza la mano de obra local. De su testimonio, se concluye que convergen diariamente en las plantas industriales unos 700 operarios, tanto de Racedo como de pueblos aledaños: María Luisa, Gobernador Etchevehere, Crespo, San Benito, Aldea Spatzenkutter, Diamante, Alvear, Tezanos Pintos, Colonia Refino, Villa Fontana, Hernández y Nogoyá.
Por si hace falta algún otro dato, ahí está el Instituto Tecnológico Universitario de Crespo, creado bajo inspiración (y la insistencia) del GM, que produce una mano de obra calificada que egresa con trabajo asegurado en la región o que se encuentra empleado en distintas zonas del país.
Ahora, ese fervor hacia un tipo de progreso en el que la suerte de una firma se integra a la de la sociedad de la que forma parte, se manifiesta también a la hora de la crítica. “Están olvidadas las cuestiones básicas que hacen al desarrollo de nuestro país y de nuestra provincia; tal vez esas condiciones para dar el salto de calidad están presentes en el discurso del Presidente de la Nación, del Gobernador y de los Ministros, pero en la práctica nos encontramos con demandas insatisfechas y promesas incumplidas desde hace 25 años”, expone Motta. No obstante, reconoce que “el gobierno provincial está dando un impulso” a los puertos de Diamante, Ibicuy y Concepción del Uruguay. “Ojalá se materialicen”, manifiesta, no sin hacer notar que “aún en ese caso se necesita una red ferroviaria de carga y de caminos que permita llegar hasta ellos, lo que hoy se está lejos de verse materializado”.
–Según los manuales, una empresa familiar como el Grupo Motta podría estar disgregándose y, sin embargo, los datos de crecimiento están a la vista, ¿qué alcanzaron a ver a tiempo que les permitió integrar a las segundas y terceras generaciones de manera no traumática?
–Nuestros antecesores llegaron a la zona hacia 1887. Algunos se dedicaron a la actividad agropecuaria, por el lado materno, en Hernández; otros, por el paterno, se inclinaron a la hotelería, en Crespo. Nosotros nos entregamos a esta aventura empresaria y estamos tratando de entusiasmar a los nietos para que al menos algunos de ellos tomen la posta en el futuro.
Una satisfacción personal, tanto para mí como para mi hermano, es que nuestros hijos se hayan formado como profesionales y que, luego de un recorrido independiente, entendieran que esta empresa es una plataforma fenomenal para sus inquietudes. Por otro lado, la buena salud de la que gozamos nos ha permitido encarar un proceso satisfactorio de sucesión. En los hechos, mis hijos y mi sobrino están al frente de la empresa, con el acompañamiento nuestro.
En lo personal, tengo una clara opción a favor del concepto de familia, convicciones de fe (soy católico) y cierta inspiración en el ejército prusiano, caracterizado por una formación donde prevalece la organización y la aplicación disciplinada de la inteligencia a todas las cosas, pero -sobre todo- en la persistencia de las acciones y en una actitud que busca estar preparado para cualquier desafío o contrariedad. Esto nos ha permitido no relajarnos cuando los vientos fueron propicios y estar afirmados en la adversidad.
Elementos de jucio –¿Por qué aumenta el consumo de pollo y huevo?
–El factor principal es el precio. Antiguamente, un kilo de pollo costaba lo mismo que uno de asado, mientras que hoy la relación es del 30%. Y esto fue posible por las inversiones realizadas en genética, innovación tecnológica, alojamiento, nutrición y sanidad.
–¿Todos los insumos son provistos desde Entre Ríos?
–No, no. La producción de granos de la provincia no alcanza a cubrir la demanda de la avicultura, debemos proveernos de otros lugares: hay que tener en cuenta que Entre Ríos produce la mitad de los pollos del país y casi la tercera parte de los huevos.
De las materias estratégicas somos importadores: la farmacéutica, los núcleos vitamínicos que sostienen la ración del alimento balanceado y la genética, que es manejada por tres empresas en el mundo.
–¿Le molesta que se diga que ha levantado un imperio?
–Sí, porque no creo que esto sea un imperio. No buscamos el enriquecimiento a como dé lugar. Por nuestra forma de pensar, lo que construimos es un complejo económico-social, es decir, una serie de emprendimientos que le permite vivir con dignidad a una muy buena cantidad de familias.
Presente y futuro
“El grupo Motta puede ser la única empresa avícola del país que tiene desarrollos en las dos cadenas: la del huevo y la del pollo; una empresa norteamericana nos provee genética pura, en Bernardi producimos los huevos fértiles, en Racedo tenemos la planta de incubación (que produce unos 5 millones de huevos por mes) desde donde se abastece el 50% de las ponedoras del país, que conformarán los futuros planteles de los avicultores; en el último tramo, a partir de Tecnovo, radicada en el Parque Industrial de Crespo, de la que somos socios, se industrializa el huevo al deshidratarlo, en distintas variantes”, mencionó el entrevistado, al aportar que “pensamos que en el porvenir, la avicultura pasará por” la producción de huevo fértil y de pollitos bebé, la integración horizontal del engorde a partir asociados estratégicos con criaderos, el procesamiento del ave, la distribución en el mercado interno y la exportación en estado crudo, sumado a la planta de cocción de carne.
Carne y huevo
En el mercado interno argentino el consumo más importante de carne es la vacuna, con 58 o 60 kilos por persona y por año; le sigue la aviar, con 46 kg; y, aunque viene creciendo en el último tiempo, la porcina se ubica en los registros oficiales con una cantidad que oscila entre los 10 y los 12 kilos. Así, la cantidad de pollo usado en las comidas aumentó 4 veces si se la compara con lo que sucedía hace un tiempo atrás.
El mismo crecimiento en los últimos quince años se ha dado en materia de huevos: si antes se consumían 100/105, hoy se llega a las 285 unidades. Expresado en kilos per cápita, son 17,2, al año. De manera que la suma de los 45,8 kg/persona de pollo y los 17,2 kg/persona de huevos la convierten en la proteína animal de mayor demanda del mercado interno.
La FAO (organismo de Naciones Unidas para la Alimentación) declaró al huevo como el alimento con la proteína de mejor calidad después de la leche materna, por lo que muchos argentinos van incorporándolo a sus dietas, incluso como reemplazo de la carne.
Desarrollo territorial El grupo Motta está asentado en los departamentos Nogoyá, Diamante y Federal, pero se encuentra en medio de un proceso de transformación. En Nogoyá y Betbeder, tradicionalmente hubo granjas de reproductores. En Hernández se asentaron para desarrollarse en la década de los 90s, con instalaciones para alojamiento de reproductores que hoy han quedado superados por los avances tecnológicos y van camino a transformarse en un sector de engorde. En Diamante, mantienen las granjas de reproductores en Alvear.
Esos cambios internos, producto de una planificación a mediano y largo plazo, arrancaron en 2010, cuando el proyecto Cobise I, en Conscripto Bernardi, fue dando los primeros pasos; ahora, ya está en obra el Cobise II, con una estructura y capacidad productiva incluso superior, montado en un entorno de bosques, que estará terminado en 2022.
El plan de ampliación del Complejo Cobise, que dará empleo a otras 80 personas, incluye un emprendimiento para reproductores pesados, con una producción estimada de dos millones de huevos fértiles por mes. La planta comprende una construcción de 3 núcleos de cría y 6 núcleos de producción para alojar a 150.000 reproductoras anuales. Este lugar será mejorado y se alimentará con energía eléctrica para lo cual la empresa construirá 7 Km de líneas y 14 kilómetros de caminos internos afirmados y alcantarillados desde el acceso asfaltado de Conscripto Bernardi.
Con esta estrategia, funciones que hoy se despliegan en Alvear, Hernández, Nogoyá, Betbeder -potenciadas con el aporte de innovaciones y técnicas- se trasladarán a Conscripto Bernardi. Y, así, estos enclaves tradicionales pasarán a especializarse en engorde. Racedo, departamento Diamante, completa el esquema: allí se concentra la industrialización. De esa manera, genética, engorde, faena y producción de alimentos pasan a estar integrados a una misma cadena.