Walter Andrade se reinventa en tiempos de COVID 19

La nueva vida de un ídolo paranaense

Hace más de un mes que la pelota de fútbol no forma de la vida del ex defensor de Patronato. Dice que no extraña la actividad y que se está adaptando al rubro inmobiliario y el encierro. “El primer día parecía un pajarito mirando el horizonte”, le confesó el Negro, en una entrevista con Mirador Entre Ríos.


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Gabriel Obelar

Durante 15 largos años, Walter Andrade tuvo que reinventarse, adaptarse a los nuevos desafíos, nuevas categorías, compañeros nuevos, rivales mucho más exigentes, con más experiencia y con pasado europeo.

De igual manera, el hoy ex defensor de Patronato, se equilibró, se esforzó más de la cuenta y siempre logró defender la camiseta en los buenos y sobretodo, en los malos momentos, donde dio la cara y no le pesó el rol de referente, junto a otra camada de futbolistas, que dejaron a la institución paranaense, en lo más alto del fútbol provincial y nacional.

A sus 35 años, el 1 de Julio, un mes y medio atrás, el “Negro” decidió colgar los botines, luego de una temporada en la que solo sumó dos cotejos con el Rojinegro y la negativa de Gustavo Álvarez, quién no iba a tenerlo en cuenta para la Liga Profesional de Fútbol.

“Pasó rápido el tiempo desde que me retiré. Tomo dimensión del hecho, de haber colgado los botines, pero bien. Fue una decisión que opté con seguridad y convicción y eso me da tranquilidad”, admitió el propio Walter, quién atendió a MIRADOR ENTRE RÍOS en la comodidad de su hogar.

Nuevos pasos

A los pocos días de anunciar su retiro de la actividad profesional, en su cuenta personal de Facebook, Andrade anunció que su nuevo destino, detrás de un escritorio e interiorizándose en la venta de casas: “Este es un proceso que no es fácil, pero lo llevo bien. Estoy en equilibrio y me reinvento”.

Dentro de la misma idea, admite que el cambio “fue de golpe”, a lo que contó: “Se dio rápido lo de comenzar una nueva etapa. Hace un año y medio que estaba estudiando la carrera de corretaje inmobiliario y martillero público. Sergio Chinisinero, dueño de Casa Propia me habló, me dijo que si quería sumarse a su inmobiliaria. Hoy estoy como pasante y el día a día en la inmobiliaria es distinto y estoy muy contento”.

En el pasado, Walter lidió con defensores como David Trezeguet, Darío Benedetto, entre otros, aunque la dificultad, apareció en este nuevo andar: “Me ha costado mucho agarrar el tiempo en el día a día en la inmobiliaria. Ahí trabajamos en horario de comercio y es otra vida, otro rubro”.
“Estar encerrado en cuatro paredes no es fácil. Estaba acostumbrado a trabajar al aire libre. De entrenar toda la mañana pasé a estar encerrado en la mañana. Es un cambio muy grande”, subrayó.

Además, agregó: “Hay días que vengo sobrecargado mentalmente. No extraño el fútbol, si ver partidos. El día a día como futbolista es hermoso, mágico, pero cerré mi etapa cuando lo sentí, después de haber dado todo y eso me da tranquilidad”.

El retiro

Pasó tiempo desde que Walter Saúl dejó atrás la actividad como futbolista profesional. Con el pasar de los días, admite que no se arrepintió de la decisión que tomó a su edad: “Estoy tranquilo, no me arrepiento de la decisión porque estoy cerca de mis dos hijos, porque durante mi carrera di todo y terminé en Primera División”.

“No me quedó nada. Fueron 15 años de carrera con Patronato, di todo, con errores y virtudes, con mis herramientas y para mí fue un orgullo saber que arranqué en el club yendo en bicicleta a La Capillita, con una sola cancha y me fui en Primera y con una estructura acorde a la categoría”, mencionó.

En alusión al momento en el que tomó la decisión de decirle adiós a la profesión que le dio prácticamente todo, confesó: “Lo venía pensando desde el comienzo de este año. Me separé y consecuentemente sabía que se vencía mi contrato en Junio y existía la posibilidad de que no me renovaran”.

A lo que agregó: “Yo me jugaba las últimas fechas en la Copa de la SuperLiga, de demostrar que estaba vigente y dejarle en claro al técnico que podía pelear. La pandemia me cortó el plan, después con toda la incertidumbre, estaba seguro de lo que podía pasar”.

“Cuando llegó el momento del contrato, en todo el tiempo de pandemia, procesé que si no me renovaban podía llegar a colgar los botines. A esta edad no siento irme de mi ciudad, principalmente por mis hijos. Entre seguir jugando y perderme una etapa de su vida, así sea por un mes, dos o seis meses sin verlos, preferí colgar los botines y poder verlos crecer y estando presente”, dijo con firmeza, el histórico central Santo.

Patronato

El nombre de la institución entrerriana, caminará a la par de Walter Andrade: “Hoy en día digo, ‘que feliz era’ y no me daba cuenta. Fueron 15 años de mucho sacrificio, dejando cosas de lado, pero cada vez que me ponía los botines a la mañana, era feliz y eso no tenía precio, más allá de las temporadas y procesos con éxitos y pasos en falso. Cada tanto veo las fotos de la SuperLiga y está el escudo de Patronato y se me pone la piel de gallina y ver a este club en Primera, es impagable”, aseguró.

Frente a los procesos vividos durante el periplo, el Negro resaltó: “Se fueron dando las cosas. Año a año se plantearon objetivos. Estuve en un club que fue creciendo y en lo personal me fui adaptando y superándome. Me da satisfacción el saber que pudimos llegar a Primera”.

De igual manera, le da vergüenza el hablar de que por años, su nombre quedará grabado en la historia provincial: “Es grande el pensarlo y decirlo. Debe ser así, estoy en la historia grande del fútbol entrerriano y con Patronato. No me doy cuenta de que es así, pero ser causa con los demás compañeros de ese título, con partidos históricos, me cuesta verlo”.

La confesión

Como en cualquier charla futbolera, aparecen detalles que en el trajín del día a día, uno puedo llegar a obviar. Ante la consulta de Mirador si alguna vez se vio con otra camiseta, Walter sorprendió. “Me vi hace poco, todavía cuando estaba Mario Sciacqua en Patrón”.

“El no me iba a tener en cuenta y no fue frontal conmigo. Quedé en la segunda etapa de su proceso dentro del equipo, arranqué de atrás, sabiéndolo, pero comencé jugando. Se me abrió el camino y agarré la camiseta, le ganamos a Colón, perdimos con Boca y no jugué más”, admitió.

Allí, lanzó: “Tuvimos una discusión y diferencias con Mario (Sciacqua), sabía que no iba a jugar con él y venía masticando a mitad del semestre salir. Seguía sumando y entrenando y pensaba irme en Diciembre, bajar al Nacional B o que se presentaba y ese fue el único momento en el que pensé que cerraba una etapa en Patronato para comenzar otra”.

“Cuando llegó Gustavo Álvarez, tuvimos una charla, me fue claro pero no tuve la oportunidad de agarrar la camiseta, por diferentes circunstancias y momentos”.

Recuerdos

Las imágenes, fotos y videos, que de vez en cuando vuelve a rememorar Walter, los compartió en esta edición, al contar los dos partidos que pone en el podio.

“Tengo muchos, pero apunto a dos. El de Cipolletti, la semifinal de vuelta del Argentino A en Paraná, porque se escapaba y con el penal que me hacen en el final, cambió la historia. Luego Seba (Bértoli) atajó los penales y la historia ya la sabemos. Ese partido fue importante por el marco, porque había que remontar un resultado y por cómo se dio el partido”.

Como era de esperarse, en el primer puesto, habló del ascenso a la máxima categoría: “En primer lugar, obvio, el partido con Santamarina en el ascenso”.

“Es el cotejo que volví a ver, porque fue el partido perfecto, de película, porque sufrimos a la Patronato y ascendimos así, a lo Patronato, con garra, juego y dando vuelta un resultado. Ese partido me genera muchas emociones”, remarcó.

Mientras que en Primera División, el que figura, tal vez, sin decirlo en el tercer lugar, pero con un significado inmenso para Walter, fue su partido en La Bombonera: “El haber ido a Boca, por lo que significa, queda en la retina de uno, el entrar a la Bombonera, sabiendo que Boca era favorito y haber empatado en las últimas jugadas, significa mucho”.

“Son pocos los jugadores a nivel argentino, más uno que viene del ascenso, que lo pisan y pueden jugar ahí. El acordarte que estuviste jugando en esa cancha, que cerraste una jugada, que fuiste a un córner, que estuviste con jugadores que estaban a punto de ir a un Mundial, se hace inolvidable”.

La nueva era

“El hincha se dio cuenta que se terminó una etapa de las más ricas, no va a volver a pasar que Patronato transite, al menos en vida dudo que lo volvamos a vivir, que descienda y vuelva ascender con una camada tan propia de la institución”, indicó.

“Fui el último eslabón de muchas camadas, de muchos futbolistas. Cerré una etapa gloriosa, algo que jamás se van a olvidar los hinchas, por el color, por los viajes, por los partidos que fueron historia, además de los ascensos”, tiró.

De igual manera, Walter piensa que el club puede volver a contar con el sentido de pertenencia dentro del vestuario, con él cuál se fue: “El club tiene que apuntar a eso, a tener raíces propias. Lleva tiempo, trabajo, sacrificio. Hay gente identificada con este club en el vestuario que quedó. Ojalá que el Patronato que se venga pueda cumplir con los objetivos que se propongan”.

En base a su futuro, a corto plazo, no lo ve dentro de Patrón: “Por el momento no lo pienso, estoy focalizado en el día a día, tratando de devolverle a la gente que me abrió las puertas en la inmobiliaria y me da ganas de ir a trabajar”.

Corredor inmobiliario

Su nuevo estilo de vida, su nueva pasión, que lo llena de felicidad, desde hace un par de años y que hoy, el ex central, disfruta. Acerca de los motivos por los que se inclinó por la profesión, el ‘Negro’ contó: “Es una mezcla de todo”.

“Siempre supe y es importante que el jugador de fútbol, sea exitoso o si esta salvado desde lo económico, pero el jugador tiene que estudiar. El futbolista tiene un ciclo de vida, que cuando eso termina, arranca una nueva etapa y hay que tener herramientas”, apuntó.

A lo que aclaró: “Eso lo leí y más cuando pasé la barrera de los 30 años. Me gustó cuando empecé a construir mi casa, porque lo disfruté mucho, más allá de los problemas, pero en ese momento me di cuenta que me gustaba”.

Como en su época de futbolista, Walter trabaja y estudia a la vez: “Arranqué a estudiar en una plataforma que me daba la posibilidad de seguir entrenando con tranquilidad, de pasar tiempo con mi familia y estar dos horas estudiando y capacitándome. Se fue dando y hoy en día puedo trabajar de esa pasión, mientras termino la carrera”.

El primer día

Así como en la cancha o dentro del vestuario aparecen y figuran mil anécdotas, lo que no se olvidará nunca Andrade, fue su primer día en la oficina dentro de la inmobiliaria: “Me senté y miraba la ventana”.

“El encargado me miró y me preguntó que hacía, porque estuve cinco horas encerrado y parecía un pajarito, que miraba el horizonte. Es un cambio que lo vivo y me adapto día a día, porque hay mucho trabajo y me mantiene activo, pero hay días que termino cansado pero es propio del cambio”.

El futuro

Por el momento, será fuera de las canchas, ya que no piensa volver a jugar: “Tengo la sensación de que no. No por negación, sino porque durante los 15 años de carrera, pisé el acelerador. Dejé de jugar y no toqué más una pesa. Quiero descansar desde ese lugar. Fueron 15 años de mucho placer y convencimiento, pero mucho sacrificio desde lo físico”.

Además, resumió: “Tengo un cuerpo estándar, pesando casi 100 kilos y me tocaba marcar delanteros que venían de Europa o pesaban mucho menos y eso era doble esfuerzo. Si algún día me pica el bichito de alguna actividad, lo haré con gusto”, cerró.

¿El rubro para ex futbolistas?

Son varios los ex compañeros de Andrade que figuran en el mismo ámbito, caso de Augusto Prono y Tomás Spinelli, por mencionar algunos. “Antes de ascender al Nacional B (2010) empecé a estudiar el profesorado de Historia, pero me puse a pensar que no iba a estar encerrado todo el día dando clases. Ahí dije no. En este rubro tenés oficina, pero también salís a la calle”.

Más allá de la emoción y alegría con la que cuenta sus primeros pasos laborales, sabe que la ansiedad que sintió antes de entrar a una cancha, no es igual: “Ese cosquilleo, el pico de presión o ansiedad antes de entrar a una cancha no lo voy a sentir nunca más”.

“Esa sensación de vestirse y que había que salir con el cuchillo entre los dientes es único. Hay adrenalina cuando estar con un cliente y tratas de convencerlo para vender”, confió.

¿Qué haces acá?

Walter Saúl Andrade sigue siendo el mismo, aunque a la gente le cuesta verlo detrás del escritorio en la oficina: “Se sorprenden, me preguntan ‘¿Qué haces acá?’. Uno se va reinventando y el trato con la gente, después de que te ve en una cancha y ahora estar del otro lado, ofrecerle una compra o alquiler, me gusta, es un cambio, pero lo llevo bien”, sentenció.

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