Emprendimiento en San Gustavo

Un ejemplo a imitar

Una vieja comisaría las recibe tarde a tarde para que comience la producción. Con apoyo del municipio de San Gustavo, en el departamento La Paz, armaron su emprendimiento y fabrican placas de yeso para la construcción. Una historia inspiradora de cinco mujeres que compartieron con MIRADOR ENTRE RÍOS.


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Conrado Berón
redaccion-er@miradorprovincial.com

Este 2021 comenzó con mucho trabajo para un grupo de cinco mujeres oriundas de San Gustavo, ya que luego del proceso previo de organización y capacitación, comenzaron a producir placas de yeso anti-humedad y decorativas.

Este producto de mucha demanda en la construcción actual, lo fabrican estas mujeres sangustavenses, con el apoyo de la municipalidad en la figura de su intendente César Simino y un grupo de apoyo encabezado por Omar Seguí.

En plena campaña electoral, Simino y Seguí comenzaron a diagramar este proyecto que consiste básicamente en colaborar con fondos, servicios, logística y conocimiento, con los monotributistas del pueblo. La idea es que más allá de su ayuda social puedan empezar a generar ingresos genuinos con su propia capacidad de trabajo.

La municipalidad compró los moldes, la materia prima que se lleva desde Piedras Blancas y provee el conocimiento a través de una intensa capacitación a cargo de Seguí.

Menos planes y más trabajo dijeron, y comenzaron a reclutar y charlar con Noemí Martínez, Viviana Leguiza, Eva Hermosí, Luciana Cardozo y Estela Gómez.

Historias comunes que se unieron con el sueño de crecer, de traer bienestar a sus familias y de no depender de nadie para mejorar su calidad de vida.

Con la timidez como bandera, les cuesta enfrentar las preguntas de MIRADOR ENTRE RÍOS, pero siempre con una sonrisa, contaron parte de sus historias.

“Soy Luciana Cardozo, tengo 30 años y antes trabajaba en mantenimiento del municipio y mi familia está compuesta por mi hermana y tres sobrinos, en mi familia tomaron con mucha alegría este emprendimiento, el objetivo a futuro es seguir creciendo y que tengamos más mujeres para poder trabajar con nosotras. A todas las chicas les quiero decir que cuando una se propone algo no hay diferencias, que las mujeres también podemos. Lo que más me gusta de trabajar acá es que tenemos un grupo lindo y nos ayudamos entre nosotras” comenzó contando la menos tímida de todas.

“Mi nombre es Noemí Martínez, tengo 42 años y antes hacía comida para vender desde mi casa, mi familia está compuesta por mi esposo y tres hijos, la municipalidad nos compra la producción y en mi familia lo tomaron muy bien porque me ven contenta haciendo lo que a mí me gusta. En el futuro el objetivo es que esto siga para adelante e incorporar mas chicas, a ellas les digo que todo se puede, que cuando hay un objetivo en común y hay que mirar para adelante nomás, lo más lindo de trabajar juntas es que tiramos todas para el mismo lado”, aseguró “Mimí”.

A su vez, Viviana Leguiza contaba lo siguiente: “Tengo 37 años, antes de esto hacía manualidades, tengo cuatro hijos, en mi casa lo tomaron bien ya que es una entrada más en la familia. Mi objetivo es seguir trabajando en esto, todo se puede si nos ponemos a trabajar no somos diferentes a los hombres y lo más lindo es pensar siempre que todo se puede”, remarcó.

“Mi nombre es Estela Gómez, tengo 49 años, antes trabajaba en una casa de familia, en casa están mi esposo y una nena de 12 años y ellos están contentos por todo esto. Quiero continuar con este emprendimiento, quiero decir que hoy en día se puede trabajar de cualquier cosa y la verdad que es un grupo que nos llevamos todos muy bien”.

A ellas se le suma Eva Hermosí que tiene 41 años, casada con tres hijos y antes de hacer placas, trabajaba haciendo relevos en la cocina de la escuela primaria de San Gustavo. Ella sí, por su timidez, prefirió seguir trabajando antes de enfrentar las preguntas.

Entre moldes, bolsas, herramientas, termos y mates juegan gurises y se escuchan los pájaros, los que las ven sonreír mientras producen. Esa sonrisa que sólo la dignidad del trabajo puede dibujar.

Detalles

Omar Seguí es el capacitador de las chicas y quien las acompaña en esta primera parte del proyecto, al menos. Su experiencia en el rubro es fundamental para el armado de toda la estructura de producción.

En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, reveló detalles de este emprendimiento.

-¿Cómo nació y cuál es el objetivo del proyecto?

-La idea la teníamos con el intendente Cesar Simino, es la de fomentar que los monotributistas puedan también tener su fuente de trabajo, sean hombre o mujeres. Todavía no tenemos nombres porque por ahora trabajan juntas pero facturan por separado.

Todo ese proceso corrió por cuenta de la municipalidad de San Gustavo, se compraron los elementos y gran parte del material para que ellas empiecen a producir. El objetivo es que con el correr del tiempo ellas mismas ya puedan cubrir los costos con su trabajo.

El proyecto es mucho más ambicioso, la idea es después seguir con bloques, postes olímpicos y tubos.

-¿Cómo fue capacitarlas?

-Capacitarlas fue fácil porque es un trabajo manual, se trata de encontrarle el punto exacto al yeso y su relación con el agua, yo hice todo el trabajo para que el yeso tenga su punto ideal, ellas son muy emprendedoras, tienen mucha experiencia en trabajos manuales, lo que les ha facilitado mucho la tarea.

-¿Qué nos podés contar de la producción?

-Las jornadas de trabajo son de ocho horas aproximadamente, siempre de acuerdo con la necesidad o al pedido, durante el periodo de capacitación trabajábamos con horarios restringidos por la pandemia, acomodándonos a los horarios impuestos por la municipalidad.

Nosotros apuntamos a 150 placas por día, hoy estamos en 80 o 90 al día, pero igual le vamos agregando horas y tenemos unos muebles más para llegar a las 150 sin problemas.

Llevamos 10 días netos de producción en sí, los días anteriores fueron de capacitación, donde hubo cosas que tuvimos que ir ajustando para que no se pierda el material.

-¿Qué complicaciones tuvieron?

-La mayoría de las mujeres estaban desocupadas, la municipalidad ayudaba con algunos planes sociales y con esto es distinto, no sé si las va a ayudar a comer, pero sí las va a ayudar mucho en su casa, queremos que lleguen a un sueldo acorde para que tengan la posibilidad de tener un buen ingreso y vivan de esto.

Los obstáculos que hemos pasado principalmente fueron los del comienzo, las placas se rompían y ellas se querían ir a veces, frustradas, pero charlando les explicaba hasta que llegamos al punto que queríamos y ahora sí están muy entusiasmadas.

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