La situación social se ha agravado en Rosario a partir de la irrupción de la pandemia. Los problemas sociales que vienen en aumento desde hace décadas se han profundizado para generar un cóctel de miseria y marginación. Comprobar esta realidad es muy sencillo. Basta con adentrarse en los sectores marginales para ver cómo se vive hoy en la ciudad más poblada de la provincia.
Viviana Wille Bille, directora del equipo de la Pastoral Social Rosario en la cual el monseñor Emilio Cardarelli es el delegado episcopal, habló con El Litoral sobre esta problemática tan acuciante por estos días: “Vemos la situación en una constante degradación. Un proceso que arranca mucho tiempo antes de la pandemia. Son muchos años, décadas que se va dando un proceso de empobrecimiento. No solamente empobrecimiento material, sino también en cuanto a los valores y al modo en que las cosas conciben la vida”.
El incremento de los robos de todo tipo es moneda corriente en esta urbe. “La Iglesia tiene contacto con todas las realidades a través de los sacerdotes -comentó Wille Bille-. Qué decir en este tiempo de pandemia donde no había changas. No les damos alternativas a los chicos. No tienen un horizonte y por supuesto la única oferta que tienen es la droga. Sea para consumir o como medio de vida. Entonces tenemos esta triste realidad que hace que en Rosario, el cementerio de La Piedad, que tiene una parte para personas sin recursos, esté llena de tumbas de pibes de las áreas más alejadas”.
Desde la Pastoral Social enfatizaron el rol de la cuestión educativa en la búsqueda de mejorar el clima social: “Cuando decimos educación no decimos solamente tener a los chicos dentro del sistema educativo, tenemos que poner el acento en el mensaje que da cada institución. Tenemos que ser conscientes de que todos de una manera u otra educamos. En la medida en que influimos o bajamos un mensaje a la sociedad”.
La Iglesia Católica mantiene, como es tradición, su costumbre de asistir a los sectores más desfavorecidos. “La Iglesia, como todas las instituciones sociales, algo puede dar -afirmó Wille Bille-. La máxima responsabilidad es del Estado porque es el que más recursos tiene, pero toda la sociedad puede aportar algo para evitar estas situaciones”. La contribución de esta institución está enfocada en la asistencia inmediata con el reparto de comida, la ayuda a personas en situación de calle, en la atención de comedores.
Uno de los aspectos más críticos es el cortar con el circuito de venta ilegal de elementos robados. Algo crítico, clave para reducir el nivel de robos y hurtos, acciones que han crecido muchísimo en los últimos meses. “El lunes 22 tuvimos una reunión del equipo de Pastoral Social con la Comisión de Seguridad del Concejo Municipal de Rosario y justamente hacíamos este planteo. Más allá de todo el trabajo en el territorio (de la Municipalidad), está el control de habilitaciones y el poder de policía en general sobre los negocios. Sean desarmaderos, locales que venden celulares, bicicletas usadas, lo que fuere porque justamente es parte del circuito del delito”, aseguró Viviana Wille Bille. “Ahí también tenemos que apelar a la conciencia de la población. Si no hay quien compra lo que tiene un origen sospechoso, estamos poniendo una condición para que no sea tan lucrativo, entre comillas, el robo”, agregó.
La dirigente de la Pastoral Social remarcó que este, como cualquier problema social, hay que mirarlo desde los distintos ángulos. “No podemos reducirlo a una causa. Una tarea muy importante en este cortar el circuito de la economía delictiva es también el control de las chapas de taxi. O de cualquier modo de ir viendo por dónde circula el dinero que se lava. El tema de cómo se lavan los fondos provenientes de la droga es muy importante a la hora de combatirla. Se dice que con las armas no alcanza”, expresó.