Guillermina Ferraris
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Durante una buena parte de 2020, las actividades escolares de la mayoría de los países del mundo quedaron a merced de las buenas condiciones y los recursos económicos que cada ciudadana, ciudadano, joven e infancia tuviera, para continuar gozando del derecho a la educación durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
En las escuelas de nuestra región, el gran problema apareció cuando las condiciones materiales no estuvieron dadas para la mayoría de los estudiantes, sobre todo cuando se trata de establecimientos educativos que a su vez funcionan como copa de leche, comedores, espacios de esparcimiento y socialización, generando comunidad entre los vecinos y niños que los habitan.
En la Escuela Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en el barrio La Floresta, de Paraná, un grupo de docentes decidió hacer frente a esta problemática con una propuesta de aprendizaje innovadora y eficiente.
Cristina Elizabeth Achares, Fabricio Almada y Martín Pérez Campos son los creadores de “Del Puente a La Guadalupe. Un recorrido por La Floresta”, un juego de mesa tipo tablero, al mejor estilo “Oca”, en el que se ve reflejada la identidad cultural y barrial que rodea la escuela y a través del cual buscan fomentar el reconocimiento de los derechos humanos por parte del estudiantado.
Herramienta
“En un contexto atravesado por la pandemia, en el que de golpe se interrumpió la presencialidad en las escuelas y cobró un papel protagónico la virtualidad, comenzamos a sentir fuertemente la necesidad de ponernos a pensar y replantear nuestras prácticas docentes”, explicó a MIRADOR ENTRE RÍOS la profesora Cristina Elizabeth Achares, quien en un primer año de La Guadalupe tiene a cargo las asignaturas de Matemática, Lengua, Físico-Química, Biología, Historia y Geografía.
“Eli”, como le dicen todos en la escuela, es docente, profesora en enseñanza primaria y profesora en Educación Especial. Además tiene horas cátedras de Lengua y Literaturas en otro primer año y de Matemáticas en un segundo y un tercer año. Pasa mucho tiempo en la escuela, es la única escuela en la que ejerce su profesión y lo hace desde el año 2006.
“Ocurrió porque pudimos observar que había un muy bajo porcentaje de estudiantes que cumplía o respondía a los trabajos prácticos interdisciplinarios que se planteaban en los diferentes cursos. Al darnos cuenta de que obviamente el vínculo pedagógico con ellos fue sumamente diferente a años anteriores, queríamos entusiasmarlos, interesarlos, atraerlos y realmente pensamos que el juego es una herramienta que se puede utilizar para poder enseñar y aprender”, continuó.
Elizabeth cuenta que por supuesto la elaboración del juego les llevó un tiempo determinado y la presentación del mismo se enmarcó precisamente dentro de unas jornadas sobre derechos humanos que se vienen organizando en la escuela desde el año 2012. “Se han venido realizando sin interrupciones todos estos años, de hecho en el año 2015 se sumaron dos instituciones educativas secundarias más, la Escuela N° 78 Intendente Juan Carlos Esparza y la Escuela Secundaria José Hernández, de Colonia Avellaneda. De esta forma logramos que estas jornadas sobre derechos humanos sean interescolares”, destacó.
Según detalló la docente, durante los años en los que las jornadas se organizaron de manera presencial, estuvieron presentes y participaron algunas organizaciones barriales, universitarias, sindicales, organizaciones sociales de Buenos Aires y Córdoba, profesionales de la salud, de la comunicación y activistas ambientales. También tuvieron su lugar las expresiones artísticas, como el rap, el folclore, el muralismo o el teatro. “Luego de cada una de las jornadas, los chicos realizaron un mural en alguna de las paredes del barrio o la escuela. Siempre tratando de abordar la lucha por el reconocimiento de los derechos humanos, desde todas las categorías. Derechos políticos, civiles, económicos, sociales, culturales y ambientales”.
Objetivo
Sobre el principal objetivo que tiene el juego, Elizabeth explicó que “más allá de resignificar nuestras prácticas como docentes y reconocer que el juego es una forma de aprender, la elaboración de este juego también busca dar a conocer la cultura y la identidad barrial. La escuela está ubicada cerca de lo que era el ‘ex-volcadero’ en la ciudad de Paraná y por lo tanto asisten estudiantes de zonas aledañas. Desde el equipo docente, hace tiempo venimos viendo cómo día a día se vulneran derechos básicos de los estudiantes, como son la vivienda, la vestimenta o la alimentación”. Y remarcó que “frente a esta realidad, creemos firmemente que este tipo de estrategias, el estar formándolos todo el tiempo para que conozcan perfectamente cuáles son sus derechos, que puedan defenderlos, hace que puedan tener una mejor calidad de vida. El hecho de que puedan conocer sus derechos y visualizar cuándo éstos están siendo vulnerados es esencial”.
El recorrido por La Floresta
El tablero del juego presenta un recorrido por instituciones y organizaciones barriales, de salud, deportivas, recreativas, culturales, con las cuales siempre se hace un trabajo inter-institucional desde la Escuela Guadalupe. Entre ellas se encuentran el club Sportivo Urquiza, el Centro de Integración Comunitario (CIC), ubicado en la intersección de las calles Burmeister y El Resero; el Centro de Salud Dr. Ramón Carrillo, el Centro de Salud San Martín, el Anfiteatro “Linares Cardozo”, la plaza Eva Perón, la Biblioteca Nora Cortiñas o la esquina de Siria y Líbano, donde se ubica la escuela. También por algunos de los murales que hay en el barrio, donde se ven plasmadas diferentes luchas contra la vulneración de derechos, por ejemplo el mural homenaje a Héctor Gómez y Martín Basualdo, desaparecidos en democracia, y el del Carlos Fuentealba, un docente que fue asesinado por un policía en el año 2007.
En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, el profesor de Biología de La Guadalupe, Fabricio Almada, manifestó que “cuando surgió la idea, estando en el ASPO, sin poder salir a ningún lado y sin poder asistir a la escuela, comenzó a perderse un poco el vínculo y también todo lo que es el contexto. Nos parecía importante poder rescatar algunas cuestiones que son cotidianas del barrio, como las calles que uno transita en el camino hasta la escuela, pero que parecían quedar mudas, perdidas o invisibilizadas porque todos estábamos adentro de nuestras casas. Nos parecía interesante rescatar ese tipo de cuestiones con el juego”, mencionó.
Además, Almada explicó que “si bien es un juego de avance y retroceso, al estilo de la Oca y si bien tiene una salida, una llegada y un ganador, a nosotros nos parecía que lo más importante es el recorrido del tablero. Intentamos mirarlo desde esa perspectiva, desde el aprendizaje que podía darse durante el mismo. Allí planteamos un montón de situaciones que nos permiten reflexionar sobre todo lo que ocurre en el barrio”.
“Las temáticas tienen que ver con calles, instituciones y lugares de referencia. También rescatamos problemáticas ambientales, en el tablero aparece el volcadero, los bañados y varios minibasurales. Además, en la parte de atrás, el tablero original cuenta con imágenes que muestran los bañados y el volcadero. Lo que se busca es poner un poco en tensión algo que es una realidad: el derecho y el “revés” del barrio”, concluyó.
Un recurso a disposición
Quienes estén interesados en adquirir un ejemplar del juego, padres o docentes, deberán ingresar en la pestaña de “Recursos didácticos” de la página web de la Escuela N° 28, desde donde se pueden descargar las cartillas, las fichas y el tablero listos para imprimirse en formato A3 y A4. El juego cuenta con las fichas, las cartillas y una revista que tiene una reseña profundizada de cada lugar del recorrido.
Los creadores
Cristina Elizabeth Achares, Fabricio Almada y Martín Pérez Campos son los creadores de “Del Puente a La Guadalupe. Un recorrido por La Floresta”, un juego de mesa tipo tablero, al mejor estilo “Oca”, en el que se ve reflejada la identidad cultural y barrial que rodea la escuela y a través del cual buscan fomentar el reconocimiento de los derechos humanos por parte del estudiantado.
“En un contexto atravesado por la pandemia, en el que de golpe se interrumpió la presencialidad en las escuelas y cobró un papel protagónico la virtualidad, comenzamos a sentir fuertemente la necesidad de ponernos a pensar y replantear nuestras prácticas docentes”.
Cristina Elizabeth Achares
Docente