Ignacio Pellizzón | redaccion@miradorprovincial.com
La Guardia Urbana Municipal (GUM) de Rosario tenía la misión de consolidar la presencia del Estado en la vía pública para promover mejores condiciones de seguridad a través de la prevención, la educación, el control y la estricta aplicación de las normativas municipales, según informaba en su página web oficial. Esta era la misión de sus casi 200 agentes. Tenían esa función hasta este viernes 27 de agosto, fecha en que el intendente Pablo Javkin decidió disolver la fuerza que supo crear Miguel Lifschitz en 2004, mediante el decreto Nº 1.342.
Con una misma lógica de pensamiento que el ex intendente y ex gobernador de la provincia, de intentar “ordenar la ciudad” y convertirla en una Rosario más prolija donde las normas municipales y las leyes se cumplan a rajatabla, evitando enfrentamientos y conflictos sociales, hoy Javkin tomó una decisión que se viene reclamando desde hace años: eliminar la GUM.
"He firmado el decreto Nº 1342, con el objetivo de mejorar las tareas de control en la ciudad. Necesitamos tener un control más cercano y a esos fines vamos a incrementar las tareas de proximidad y he decidido suprimir la Guardia Urbana Municipal", anunció Javkin mediante un video en las redes sociales.
Y agregó: “Esta decisión que recoge reclamos históricos, y respeta irrestrictamente los derechos laborales, tiene el objetivo de que podamos controlar más, más cerca y mejor. Vale destacar que la Municipalidad de Rosario ha sido pionera en llevar adelante políticas de descentralización, a los fines de avanzar hacia un estado más eficaz, eficiente, cercano y participativo, promoviendo un desarrollo más democrático de la ciudad", resalta el comunicado del municipio sobre este tema.
El principal escollo que había que sortear a la hora de disolver la fuerza era qué hacer con el personal, qué tareas iban a llevar adelante y qué pasaría con su situación laboral en el marco de sus derechos.
Pero Javkin se encargó de antemano atender esa situación con el gremio municipal para evitar cualquier conflicto sindical y laboral. Es por eso que el propio titular del gremio, Antonio Ratner, salió a declarar que “los derechos adquiridos para los trabajadores no se van a tocar” y que se “eliminarán” algunas funciones que son “responsabilidad” de otros sectores.
Un intento fallido En tiempos donde la delincuencia y el narcotráfico se encuentran en pleno crecimiento, desde la Intendencia entendieron que era necesario repensar las funciones que ocupaban los agentes de la GUM, quienes no cuentan con armas reglamentarias ni personal suficiente.
Desde los primeros arribos de Gendarmería a Rosario, las fuerzas municipales quedaron relegadas a tareas inferiores, sujetas al mero patrullaje de las calles. Con la incorporación de la Policía Comunitaria y el aumento de personal policial para disminuir la delincuencia, dejó en suspenso la función específica de la Guardia Urbana que lejos de progresar y capacitarse mantuvo siempre una labor menor en relación al presupuesto que contemplaba.
Si bien a la GUM se la solía ver patrullando con sus camionetas en algunas calles, sobre todo en el centro de la ciudad, históricamente, desde su creación, emergió un interrogante que no quedó exento de la problemática que contempla el crecimiento de una de la metrópolis más grandes del país: ¿la fuerza cumplía sus objetivos iniciales, es decir, por el motivo por el cual fue creada, o la coyuntura actual la dejó totalmente obsoleta?
Muchos funcionarios son los que en off señalaban que en algún momento fue una decisión acertada darle el control de desarmaderos truchos o venta de productos ilegales, aunque destacan que era necesario adjudicarle mayor precisión. Porque agregarle demasiadas funciones distintas a una fuerza desarmada expuso la deficiencia, obsolescencia e incapacidad de la fuerza.
Al no encontrarle una función clara, se la incorporó a la Secretaría de Control local para poder mantenerla dentro de un marco. Pero, pese a los esfuerzos por buscarle un rumbo, nada supo frenar las críticas que llovían de todos los sectores, pero fundamentalmente de las vecinas y vecinos de la ciudad que veían una fuerza sin sentido. Así, terminó siendo un intento fallido que duró 17 años.
Lo que viene Ahora que Javkin le dio salida a la GUM, se determinó que se reubicarán a los casi 200 agentes hacia “un nuevo mecanismo de control territorial, que le permita a las vecinas y vecinos de los seis distritos de la ciudad una mayor proximidad con los mismos”, informaron a Mirador Provincial desde el municipio.
Las autoridades estiman que con esta refuncionalización del personal el Área de Control de Proximidad, “tendrá una mayor presencia barrial y de cercanía en áreas comerciales y espacios públicos, permitiendo que los ciudadanos puedan identificar a los agentes asignados a cada barrio con nombre y apellido”.
Según destacó la secretaria de Control, Carolina Labayru, “la finalidad de esta determinación es la de llevar adelante políticas de descentralización, a los fines de avanzar hacia un estado más eficaz, eficiente, cercano y participativo, promoviendo un desarrollo más democrático de la ciudad”.
Y destacó: “Vale destacar que la ciudad de Rosario ha crecido demográficamente en los últimos años, configurando nuevos territorios, cuyos vecinos exigen mayores y mejores respuestas; y que las mismas requieren de distintas estrategias para cada barrio”.