Silvia Simmone
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A fines del siglo XIX, en Colonia Hugues, se concretó una atípica experiencia de vida en comunidad. La figura de un líder místico que logró reunir a más de cien personas para que trabajaran de sol a sol en su establecimiento a cambio de techo y comida, transformó la historia de Durandó y su “falansterio” en una especie de leyenda popular.
El sitio, que permaneció cerrado al público desde que dejó de funcionar el establecimiento para luego ser comprado por una familia vecina, está en proyecto de convertirse en un emprendimiento turístico, que podrá ser visitado durante la próxima temporada.
Graciela Bonnin, profesora de historia y heredera del inmueble, y Fabián Berger, museólogo y coordinador del proyecto, recibieron a Mirador Entre Ríos para charlar sobre los detalles de lo que se pretende realizar en el sitio, donde aún se preservan diferentes edificios de la época.
“La idea que tenía Graciela por su formación era hacer una restauración completa del lugar, volverlo a como estaba en 1890, y después de eso abrirlo nuevamente al público. Pero eso es muy difícil porque no sólo hay que recaudar los fondos, sino que al ser un espacio histórico hay que decidir si las restauraciones corresponden o no, entre otras cosas. Y bueno, en mis últimos años de formación museológica hablamos de otro aspecto, que tiene que ver con que los lugares históricos tienen potencial y tienen mucho para contar más allá de si están enteros o si sólo quedan algunas piedras”, explicó el museólogo.
“En este caso tenemos edificios que están muy bien conservados, como la escuela o la fábrica; y también hay otros edificios que están muy afectados por el deterioro. Pero cualquiera de ellos está en condiciones suficientes como para poder explicar su funcionalidad a través de una visita guiada, entonces la idea es abrirlo al público para que la gente lo conozca tal y como está a través de los recorridos que se planifican”, detalló.
Aunque aún no hay una fecha exacta de apertura, porque deben realizarse distintas gestiones que tienen con ver con el acondicionamiento del espacio y el arreglo de los caminos rurales que conducen al sitio, se proyecta que las visitas formen parte de la oferta turística microrregional del próximo verano.
Los coordinadores de la propuesta destacaron que si bien es un proyecto privado, recibieron mucho apoyo por parte de las Secretarias de Turismo de la región, principalmente de San José, la cual está trabajando sobre un planificación turística sustentable incorporando la perspectiva de preservación del patrimonio regional.
Una historia particular
El “Falansterio Durandó” como popularmente se lo conoce, en referencia a quien fuera el creador del “Establecimiento agrícola industrial Juan José Durandó”, es un sitio con una importante carga histórica ya que allí funcionó por casi treinta años un emprendimiento productivo con gran desarrollo para la época, el cual fue llevado adelante por una comunidad de personas que seguían las ideas del enigmático inmigrante y trabajaban sin descanso para autoabastecerse.
La mítica figura de Durandó y la historia de su establecimiento, el cual es analizado en la actualidad por algunos investigadores como una experiencia de socialismo utópico ocurrido en Entre Ríos, despierta una gran curiosidad que trasciende fronteras, por lo que la apertura del sitio para los recorridos genera gran expectativa.
-¿Qué tienen planificado hacer?
-Fabián Berger (FB): Por la ubicación del sitio, lo que se va a proponer es hacer una visita guiada programada, y en el lugar se va a hacer un recorrido de interpretación que permitirá ver a través de los edificios y lo que queda de ellos, lo que fue el Establecimiento Agrícola de Juan José Durandó. Hay muchas cosas para contar sobre esto, como la idea del socialismo utópico, toda la organización interna, la colonización, las ideas de progreso, el vivir en el campo, el trabajo en la comunidad y la organización social.
-¿Cuáles son las particularidades que tiene el sitio?
-Graciela Bonnin (GB): Si bien mi idea siempre fue reconstruir el sitio antes de abrirlo porque quería mostrarlo como fue, ahora lo encaré desde una nueva perspectiva porque veo que hay un gran interés por parte de las personas en conocerlo. Desde lo histórico hay particularidades que se diferencian mucho de las vivencias que tuvieron el resto de los inmigrantes que llegaron a la zona, entonces la idea es hablar sobre el Establecimiento -porque Durandó nunca lo llamó falansterio-, y contar sobre la forma de vida en el lugar que en definitiva es lo más característico y lo que más destaca en toda esta historia. Lo que pasó allí es algo totalmente único y diferente a lo que podemos ver en la región…era un lugar donde hubo sistemas de agua y de iluminación, maquinaria agrícola avanzada, una escuela de artes y oficios, una banda de música, un elenco de teatro. Y también está el hecho de que Durandó fue una persona muy particular, y esto se puede ver en sus relaciones con la iglesia, con la política con las personas destacadas de Colón y San José, con los vecinos de Hugues. Hay muchas cosas para rescatar y trabajar.
-FB: Se va a dejar entrever lo que fue el misticismo del siglo XIX, las creencias. Durandó fue una figura muy enigmática que tenía sus propias particularidades, pero además dejó un legado en Europa, porque también allá hay publicaciones sobre él que hablan sobre su formación como sanador y de su parte más esotérica. Esto tiene que ver con que siempre que hay un cambio de siglo se generan ciertos movimientos sociales que derivan en tendencias espiritistas o filosóficas, y en esa época hubo muchos movimientos de ese tipo acá en la zona.
Como si fuera parte de la familia
Graciela Bonnin, es la heredera del sitio. Ella cuenta que nació a pocos metros del lugar y vivió allí hasta hace un par de años, por lo que sus vivencias de la infancia, la relación con su familia y su posterior formación como profesora de historia estuvieron marcadas por los relatos acerca de Durandó.
“En mi familia siempre se habló del tema. Mis abuelos fueron vecinos de Durandó y ellos luego de que el Establecimiento dejara de funcionar decidieron comprar el campo. Nosotros no pertenecimos al grupo, no fuimos parte de las familias originarias de ahí, pero sí tengo muchos recuerdos de mi infancia que tienen que ver con el lugar, principalmente el de la no aceptación que había hacia Durandó por parte de los vecinos, y en este caso por parte de mis abuelos paternos. Pienso que más que no aceptación lo que tenían era temor porque él siempre los invitaba a integrarse a la comunidad, a formar parte del establecimiento con la entrega de los bienes y las tierras, y para estos abuelos inmigrantes, esto no era concebible. Entonces en función de eso y también a causa de los supuestos poderes que él tenía por su comunicación directa con Dios, los colonos temían y todos los intentos de Durandó por integrarlos a su comunidad, se veían frustrados”, contó Bonnin quien destacó el sentimiento particular que tiene hacia el sitio.
“Podría decir que en mi niñez viví el lugar de una forma y luego descubrí su valor histórico, porque mi padre fue un poco más lógico en este aspecto, entonces pude dialogar de otra manera e ir tomando las anécdotas y los datos que se podían registrar. Él había tenido la oportunidad de conocer a integrantes del lugar, contarme cómo vivían, cómo se fue destruyendo y cómo las cosas que había allí, desaparecieron. Permanentemente me fueron llegando diferentes datos sobre la historia de Durandó, entonces por eso digo que de cierta forma, él es parte de mi familia”, reflexionó la historiadora.
Sobre el sitio
Recientemente han circulado por las redes sociales, algunos registros fotográficos del sitio que muestran su estado actual, y en donde se puede observar la permanencia de ciertos edificios de gran porte que han resistido al paso del tiempo.
El Establecimiento funcionó en un campo de 200 hectáreas, en el que hubo grandes sembradíos con árboles frutales, huertas e invernáculos para cultivos especiales, además de algunas construcciones utilizadas para la vivienda y otras para las actividades laborales que allí se realizaban para el autoabastecimiento y la comercialización externa, entre las que se desatacaron las instalaciones para las labores de herrería, carpintería, zapatería y sastrería.
“De las máquinas y de los objetos que hubo aquí no quedó nada. Paulatinamente a partir de 1916 que fue cuando murió Durandó, quedaron cada vez menos familias e integrantes en la comunidad, y cada vez que alguien se retiraba, lo hacía con sus pertenencias. Después lo que quedó, fue retirándose por personas que iban periódicamente al lugar y en algunos casos por las familias y descendientes de las personas que vivieron allí. Hay algunos objetos en el Museo Histórico de Colón que fueron donados y en el Museo Histórico de San José se exhiben los instrumentos de la banda de música”, señaló Bonnin al ser consultada sobre si en el espacio se expondrían objetos.
Además, Berger destacó que a lo largo del tiempo muchas personas ingresaron al sitio y que todavía hay quienes lo siguen haciendo. “Durante los días de semana y los fines de semana se ve mucha gente circulando por la zona, y hay quienes ingresan al sitio para recorrerlo sin autorización lo cual es un riesgo porque hay lugares donde se puede caminar con seguridad y hay otros que no, y también por supuesto, está el riesgo de daño del espacio. Esta es una de las cosas por las que hicimos el anuncio, para bajar la ansiedad de quienes quieren conocerlo y asegurarles que habrá recorridos. Les pedimos a las personas interesadas en recorrerlo que no vayan solos, que esperen porque pronto va a haber recorridos en el sitio”, indicó el museólogo.