Ignacio Pellizzón Hace casi dos años consecutivos que los boliches no pueden trabajar por la pandemia del coronavirus. Por eso, las nuevas aperturas anunciadas por la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, entre las que se destacan la reapertura de las discotecas, generan mucha ilusión en el sector.
Fue en conferencia de prensa, junto al jefe de Gabinete, Juan Manzur, que anunciaron una serie de flexibilizaciones a las medidas sanitarias de prevención del coronavirus que regirán a partir del 1° de octubre. La más importante tiene que ver con la no obligatoriedad del uso del tapabocas en espacios públicos sin aglomeración de personas, aunque la vuelta de los boliches también está provocando impacto.
Si bien se anunció la reactivación de las confiterías bailables con un 50% del aforo, todavía restan las reglamentaciones provinciales y municipales que determinen cómo y cuándo comenzarán a trabajar los boliches.
En concreto, la Nación autorizó la vuelta de las discotecas con aforo del 50%, con esquema completo de vacuna -14 días previos al evento-. Es la actividad de mayor riesgo, teniendo en cuenta la variante Delta.
“La noticia es muy buena”, aseguró a Mirador Provincial, Marcelo Pinchetti, titular de la Cámara de Esparcimiento Nocturno de Rosario. “No queremos contar los pollitos antes de nacer. Falta el decreto reglamentario del gobernador y luego el decreto del Intendente. Las expectativas son muy buenas. Esto es como volver a caminar”, señaló.
“Hay que ver cómo se implementa esto, porque según lo que tenemos entendido va a haber que presentar un carnet sanitario con dos dosis. Es algo con lo que estamos a favor. Por supuesto que aplicaremos protocolos, aunque no en formato burbuja porque no aplica para nuestro rubro. Veremos cómo evoluciona”, afirmó.
“No sabemos cuándo podremos volver a trabajar, porque hay que resolver las cuestiones protocolares según cada jurisdicción. Nuestro protocolo va a estar basado en sanitizar y controlar las vacunaciones, porque en un boliche no hay muchas más posibilidades. Pero estamos a la espera de qué determinen las autoridades”, indicó Pinchetti.
En Rosario, confiterías bailables solamente quedaron 14. Es decir que cerró casi un 40% por no poder sobrevivir al parate absoluto que comenzó el 20 de marzo de 2020 con la cuarentena estricta. “Algunos espacios importantes que quedaron en el camino son: El Cuervo, Roma, Moore, Sr. Ming, Costello -no sabemos si vuelve a abrir-, Listen, entre otros”, enumeró el referente de la Cámara.
Salones de eventos, otro tema El anuncio de Vizzotti para Salones de Fiestas, bailes o actividades similares indica que estarán habilitados para personas que acrediten esquema completo de vacuna -14 días previos al evento- o una dosis más test diagnóstico (PCR o antígeno) negativo dentro de las 48 horas previas al evento. Además, habrá un protocolo especial para las fiestas de 15 o para menores de 17 años mientras avance la vacunación en los y las adolescentes.
Cabe recordar que el jueves 16 de septiembre se llevó a cabo la prueba piloto bajo modalidad “baile burbuja” para ver si les habilitan desde la Provincia esta modalidad de fiesta a los dueños de salones de eventos.
Ante la imposibilidad de poder desarrollar bailes en las fiestas por temor a contagios de Covid-19, la Provincia permitió que se llevara adelante una prueba piloto para verificar si el protocolo presentado por la cámara que los nuclea funciona.
Según relató a Mirador Provincial el vocero de la Cámara de Eventos y Afines de la Provincia de Santa Fe (Ceasf), Oscar Militello, se citó a las 18 en el Salón Metropolitano. En la puerta de entrada se recibieron los PCR negativos, se sanitizaba a las personas con alcohol en gel. La entrada tenía un costo de 2 mil pesos por persona. Se recaudaron en total 200 mil pesos que fueron donados al Hospital de Niños Zona Norte de Rosario.
Todos los invitados deben volver a testearse -a la semana del evento- para ver si se contagiaron o no y, en base a los análisis, obtener un diagnóstico de la situación y tratar de avanzar con esta propuesta en pos de reactivar la actividad.
El drama de los empresarios de salones de fiestas como de los bolicheros, es que vienen con una reubicación de rubro a bar y claramente “no somos bar” y la gente que “nos contrató” no lo hizo pensando que “éramos un bar”, sino que “invirtieron en un salón de eventos”, ejemplificó el presidente de Ceasf, Iván Hawryluk.
La situación del rubro es realmente dramática. Desde hace un año y medio que no pueden trabajar “como pretendemos”, lo que generó que “un 20% de los salones de fiestas de la provincia tuvieran que cerrar para siempre”, enfatizó.
Lo mismo sucede con los dueños de discotecas que desde que comenzó la pandemia el 20 de marzo se encontraron envueltos en una incertidumbre total y sin poder trabajar. Son espacios donde el contacto entre personas y el movimiento constante es parte de la esencia del rubro, algo que el Covid-19 vino a interrumpir intempestivamente.