Yana Borgia

Secretos de profesión, prejuicios, pudor y arte

 


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Gisela Mesa redaccion@miradorprovincial.com


Yanina Silva, conocida artísticamente como Yana Borgia, es modelo vivo, artista plástica, bailarina de tribal fusión, y danzas orientales, y desde hace tiempo viene dedicándose a sesiones fotográficas y dibujos artísticos, como modelo vivo. Pero cómo es el trabajo de esos anónimos modelos que posan desnudos antes estudiantes o fotógrafos. Mirador Provincial entrevistó a la artista rosarina para conocer esta modalidad que aun en la actualidad genera debate y a la vez intriga.

-¿Cómo surge la idea de ser modelo de arte o modelo vivo?
-Siempre me interesé sobre el tema y decidí experimentarlo en todas sus variantes. Sabía que, en otros países, había personas que se dedicaban a posar para pintores o escultores. No conocía artistas plásticos ni modelos en ese momento, así que me inicié hace doce años posando para fotografía de desnudo artístico, luego bodypainting, shibari, dibujo, pintura y escultura, buscando información e interesados por mi propia cuenta. Este tipo de trabajo es muy autogestivo, pues no existe aquí en Rosario casi ningún taller que trabaje el tema de la figura humana con modelo vivo, y en la facultad de Humanidades y Artes no hay plantel de modelos. Antes de la pandemia solían llamarme en algunas ocasiones pero hasta el momento no retomaron las clases presenciales.

-¿Cómo es una sesión de arte o fotográfica en tu trabajo?

-Depende. Hay de diferentes tipos: sesiones instructivas con profesores, sesiones no estructuradas (jams) y sesiones individuales con artistas. Todas requieren una preparación: en el caso de una clase de dibujo, por ejemplo, los temas a tratar durante la misma, la invención y duración de las posturas. También hay un vocabulario con el cual los modelos se deben familiarizar. Tenés que saber qué es un escorzo, un contrapposto. La mayoría de los modelos además dibujan o pintan. En las jams, suelen ser los ellos quienes preparan a su gusto la temática y las poses. En cuestiones de tiempo y cansancio, las sesiones para escultura y bodypaint completo son las que suelen ser más largas y llevar más desgaste físico. Es recomendable realizar un precalentamiento para evitar calambres y lesiones. Las sesiones de fotografía son un tema aparte, los tiempos son un poco más reducidos y suelen durar entre dos y tres horas, según la temática. En las jams que yo organizo combino las modalidades de dibujo y fotografía. Es un trabajo hermoso y desafiante.

-¿Cuál suele ser la primera reacción de la gente cuando mencionás tu trabajo?

- En general se sorprenden, o no lo comprenden del todo. Han visto pocas referencias al respecto, tal vez en películas o en libros. Las personas tienen muchas preguntas, sobre todo relativas a la desnudez o creen que hay que tener un cuerpo escultural o ser joven para dedicarse a esto. También lo confunden con ser modelo de pasarela. Y se crean mitos al respecto.

-¿Cuáles son los desafíos del modelaje? ¿La quietud también es movimiento?

- Lamentablemente en la mayoría de los casos es un oficio poco reconocido y quienes lo ejercen trabajan por su cuenta o en negro, sin cobertura de salud y sin derechos de ningún tipo. Hace poco se creó una agrupación de modelos vivos de Argentina para tratar estos temas, fijar un precio mínimo por hora de trabajo, y denunciar a artistas o fotógrafos con conductas no recomendables (desde falta de pago hasta acoso) Se está viendo la creación de un sindicato. La pandemia obligó a los modelos a reinventarse desde la virtualidad, posando por Zoom, hasta que vuelvan los encuentros presenciales.

No todas las poses son estáticas, en ocasiones se dibujan o fotografían poses en movimiento. En cualquier caso, se requiere resistencia física y mucho conocimiento sobre el propio cuerpo. En mi opinión personal, un modelo profesional no es sólo el instrumento de un artista visual: son dos artistas trabajando juntos.

-Todo lo que te rodea en tu vida es arte, por ende nos vale preguntar: ¿cuándo llega ese lazo del arte en tu vida?

- Más o menos desde los seis me interesé por el dibujo, la pintura, la danza y la escritura. Por problemas familiares no pude dedicarme de lleno a esas actividades en su momento y retomé años más tarde. En lo que se refiere a danza, practiqué danzas árabes y tribal sobre todo. Luego la danza contribuiría a mi trabajo como modelo vivo. Una de las profes con la cuales más estudié fue Celeste Acuña. En el 2018 motivada por el deseo de dedicarme a la organización de eventos culturales, realicé un curso para gestores culturales independientes, organizado por la escuela de museología de Rosario, Gran Reactor y la secretaría de cultura. Yo misma había estudiado museología antes, si bien no terminé la carrera. Comencé a modelar para fotografía de desnudo artístico con Eugenio Castelli, con quien sigo trabajando. Con Gustavo Palmas empecé a probar lo que es muralismo. He conocido personas maravillosas en el camino de las cuales he aprendido mucho.

-La sociedad aún es medio reservada con el tema del arte, del desnudo, ¿te sentiste incómoda alguna vez en alguna sesión o bajo las miradas de algunos prejuiciosos?

-Por suerte me tocó trabajar con artistas plásticos y fotógrafos muy respetuosos. En ocasiones las críticas y los problemas vinieron de parte de gente ajena al mundo del arte. Incluso tuve una ex suegra que me hizo el honor de inventar que, como yo posaba desnuda, también me dedicaba a la prostitución.

-¿Qué huellas dejó el 2020 en materia de creación y arte?

-Fue un año difícil. Cerraron muchos espacios y centros culturales. La mayoría de las actividades artísticas fueron suspendidas y quienes nos dedicamos a eso a tiempo completo tuvimos de pensar otras formas de seguir trabajando desde lo virtual. En mi caso aprendí un montón, me bancaricé, saqué nuevos productos (catálogos y revistas) para vender en el país y en el exterior. Estudié sobre marketing y psicología para artistas. No alcanza todavía. En muchos casos se sigue viendo a los artistas como a personas que tienen un hobby, en lugar de verlos como a trabajadores de la creatividad.

-¿Cómo afecta la pandemia nuestra propia relación con el arte? ¿Y cómo afecta al arte en general?

-El arte sigue siendo una forma de no volvernos locos. Hasta quienes no se reconocen como consumidores del mismo, ven películas, series, leen libros, escuchan música…A principio de la cuarentena salieron muchas propuestas y convocatorias para trabajar un poco el tema del encierro y plasmar vivencias personales por medio de dibujos, fotografías, cuentos o monólogos.

-¿Qué es lo que debería "incluirse" en lo artístico en el presente?

-Revalorizarlo y no esperar que sea siempre algo gratuito. Hay dos cosas que me resultan muy chocantes: la frase "por amor al arte" y la romantización de la pobreza en la vida de los artistas. No esperás que en el negocio de celulares te regalen uno, ¿no? Pues no manguees dibujos gratis, por mencionar un ejemplo. Es deplorable esa actitud, sobre todo viniendo de instituciones y municipios.



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