Sabina Melchiori
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En agosto de este año fue noticia de la sección “Campo” del diario La Nación que un hornero había cesado su obra ante la sequía. “Está continuamente, pero no sigue la casa”, había dicho Walter Malfatto, productor de la zona de Bragado al diario. El hombre no le encontraba explicación a la actitud de un hornero que, luego de haber comenzado a levantar su nido sobre una tranquera hacía más de dos meses, daba vueltas por el lugar pero no reactivaba la construcción.
Esta semana, nuestra ave nacional volvió a ocupar los titulares. Esta vez de medios provinciales, porque unos productores del Departamento Salto (Uruguay) se encontraron con un nido de hornero construido en la orilla de una laguna. Según se informó no es común que este pájaro construya su nido al ras de tierra y al borde de un cauce de agua, salvo en contadas ocasiones y como mensaje de la naturaleza.
Ante esta situación Mirador Entre Ríos consultó al ingeniero Gustavo Puente, quien es observador de aves y fotógrafo, si le había causado sorpresa encontrarse con estas noticias: “Sorpresa no, estos nidos en el suelo se ven cada tanto en el campo. Sin embargo no deja de ser motivo de observación y estudio para la ciencia que aún no ha logrado saber lo que pasa por la ´cabecita` de esos horneros”.
Respecto de cuáles serían los lugares “esperables” para que el hornero construya su nido y por qué motivo, Puente explicó: “Partamos de la base que los horneros pertenecen a la familia de los Furnaridos, del latín ´furnus` (horno) y eso tiene que ver con la construcción del nido en forma de horno. Eso nos dice que para construir su casa necesitan en principio una base firme y de ahí hay miles de oportunidades. Ahora bien, más allá de esta condición la seguridad del lugar para ellos y su familia tiene más que ver con otras amenazas”.
Observación
De tanto andar por los montes y los campos observando aves de todo tipo y fotografiándolas, así como también organizando ave-encuentros e interactuando con colegas de otras partes del mundo, Gustavo Puente ha visto imágenes de nidos de horneros en los sitios más inesperados como ocurrió en la zona de Ceibas, que un hornero pasó varios años construyendo su nido en la mitad de un cable de alta tensión. “Hizo varios intentos de construcción usando el cable como base y se le giraba, hasta que optó por construirlo hacia abajo”, señaló Puente y agregó: “Podemos hacer un muestrario de otras locaciones ciudadanas como bordes de ventana con pared interior de vidrio, cruce de cables en la vía pública, etc.”.
Ante la consulta sobre cuáles son las principales hipótesis sobre estos comportamientos extraños, Puente respondió: “Es bueno referirnos a hipótesis, porque hay muchos mitos y todos se van cayendo. La más sostenida de las hipótesis es una cuestión de herencia. Es decir, aquellos horneros que aprovecharon soportes no naturales como: postes, torres, cornisas, cables y monumentos, van gestando generaciones de horneros que raramente volverán a los árboles, mientras otros seguirán con la tradición familiar”.
En ese sentido, explicó también que “hay muchas cuestiones que no están resueltas y que están siendo estudiadas, como por ejemplo porqué algunos orientan la puerta a la izquierda y otros a la derecha. Se elaboran hipótesis que hasta ahora no pueden confirmarse si se debe a una lateralidad como podemos tener los humanos. Siendo que el macho y la hembra tienen los mismos roles a partir de la postura. Tampoco se ha podido relacionar con supremacía de uno o de otro. Tampoco la vinculación a fenómenos ambientales o polos cardinales”.
Finalmente y sobre si esta especie de ave se ha visto afectada por el cambio climático, Puente dijo que “seguramente, como todas las especies cada una padece el cambio climático, el ambiente es la fuente de alimentos y recursos que cambian con la variación climática. Sin embargo, observar la naturaleza nos enseña su sensibilidad temprana a tendencias para iniciar adaptaciones increíbles”.
Sobre el hornero
Nombre común en español: Hornero, Casero, Caserito, Albañil, Hornerillo, Alonsito (Argentina), Joao-de-barro (Brasil), Alonso García (Paraguay), Tiluchi (Bolivia), Obirog, Ogaraití (guaraní). En su página en Internet, el Sistema de Información de Biodiversidad, que se ocupa de recopilar, clasificar y poner pública la información de carácter biológico sobre las especies y áreas protegidas de Argentina, se informa que el hornero es un pájaro pequeño, de unos 54 g, de vuelo escaso y no muy rápido, con ojos, patas y plumas de color pardo terroso como su nido.
Pico pardo, más claro en la mandíbula inferior. Ojos castaños. El plumaje juvenil es casi igual al del adulto, sólo que las plumas blancas de la garganta tienen una tenue banda oscura muy estrecha. Macho y hembra casi no se pueden diferenciar visualmente, pues ambos tienen un aspecto muy similar. El pico es delgado y largo, ligeramente curvado y córneo. Como todos los paseriformes, tiene tres dedos dirigidos hacia adelante y uno hacia atrás, rematados en uñas. La cola termina en forma cuadrada.
El hornero es endémico de Sudamérica meridional. Habita el este, centro y sur de Brasil, desde Goiás y Bahía hasta Mato Grosso y Río Grande do Sul; Uruguay, Paraguay, este de Bolivia y Argentina hasta Chubut. Su dependencia de la disponibilidad de barro hace que rehúya las zonas más áridas del oeste.
Por otra parte, su estrecha relación con el hombre determina que su distribución avance simultáneamente con la expansión de la instalación humana permanente y sus sistemas de riego o provisión de agua. El hábitat del hornero incluye fundamentalmente donde disponga del imprescindible barro para la construcción de su nido. El agua también es indispensable. Es un ave sedentaria, no migra. Es mansa, con movimientos nerviosos y ligeros, el hornero despliega su andar elegante. Levanta una pata para dar un paso, mueve la cabeza hacia adelante, a menudo da enseguida una carrerita y picotea la tierra.