Lucía Dozo
Noviembre es el mes de la cultura afro en honor a la memoria de la “Madre de la Patria”, como es conocida María Remedios del Valle. Del Valle fue una afroargentina que transitó la época del Virreinato del Río de la Plata defendiendo a nuestro país en las batallas de Ayohuma, Vilcapugio y Tucumán, y también formó parte del éxodo jujeño. En el año 2013 fue sancionada la ley número 26.852 que establece el 8 de noviembre (día de su fallecimiento) como el “Día Nacional de los/las Afroargentinos/as y de la cultura afro”.
María Remedios del Valle (Buenos Aires, 1767 - 1847) fue una de las llamadas “Niñas de Ayohuma”, aquellas que asistieron al derrotado ejército de Manuel Belgrano en esa batalla. Actuó como auxiliar en las Invasiones Inglesas y, tras la Revolución de Mayo, acompañó como auxiliar y combatiente al Ejército del Norte durante toda la guerra de la Independencia, lo que le valió el tratamiento de capitana y de “Madre de la Patria” y, al finalizar sus días, el rango de sargento mayor del Ejército.
Al producirse la Revolución de Mayo y organizarse la primera expedición al Alto Perú, conformando lo que luego se denominaría Ejército del Norte, el 6 de julio de 1810, María Remedios del Valle se incorporó a la marcha de la 6ta. Compañía de artillería volante del Regimiento de Artillería de la Patria, al mando del capitán Bernardo Joaquín de Anzoátegui, acompañando a su marido y sus dos hijos, quienes no sobrevivirían a la campaña.
María Remedios del Valle continuó sirviendo como auxiliar durante el avance sobre el Alto Perú, en la derrota de Huaqui y en la retirada que siguió. En vísperas de la batalla de Tucumán se presentó ante el general Manuel Belgrano para solicitarle que le permitiera atender a los heridos en las primeras líneas de combate. Belgrano, reacio por razones de disciplina a la presencia de mujeres entre sus tropas (decisión que debe ser leída en su contexto), le negó el permiso, pero al iniciarse la lucha, Del Valle llegó al frente alentando y asistiendo a los soldados, quienes comenzaron a llamarla “Madre de la Patria”. Tras la decisiva victoria, Belgrano la nombró capitana de su ejército por su arrojo y valor en el campo de batalla.
Tras vencer en la batalla de Salta, Belgrano fue derrotado en Vilcapugio y debió replegarse. El 14 de noviembre de 1813, las tropas patriotas se enfrentaron a las realistas en la batalla de Ayohuma y fueron nuevamente derrotadas. María de los Remedios del Valle combatió, fue herida de bala y tomada prisionera. Desde el campo de prisioneros ayudó a huir a varios oficiales patriotas. Como medida ejemplificadora, fue sometida a nueve días de azotes públicos que le dejarían cicatrices de por vida. Pudo escapar y reintegrarse al Ejército argentino, donde continuó siguiendo a las fuerzas de Martín de Güemes y Juan Antonio Álvarez de Arenales, empuñando las armas y ayudando a los heridos en los hospitales de campaña.
Finalizada la guerra y ya anciana, del Valle regresó a la ciudad de Buenos Aires, donde se encontró reducida a la mendicidad. Relata el escritor, historiador y jurisconsulto salteño Carlos Ibarguren (1877 - 1956), quien la rescató del olvido, que vivía en un rancho en la zona de quintas, en las afueras de la ciudad, y frecuentaba los atrios de las iglesias de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio, así como la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) ofreciendo pasteles y tortas fritas, o mendigando, lo que junto a las sobras que recibía de los conventos le permitía sobrevivir.
Su suerte cambió en agosto de 1827 cuando el general Juan José Viamonte la reconoció pidiendo limosna en las calles de Buenos Aires, ya hundida en una extrema pobreza. Viamonte -una vez elegido diputado- solicitó ante la Junta de Representantes de la provincia de Buenos Aires que se le otorgase a María Remedios una pensión por los servicios prestados a la patria. El 11 de octubre de 1827, los diputados de la Junta dijeron de ella: “Es una heroína”, “si no fuese por su condición se habría hecho célebre en todo el mundo”, “una mujer de mérito que no merece que olviden sus servicios”. Al finalizar la sesión, se aprobó unánimemente su reconocimiento como capitana de infantería y la pensión correspondiente, a lo cual se le sumaron confeccionar una biografía y mandar a hacer un monumento. Sin embargo, estas últimas propuestas no se concretaron.
Más tarde fue ascendida a sargenta mayor de caballería y, a comienzos de 1830, fue incluida en la plana mayor del Cuerpo de Inválidos con el sueldo íntegro de su clase. Juan Manuel de Rosas fue quien decretó su jerarquía de sargento mayor y le aumentó sustancialmente su pensión; en gratitud, “La capitana” cambió su nombre a Remedios Rosas.
Murió el 8 de noviembre de 1847 sin haber recibido en vida el total reconocimiento por su colaboración en la Guerra de la Independencia argentina. La narrativa histórica tampoco le había dado, hasta ahora, su justo lugar en la historia.
Reconocimiento y homenajes recientes En abril del 2013 se sancionó la ley número 26.852 que conmemora el Día Nacional de los/as Afroargentinos/as y de la Cultura Afro, instituyéndose como el primer reconocimiento legislativo de carácter nacional hacia los y las afrodescendientes. La sanción se dio en el marco del reconocimiento a la comunidad afroargentina y a la cultura afro, como un modo de lucha contra la estigmatización y el racismo, y como parte de un proceso de construcción de una nueva identidad nacional. La fecha rinde homenaje a María Remedios del Valle y se convirtió en un hito histórico en el camino de la visibilidad de los aportes de la comunidad afro en la construcción de la Argentina.
En 2021, como parte de las acciones de conmemoración del 8 de noviembre, el Ministerio de Cultura de la Nación, a través de la Secretaría de Patrimonio Cultural, convocó a concursos nacionales abiertos con el objetivo de propiciar la reflexión e imaginación visual sobre la figura de La Capitana y la memoria de los/las afroargentinos/as en el pasado y presente de la historia de la Argentina. Se llevaron a cabo los concursos “Escultura María Remedios del Valle” y “Un retrato para María Remedios del Valle”, que convocaron a creadores y artistas visuales de todas las disciplinas, sin requerimientos de trayectoria. Entre los ganadores figuran Gisela Banzer, Ana Belén Greco, Patricia Martínez y Alexis Minkiewicz.
En Rosario, en octubre de este año, la escuela Nº 90 ubicada en calle Córdoba al 3.800 cambió oficialmente su nombre de Franklin Roosevelt, que aludía al presidente norteamericano, por el de María Remedios del Valle, en homenaje a la Madre de la Patria. La elección la realizó la comunidad educativa mediante una votación a modo de plebiscito.
Asociación Africana de Rosario
Según la Dirección Nacional de Migraciones, en los últimos diez años se incrementó en más del 80% la cantidad de personas que llegan al país procedentes de Nigeria, Camerún, Ghana y Gambia. Las migraciones del África subsahariana están compuestas por movimientos de población que incluyen a migrantes económicos, solicitantes de asilo y refugiados. Sus movimientos son generalmente irregulares y desafían la idea de la migración como un acontecimiento particular, definitivo y único en la vida de estas personas.
En Rosario, Stephen Amoakohene es el titular de la Asociación Africana de Rosario, que agrupa a casi 100 inmigrantes. Amoakohene se fue de su país de origen, Ghana, en 1994 debido a la difícil situación que allí imperaba; huyó rumbo a Nigeria y luego a Liberia, Senegal y Panamá, hasta llegar a Argentina y radicarse en nuestra ciudad. Señala que se fue de África con el fin de encontrar “una mejor vida” y, como la gran mayoría de sus compatriotas, poder ayudar económicamente a su familia.
Desde la Asociación defienden los derechos de la comunidad afro en la ciudad, que vive en gran porcentaje de la venta ambulante y sufrió un duro momento en la pandemia. En época de los festejos de Colectividades, difunden su cultura y costumbres, recordando la lucha por la supervivencia y la superación personal: “Esta es nuestra cultura y no la queremos olvidar”, sostiene Amoakohene.