Edificio histórico

Espacio Cultural Universitario de Rosario: la historia de un “palacio” de cultura

 


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Lucía Dozo


En San Martín 750, sobre una de las peatonales rosarinas, en un majestuoso edificio (que a varias generaciones de lectores recuerda al banco Gringotts de Harry Potter), funciona el Espacio Cultural Universitario (ECU). La construcción, de gran valor patrimonial, data de 1911 y era la casa central del Banco Nación en la ciudad hasta principios de la década del ’80, cuando fue construida la nueva sede. Recién en el año 2010 se acordó el traspaso del inmueble a la Universidad Nacional de Rosario, en comodato por veinte años, para que funcione como centro cultural. Para tal fin, se lo reacondicionó (reparación de los vitrales originales, pintura, luces, colocación de paneles móviles para la realización de muestras, etc.). El centro cultural está abierto, después de un paréntesis producto de la pandemia, a distintos campos del arte y el mundo del pensamiento, renovando el corazón mismo del centro histórico de la ciudad.

El edificio fue conocido popularmente como “La Catedral” o “La Capilla”, sugiriendo una imitación de las iglesias católicas tradicionales. Está integrado por tres naves: una central de doble altura, dos laterales y una transversal que oficia de crucero. La nave central se completa con una gran bóveda que brinda una majestuosidad indescriptible.

“La envergadura de su construcción y la organización de sus espacios interiores permitieron poner en funcionamiento actividades culturales bajo un marco escenográfico único en la ciudad, pero además posibilita una constante motivación para crear arte a partir de los detalles arquitectónicos y edilicios, en los que los artistas podrán desarrollar su imaginación, aportar creatividad a la hora de proyectar las muestras, performances, espectáculos interdisciplinarios, conciertos multimediales y demás expresiones culturales. El ECU es un ámbito para aprovechar en la creación entendida desde todos sus aspectos, un generador de actividad creativa”, explican desde el espacio.

En el interior, la fuerte simetría y las proporciones replican la estructura externa: un espacio longitudinal central modulado por el orden clásico se ilumina por el casetonado del cañón corrido que le sirve de cobertura. Hacia el fondo, el complejo de pupitres ocupa el centro de “la rotonda” bajo la linterna central, sobre las viejas cajas de seguridad del sótano. La iluminación que ingresa por la fachada y el casetonado se completa con la luz que se filtra por las amplias escaleras posteriores.

Su arquitectura única lo jerarquiza como un espacio cultural que permite la realización de las actividades más variadas como conferencias, jornadas, eventos musicales y exposiciones de las más contemporáneas formas del arte. Estas propuestas se organizan y llevan a cabo a partir de un equipo de trabajo que dirige Marta Varela (directora del área Cultura de ECU y vicedecana de la Facultad de Humanidades y Artes), con la coordinación general de Juan David Ávila y con la coordinación específica del área de Música por parte de Marcelo Petetta.

La vuelta a la presencialidad

Con la inauguración de muestras y recitales, el Espacio Cultural Universitario retomó las actividades presenciales. Tras un año y medio de virtualidad, y aunque este formato sigue vigente de manera alternada, el espacio que depende de la UNR presentó una grilla especial en el marco de su noveno aniversario.

Entre las actividades realizadas en el último tiempo, se destacan “ReCorré UNR”, la primera carrera urbana con un recorrido cultural e histórico. La actividad buscó que los participantes fueran transitando por diversos edificios históricos de la universidad y la ciudad. En cada una de las paradas hubo música en vivo e intervenciones culturales, y fue posible ingresar a los edificios para hacer un recorrido en el interior de cada uno y luego retomar la carrera.

En esta actividad se propusieron dos distancias diferentes a recorrer. Uno de los recorridos, de 1,5 km, podía ser realizado caminando por cualquier persona mayor de 18 años, comenzando en el ECU y finalizando en la Facultad de Derecho, pasando previamente por la Facultad de Humanidades y Artes y el edificio de Rectorado. Esta instancia fue acompañada por estudiantes de la carrera de Turismo que explicaron y pusieron en relevancia diferentes puntos históricos de la ciudad.

El ECU formó parte, además, de “La Noche de las Peatonales”, una jornada a lo largo de las peatonales Córdoba y San Martín para potenciar su vida comercial y social, y disfrutar de propuestas culturales y gastronómicas. De la misma manera, lo hizo en la ya clásica “Noche de los Museos” y en una nueva edición del Festival de Poesía de Rosario, que este año se presentó durante los primeros días de noviembre bajo el lema “Poesía en las orillas”, “la orilla que deberemos atravesar para comenzar a salir de lo virtual y caminar hacia la presencialidad en medio de la pandemia”.

En cuanto a recitales destacados, formó grilla del ECU el Quinteto Revolucionario (nueva denominación del Quinteto Ástor Piazzolla), explotando todo el esplendor del tango y mostrando las piezas que integran el álbum “100 años”, lanzado con motivo y en homenaje al centenario del natalicio de Piazzolla. La agrupación está integrada por Cristian Zárate (piano), Sebastián Prusak (violín), Sergio Rivas (contrabajo), Lautaro Greco (bandoneón) y Esteban Falabella (guitarra eléctrica). Se alzó con el Grammy Latino 2019 por el álbum “Revolucionario” y fue nominada nuevamente en 2021 por “100 años”.

Próximamente, durante el cierre de la muestra “Ritmos. Obras de Rosa Aragone 1972-2019”, el ECU realizará un conversatorio con la destacada artista el día 1º de diciembre a las 19. Rosa Aragone nació en Rosario en 1929 y se formó como profesora de dibujo en el Instituto Superior de Bellas Artes de la Universidad del Litoral. Egresada en 1951, es una de las artistas de trayectoria destacada en el panorama del arte local.

ECU: una mirada educativa
“Las actividades planteadas en la programación del Espacio Cultural Universitario tienen plena relación con los aspectos educativos, priorizando la participación de escuelas y estudiantes en las diferentes disciplinas que puedan desarrollarse. Para ello estarán disponibles guías culturales, con apoyos pedagógicos y de producción escolar, a través de quienes se organizarán conciertos didácticos, talleres de sensibilización con instrumentos musicales; talleres de dibujo, pintura y de introducción a la investigación arqueológica”, explican desde el espacio en cuanto al vínculo de este con la educación.

En este sentido, el trabajo que se propone la universidad desde el ECU tiene como objetivo la posibilidad de que toda la comunidad participe de las actividades culturales, entendiendo que el desarrollo de las capacidades creativas -a través de la realización o el disfrute y la comprensión de las diferentes expresiones artísticas- favorece también el desarrollo de las facultades humanas y sociales.

De allí que, a través del hacer cultural permanente y de calidad, con la participación de artistas locales y de invitados nacionales e internacionales -señalan-, el Espacio Cultural Universitario intenta contribuir para que el arte se ubique en un lugar de importancia para nuestra sociedad.



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