En la emoción que transmite durante toda la charla, apasionada por esta actividad, feliz por este triunfo, comprometida por la realidad actual, Carlos Felice repite con orgullo una palabra que resume su recorrido de vida por los studs y las pistas: "tradición". Y de sus raíces no se olvida, sino que las recupera para que se entienda cómo y por qué llega este presente con sus sedas en lo alto del Carlos Pellegrini en San Isidro.
"La caballeriza es de Santa Fe, porque mi vínculo con el turf empezó de muy chico con mi viejo, al que le hubiese gustado ver todo esto que construimos hoy. La relación empezó en un stud, en Las Flores, en otra época, cuando se disfrutaba del hipódromo y se podía ir a cualquier hora porque no existían los problemas de inseguridad que lamentablemente hoy son tan recurrentes. En esa niñez descubrí el mundo del turf que era mágico para mí, con gente muy querible. Y después Santa Fe ha tenido una trayectoria de jockeys muy importantes, sobre todo en esa época en la que yo me formé, con los hermanos Bortulé, Ubaldo Rodríguez, Ramón Suárez, Juan Carlos Valdez, Juan Ulrich, y también entrenadores destacados, que eran producto de una hípica floreciente, que hacía que el espectáculo fuera muy lindo. Eso te despierta el amor por el caballo", comenzó su relato personal.
"Luego ingresé a los 16 años a la Secretaría de Carreras y estuve mucho más cerca de lo que significa la actividad. Y este sábado justamente me encontré con gente que vivió mi etapa de crecimiento personal, como la familia Grimaldi de La Francia, que tiene el establecimiento Don Florentino, que me recordaba que uno forma parte de algo, que viene de antes... y que no es una casualidad que una caballeriza santafesina gane el Pellegrini, la carrera más importante de Sudamérica. Es una consecuencia de varios factores y es una tradición, porque Santa Fe ha sido una plaza muy fuerte en la hípica, aunque lamentablemente no tiene una visibilidad como para que el Estado la acompañe, como sí pasa en otros lugares, como Tucumán, Mendoza o incluso Rosario. El Hipódromo de Las Flores no tiene ningún apoyo estatal y es una actividad muy importante como industria porque genera mano de obra no calificada, inclusión social, es decir que mueve mucha gente al trabajo", apreció en lo que constituye sin dudas una de las grandes preocupaciones de su vida.
"Yo amo al Hipódromo de Las Flores, pero no a este del presente, porque estamos inmersos en una realidad social donde la violencia ha invadido todos los ámbitos de la vida. La sociedad es muy violenta y lamentablemente el hipódromo quedó en medio de ese ejido. Antes era un lugar hermoso, donde concurría la familia y había competencia de manera asidua. Hoy todo eso se perdió, lo mismo que ese linaje de entrenadores y jockeys, por estos mismos motivos, y no sé cuánto tiempo llevará recuperarlo. Hay muy buena gente hoy en el Jockey Club de Santa Fe, como Carlos Hermosillo y Hugo Iturraspe, que tienen una voluntad enorme para tomar un club ad honorem, pero hoy a Las Flores quizás se la conoce más por el festival de la cumbia que por las carreras, y para nosotros es una pena eso", sentenció, demostrando que incluso en el momento de mayor gloria personal se imponen en su análisis aquellos temas que lo desvelan como Secretario General de UTTA.
Village King
-Hoy Carlos, este recorrido de crecimiento en el turf desde niño y ahora con tu propia caballeriza, te lleva a la cima de este deporte a nivel Sudamérica, con una victoria histórica de un caballo tuyo... -Fue impresionante. Este es un caballo excepcional que me acompaña a mí en un momento personal de adversidades y que ha competido siempre en el máximo nivel, en Grupo 1. Comenzó ganando el GP Jockey Club en 2017, luego fue a competir a Estados Unidos y ganó el Red Smith, que es un G2 con caballos muy calificados, tras lo cual regresó a la Argentina, en una segunda etapa donde finaliza una campaña excepcional, con un 2021 brillante.
-¿Cuáles son sus características? -Es un caballo que siempre corre en el fuego, pero que sabe hacer su carrera, porque no tiene atropellada, sino que pasa a dominar y aguanta adelante. Este año había hecho cuatro carreras magníficas, había ganado el clásico Martínez de Hoz en febrero, en un final de los más lindos que hubo contra Tetaze, después se impuso en el Clásico Porteño y tuvo otro final espectacular en otro G1, el 25 de Mayo. Después de eso fue nominado por el Hipódromo de San Isidro para representar a la Argentina en Uruguay, en pista de arena, en el Gran Premio Latinoamericano, donde entró cuarto después de sufrir algunas adversidades, como que no pueda ir el montador por cuestiones sanitarias o que haya fallecido unos días ante el padre del jinete habitual y tengamos que buscar otro. El caballo igualmente, en una final de esa categoría, con lo mejor de Latinoamérica, terminó cuarto, lo cual para mí fue una gran carrera. Además, en Estados Unidos había tenido una cirugía innovadora en la rodilla, lo que derivó en una recuperación importante, que aprovechó justamente en el año del parate por la pandemia. En 2021 tuvo esta temporada magnífica pero en Uruguay reapareció esa lesión y el entrenador –Carlos Daniel Etchechoury, que lleva 35 años en esto y ganó todo- dudó sobre su participación, pero yo hablé con los veterinarios, hicimos los estudios y concluimos que en la carrera iba a aguantar esa lesión, que no iba a influir. Esas son cosas que no se saben pero que también hacen a los méritos de un gran campeón. También hay que tener en cuenta que el jockey es muy joven y hace muy poco que está con nosotros, pero corrieron como si se conocieran de toda la vida. 10 jinetes tuvo a lo largo de su campaña Village King y también tiene esa virtud, que es un caballo que se adapta sin problemas a los jinetes, lo cual no es para nada común. El sábado, la demostración fue extraordinaria.
-¿Este fue el broche de oro para una historia superlativa? -Fue su último baile, su última función para la gente de lo que fue toda su campaña, porque ha ganado carreras contra los mejores caballos. El sábado venció con una distancia inédita para un Carlos Pellegrini, porque fueron 9 cuerpos, y hay que remontarse a la década del 70 y cuando la carrera era de 3.000 metros para encontrar algo similar. Además, fue impresionante cuando lo escoltaron los granaderos en el final; ver eso impacta. Y el cariño del público, porque es un caballo muy querido, al que la gente pudo ver en acción recién en la última carrera y no antes porque sufrimos la pandemia. Pero allí se pudo apreciar la estima que le tienen. En Buenos Aires tiene que ser muy popular el caballo para que se gane el corazón de la gente, ya que en el interior es más cálido el público. A mí me llamó mucho la atención el regreso del jinete y toda la gente que se acercó a sacarse una foto con Village King.
-Es la despedida soñada... -Con este triunfo gana el pase todo pago para la Breeders' Cup en Norteamérica en noviembre, que es un espectáculo maravilloso. Pero creo que hay que cuidar al animal, porque los caballos siempre tienen un pico de rendimiento y este tipo de animales entregan todo, por lo que hay que preservarlos. Y esta es la imagen que tiene que quedar en la retina de la gente, este triunfo impresionante. Más allá de que está en una etapa maravillosa para poder correr, ya que en esta pista está invicto en 2021, creo que llegó el final porque ya tiene 7 años, porque ha viajado miles de kilómetros para vencer a los mejores, porque hace 5 temporadas que está en lo más alto y ya no se le puede pedir más nada. Se ganó el retiro, el descanso. Ya hay algunas ofertas para que sea padrillo, por lo que habrá que elegir el mejor proyecto y luego llegará el turno de ver reflejada toda esta capacidad corredora en sus hijos.
Mucho más que un caballo La historia de Carlos Felice transita en su totalidad dentro del turf. En todos los ámbitos de su vida, tanto personal como profesional, están los caballos presentes desde pequeño, y por eso se ha generado esa pasión que deja huella en quien lo escucha. Pero en el caso de Village King, la conexión es más profunda. Y es el ejemplo total de que para el amante del turf, los caballos son también su familia.
"Cuando comprás un caballo, la elección parte de una genealogía y en el caso de Village King tiene una muy buena combinación. Pero después uno tiene contacto con el animal día a día, establece un vínculo, y además son muy inteligentes los caballos. Aunque en el caso de Village King, para mí es un caballo sanador, porque siempre ha estado presente en acontecimientos de mi vida que fueron muy duros, y me ayudó a atravesar pérdidas irreparables. Me dio alegrías en momentos de mucho dolor, para poder asumir esas pérdidas", rememora Felice.
"Por ejemplo, este año fue muy difícil por el Covid, ya que estuve 18 días intubado entre abril y mayo, con tres meses de internación entre la clínica y mi casa, y este caballo ganó el Gran Premio 25 de Mayo, en una carrera apoteótica. Son los hechos que siempre te dan fuerzas. El más duro sin dudas fue en 2017, cuando yo perdí a Venecia, mi hija, -por eso se llama así la caballeriza (El Ángel de Venecia)- y el caballo ganó a los 10 días el Gran Premio Jockey Club. Su nobleza siempre ha estado en esos momentos adversos en mi vida", valora con reflexión y emoción.
"Yo le debo casi todo a esta actividad, tanto en lo personal como en lo profesional, y por eso para mí correr es consagrarme a mi gusto mayor. Porque para mí ver la magia del turf, el espectáculo de las carreras, los cascos de los caballos en la arena, todo el ritmo y la energía que se transmite, es incomparable. Y desde chico que me pasa eso. Si encima soy protagonista y gano el Pellegrini, ver los colores de la caballeriza... es increíble. Porque además de la manera en que ganó este caballo, va a quedar para toda la historia. Lo van a recordar por siempre. El Pellegrini es el regalo de Navidad, o de muchas navidades mejor dicho".