Hagar Blau Makaroff
Ni el calor inaudito ni la ola de contagios de la vivaz Ómicron amedrentaron a valientes amantes de la poesía de la eximia poeta Beatriz Vignoli, que se acercaron a brindar porque luego de más de un año de trabajo salió de imprenta toda su obra poética, en un prometedor libro llamado 'Viernes. Poesía reunida (1979/2021)', editado por Nebliplateada.
Al fin se configuró en una misma edición la vastedad de más de 40 años de meticulosa búsqueda de la palabra precisa que tan bien le sale a "la Vignoli", algo que ella atribuye a los gajes de traductora de literatura inglesa. Una de las mentes rosarinas más lúcidas en la crítica de arte, la literatura y el periodismo cultural local, de quien justamente es su poesía el aporte más degustado por los paladares vernáculos del país.
El nombre del libro, 'Viernes', recoge el guante de otro libro suyo editado en 2001 por la editorial Bajo la Luna. Y justo poco antes del 2021 al cumplirse nada menos que 20 años de aquel, fue la editora de Nebliplateada María Gómez quien llevó su propuesta de reunir toda su obra.
El resultado: una ordenadísima compilación de todos sus poemarios publicados, más el hasta ahora inédito llamado 'Tálamo', y a éstos se suma: una bibliografía (donde se señala en qué libro encontrar cada poema), una cronología ilustrada e historización sobre la vida de Vignoli -"un archivo selvático" en sus propias palabras- con fotografías suyas y de su familia, y hasta para sorpresa de muchos, cuenta con dibujos realizados por ella en su adolescencia, antes de haber ingresado en la carrera de Bellas Artes de la UNR.
Luego de varios poemas más, lanzó: "Este tipo de trabajo se hace cuando el autor está ya muerto", destaca un poco en broma (pero es verdad). Y tras algunas risas aclaró: "Tener un cuerpo que aguante esto es como ¡guau! Yo pensé que me moría y después sale el libro. Fueron meses no solo de cuidado de edición que hizo Marina, sino también de contención emocional".
Es que la poesía reunida fue realizada por la propia Vignoli con la colaboración con Marina Maggi, licenciada en Letras, escritora e investigadora doctoranda en Literatura y Estudios Críticos (Conicet-UNR). Ella fue la encargada de "coser todos los hilos": reunir el archivo, clasificar y coordinar con Beatriz todo el contenido del libro.
Una tarde de copas en la peluquería de Bigliardi "Hay cinco flores blancas en medio de todas las palabras. Blancas casi verde silencioso…", comenzó Beatriz a recitar el primero de una serie de poemas, con acompasada declamación. Los poemas de Beatriz en la voz de Beatriz eran el paroxismo que cualquier amante de las palabras podía pedir. Para quien guste, hay registro de todo en el Instagram de la Editorial Nebliplateada.
"Este libro compila prácticamente todo lo que escribí y conservé desde mi temprana adolescencia. Pero vamos a empezar por el aquí y el ahora, en la peluquería de Bigliardi", propuso la autora del pelo cobre, sentada en una cómoda silla de cuero y madera, copas y sanguichitos, sprays y peines, espejos grandes y triangulares, y pósters de tres mujeres con 'pelazos'.
Es que el convite fue en la peluquería de Pablo Bigliardi, escritor y peluquero, y gran amigo de Vignoli. Y su peluquería del Abasto, reconocida por sus visitas de la gente de letras rosarinas, se convirtió por una tarde en algo más: un ateneo. Una fiesta de espumante y masas, donde unos pocos amigos y admiradores de la poeta seguían en respetuoso silencio el ritual de la escucha.
Entonces vinieron su hit, "Si te dicen que caí, es que caí. Verticalmente. Y con horizontales resultados (..)", su inédito dedicado a su madre ¡Cushman!, su Oda al alfarero Winkler (quien estuvo presente en el convite), un inédito dedicado a Ringo Starr escrito en su pubertad, otro muy performático que describe escenas hilarantes de Kerouac en el Mac, y otro escrito en la cola de un banco que termina diciendo: "de qué nos sirve estar cerca si somos una humanidad de solitarios".
El broche de oro vino cuando propuso, haciendo sonar un peine con el cristal de una copita para dar ritmo a la canción, y arengó que "cantemos todos", y asistentes y amigos tras los barbijos cantamos al tono de un rito lleno de verdad: "Los gatos se fastidian ante las puertas cerradas: o dominan el mundo o se tumban a morir. Que su único límite sea su cansancio; detrás del muro, podría haber el pájaro. Al gato lo dejan perplejo los espejos:¿la zarpa se detiene, el ojo sigue? Los espejos son el comienzo del lenguaje".
Entonces Vignoli dio curso a la también reconocida poeta María Lanese, quien con un tono dulce bajó el compás, y repitió el poema que la autora dedicó a Ana Russo, y que es en sí mismo una representación exacta de quién es Vignoli, una pitonisa relatora de la belleza del mundo.
Con amor y tensegridad hizo un archivo selvático Terminada la declamación, Marina Maggi contó a Mirador sobre la sorpresa que se llevó al trabajar con Beatriz todos estos meses, al notar "su asombrosa pulsión de historizar todo". Aseguró que fue un trabajo arduo de mucho tiempo pero "donde Bea no dejó nada librado al azar, y tenía cada papelito y cada collage, y cada vez encontrábamos más archivos. Y yo lo que hice fue ordenarlo y darle una cronología".
Marina reflexionó con perplejidad: "He leído mucho de ella, pero ahora que la escucho me doy cuenta que se puede leer poesía de Beatriz, que tradujo a los autores de la Generación Beat, al igual que a ellos sin darte cuenta la diferencia, escribe igual".
Luego fue la propia Beatriz quien explicó a este medio que en su caso no hay una lógica orden-desorden de su vasto archivo "selvático, al igual que mis plantas en el jardín". La lógica es más bien una "tensegridad", una tensión entre los elementos que están en relación entre sí, y que generan una red tensada. Término exquisito acuñado por la autora, que viene de la arquitectura, y que quien escribe estas líneas desconocía hasta ese momento. Luego abrió el ejemplar de 'Viernes' y regaló su dedicatoria: "Con amor y tensegridad. B. Vignoli".
El libro 'Viernes. Poesía reunida (1979/2021)' ya se encuentra en las librerías de Rosario Juguete Rabioso, Oliva, Buchin, Mal de Archivo y Sudestada.