LUCÍA TORRES
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El ingeniero agrónomo Juan Manuel Roncaglia, de INTA Chajarí, se refirió a estas evaluaciones y explicó que buscan comparar alternativas que ya existen con innovaciones en las tecnologías de trampeo masivo. Las evaluaciones prevén monitoreos semanales de la población de mosca, y el análisis de distintas variables como la eficiencia de captura de las trampas de moscas de los cítricos y de sus enemigos naturales.

Uno de los problemas más graves de la citricultura del noreste argentino es el daño provocado por “moscas de los frutos”, principalmente la “mosca del Mediterráneo” (Ceratitis capitata), y en segundo lugar la “mosca Sudamericana” (Anastrepha fraterculus).

Las moscas de las frutas producen daños directos en los frutos (destrucción) y problemas en la comercialización de los mismos, ya que se trata de plagas cuarentenarias que obstaculizan la exportación.

Las moscas hembras normalmente atacan la fruta cuando estas comienzan a cambiar de color (pasan del verde al amarillo), colocando sus huevos a través de la piel de la fruta, que luego se desarrollan las larvas que generan galerías en la pulpa provocando entradas para hongos y bacterias que debilitan la fruta y a los días caen del árbol.

Las evaluaciones que se están llevando a cabo utilizan trampas insecticidas como herramientas para el manejo integrado de las moscas de las frutas.

Estas tecnologías consisten en utilizar como trampeo recipientes cónicos de color amarillos en la parte inferior y tapa transparente, con dos orificios grandes a los costados, como atrayente se utiliza cebo seco que perduran hasta cinco meses con buen poder de atracción e insecticida ubicado en el interior de la tapa para evitar que las moscas puedan salir vivas.

Al ser un cebo seco, permite observar sin inconvenientes de manera periódica los momentos de mayor captura dando al productor información de la dinámica poblacional de la plaga en los lotes, a su vez se caracteriza por su facilidad de colocación en la copa, el material de plástico de buena calidad lo que lo hace perdurable en el tiempo.

Las tecnologías de trampeo masivo reducen el uso de insecticidas de amplio espectro, cuidan la fauna benéfica, el ambiente, y la salud de los operarios porque reduce la exposición a agroquímicos. Asimismo, producen bajo riesgo de desarrollo de resistencias de la plaga a los insecticidas y no deja residuos de agroquímicos en la fruta.