Gisela Mesa redaccion@miradorprovincial.com
Como dice el director y actor Juan Carlos Abdo, “Rosario es historia a través de su teatro”. De esta ciudad tan reconocida por el talento que hay en sus escenarios han salido grandes actores como Luis Machín, las mellizas Marull, etc.
El teatro y la música fueron el primer eslabón que se cortó durante la pandemia, por ende es vital volver a apoyar estas expresiones. Mirador Provincial eligió y dialogó con los directores de obra teatral más ovacionada por el público y críticos: Cuqui en terapia de Juan Carlos Abdo, Liliana Gioia y Guillermo Salvador.
Sinopsis Cuqui sigue su periplo de psicólogo en psicólogo, tratando de adelgazar; Yolanda, su amiga, se debate entre el suicidio y ayudar a Cuqui a superar su trastorno de alimentación, mientras Fabián no logra disminuir su perturbación obsesiva. Los tres coinciden en el consultorio del psicólogo Sebastian Dávila.
¿Logrará el terapeuta ayudarlos a tramitar sus problemas? Devele la incógnita el viernes 28 de enero en el Teatro La Comedia. Piense y ríase, tal vez se reconozca en alguno de los personajes. Con gusto, Sebastian Dávila, lo incluirá entre sus pacientes.
Directores
-¿El teatro fue amor a primera vista o veneno lento? - Liliana G: Ni una cosa ni la otra. En mi caso, una construcción y elección que arranca a mis 5 años
- Juan Carlos Abdo: Es una pregunta endiablada. Es una cosa, es la otra, es ambas o ninguna de las dos. Me siento más cerca del “amor a primera vista”. Aunque la actividad teatral compartida con Gioia ya data de casi 30 años. En fin, el teatro es un amor eterno, sobre todo cuando está irrigado por las pasiones.
-¿Les sirvió el teatro como terapia? -JCA: En mi caso fue un proceso muy particular, comencé a psicoanalizarme, a estudiar
psicología y a hacer teatro de manera casi simultánea. En distintos meses de los años 1984 y 1985. En principio eran tres territorios muy nuevos que se fueron mezclando, solapando y enriqueciendo (o no) con el paso del tiempo. Así que mis trabajos principales son la psicoterapia y el teatro. Con la experiencia de “Matar al Diván” (2015/2017) una idea original de Liliana Gioia, a quien en el año 2001 se le había ocurrido un argumento muy similar a Toc Toc, las terapias se convirtieron en tema presente en nuestras propuestas. Desde que las pensamos, las escribimos, las ensayamos son una fuente de gran plenitud y diversión para quienes la dirigimos. En la terapia también es un ingrediente maravilloso el humor.
-¿Existe la complicidad en la mirada con el público? -JCA: No lo llamaría complicidad. Me parece más un espacio de comunicación único e irrepetible. Sobre todo cuando la virtualidad tiene tanto impacto en la vida diaria.
-Liliana G: Si por complicidad se entiende, alguien que mantiene abierto su canal de interés en el acontecimiento, sí.
-¿Qué define al teatro argentino hoy? -JCA: La búsqueda y el talento. Nuestro país es una de las capitales culturales teatrales del mundo. Rosario es historia a través de su teatro.
- Liliana G: Soy de las que piensa que la capital de la Argentina tendría que estar en alguna ciudad de provincia.
-Cuqui en terapia ¿cómo fue pensada? -Liliana G: Cuqui en terapia fue pensada como una sitcom con estructura clásica y fundamentalmente en donde cada réplica contara con humor. Pero por sobre todas la cosas, queríamos hablar de algo universal: trastornos de la alimentación, engordar, adelgazar, en una escala desesperada por cumplir con los mandatos del consumo y la publicidad, recurrir a la automedicación (en este caso las anfetaminas, bajar 15 Kilos en 15 días a costa de no dormir durante 15 días, y vivir en estado de alteración y desmayos, etc.). Al humor que contiene la literatura teatral que escribimos Juan Carlos Abdo, Guillermo Salvador y yo, se agrega un humor muy físico que aporta Ledesma y un humor erudito que aporta Avendaño en su rol de paciente con obsesiones compulsivas, como contar “cuántas veces en el Quijote aparece la palabra entuerto o cuantas veces en Molly de James Joyce, aparece la palabra vagina”.
Actores
-¿Cómo ha sido la preparación de cada uno? ¿Qué aportación personal dan a cada uno de los personajes? -Fernando Avendano: llegué a la obra con el texto prácticamente escrito y a lo largo de los ensayos fuimos adecuando algunos parlamentos a mi “huella personal” y lo mismo fue ocurriendo con los demás compañeros de elenco. El personaje se va desarrollando gradualmente y en su construcción intervienen tanto las réplicas de los demás como los objetos de escena, el espacio. Es un proceso que también depende fundamentalmente de las reacciones, los comportamientos, los gestos de los otros personajes, de lo que te devuelven los otros actores. El aporte personal es indudable: dos actores recitando el monólogo de Hamlet, aunque repitan textualmente el parlamento, le darán su impronta, su sello en una pausa, en el énfasis puesto en una palabra o en otra…
-Cristhian Ledesma: Respecto a mi preparación para Cuqui en terapia, pongo a disposición mis conocimientos en la construcción de personajes del orden grotesco, corriéndolo, para esta ocasión, hacia el plano de lo realista, siguiendo los lineamientos de la dirección respecto a la poética de actuación pretendida. El humor es el punto de partida y de llegada y esto en la actuación está presente. Se genera una actuación plagada de sutilezas, con construcción de personajes llenos de matices, que aportan a la narrativa su propio universo y su propio terreno de lo “no dicho”. En mi caso particular, vuelvo a aportar una construcción de personaje femenino, pero con unas características muy diferentes a las que he tenido oportunidad de abordar en otros momentos. “Yolanda” es mi personaje, y la búsqueda respecto a esto es que el hecho de que lo construya un hombre quede “borrado” en la espectación, de modo que el hecho de que sea un actor quien la “personifique” no sea un dato relevante.
-¿Hay margen a la improvisación? -Cristhian Ledesma: Si lo hay, porque siempre es un buen camino para la búsqueda de actuación y situaciones. Contamos con un “estilo” propuesto desde la dirección que genera un marco para esa improvisación, generando así un código en común que nos pone límites y a la vez encuadra un terreno propicio para esa libertad que la improvisación supone.
-¿Cómo se pasa de la comedia a la reflexión casi sin dejar respirar al espectador? -Fernando Avendano: Es que como dice Wenceslao Fernández Flórez el humor es “una posición ante la vida”. La comedia, no el chiste fácil, invita a reflexionar y a plantear problemas actuales que encierran situaciones que lindan con la realidad, conectadas con la risa. Con mucha inteligencia y humor la obra aborda temas como la incomunicación familiar, los condicionamientos sociales, la soledad, la sexualidad.
-Por último, ¿qué le dirían al público para que fuese a verla? -Fernando Avendano: Los espectadores seguramente se reconocerán en algunos de los personajes. Es una comedia que los va a conquistar desde los primeros minutos, sus diálogos son muy ingeniosos.
- Cristhian Ledesma: ¿Por qué ver Cuqui en terapia? Porque se van a divertir con una comedia disparatada y actual, con una temática que interpela en el aquí y ahora realizada por un grupo de artistas que vienen trabajando en el género desde hace muchos años.
Elenco: Liliana Gioia, Juan Carlos Abdo, Cristhian Ledesma y Fernando Avendaño.
Vestuario de Liliana Gioia: Lorena Fenoglio.