No lució, pero ganó bien y el resultado le quedó chico

Unión le ganó a Atlético Tucumán: Álvez desató el nudo que orquestó el Vasco

Era un partido "chivo" hasta que una locura de Alvez abrió el partido. Después, en la parte final, Unión tuvo chances claras que no sólo justificaron la victoria, sino que pudieron darle más holgura. El equipo rindió de menor a mayor.


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Ganó bien Unión. Por momentos, sobrándole muy poco. Ejemplo: el instante en el que llegó el lindo gol de Jonathan Alvez. Después lo justificó plenamente, sobre todo en la parte final del partido. Ahí se vio lo mejor del equipo, cuando Atlético dejó de lado ese jeroglífico que lo llevó a "ensuciar" (futbolísticamente) el  partido, aspecto que le dio muy buen resultado en el primer tiempo, que fue muy flojo, de una elevada chatura en el nivel de juego. Con espacios y con el ingreso de Peralta Bauer (entró muy bien el ex San Lorenzo), Unión encontró espacios y situaciones de peligro frente al arco rival, algo que faltó durante todo el primer tiempo.

 

Por eso, digo que el gol de Jonathan Alvez parecía sacado de contexto. Y sirvió para abrir un poco ese partido de escasos espacios que proponía Atlético y de muy poca claridad y precisión que sufría Unión. Casi ausente Luna Diale (a los 37 minutos del primer tiempo se fue con una molestia que puede ser un desgarro), bien marcado Gastón González por Garay y Juárez por Doldán, el único que tenía la pelota pero que solo no podía, era Roldán. Unión tenía cierto dominio territorial, pero sin llegadas. Al punto tal que el poco peligro que llevó al arco de Marchiori, fue con tres o cuatro córner. Y punto.

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Los únicos desbordes se producían por el sector de Corvalán. Heredía lo seguía, pero muchas veces no podía con él. Lo mismo hacía Risso Patrón con Federico Vera por el otro costado. Conclusión: el Vasco Azconzábal -saludado con muchísimo afecto por todos los jugadores de Unión antes del partido-, conocedor a fondo de la mayoría de los jugadores de este plantel de Munúa, lograba el propósito de controlar y anular a un Unión que ponía ganas y nada más, porque el fútbol faltaba a la cita.

 

Precisamente, el único jugador que Azconzábal "desconocía" (porque no lo tuvo en su paso por Santa Fe), fue el que abrió el partido. Jonathan Alvez recibió la pelota, enganchó hacia adentro, pasó de largo Garay y desde una posición cerrada le pegó al arco con violencia y la pelota se metió arriba, dejando sin chances a Marchiori. Haciendo poco, muy poco, Unión encontraba un gol sanador. La impericia, impotencia y falta de jerarquía de Atlético Tucumán, lo invitaba a no sufrir. Unión no estaba jugando bien. Pero ganaba. Y la justificación llegó después, porque lo mejor de Unión en cuanto a producción ofensiva ocurrió en la parte final del encuentro. Y hubo allí un protagonista importante: Peralta Bauer.

 

 

Ya Munúa había recurrido a los cambios. Cuando se fue Luna Diale, lo puso a Nardoni. Es cierto que la salida del juvenil volante fue un "sacrificio" que tuvo que hacer el entrenador, para darle su lugar a un jugador importante en el manejo del juego como Roldán. Pero quizás el partido requería otra cosa, por ejemplo alguien que le dé un poco más de juego y claridad al equipo. Después, cuando Roldán encontraba más espacios y venía siendo el jugador más claro del equipo, lo sacó para ponerlo a Jaurena. Pero acertó muchísimo cuando sacó a Juárez y puso a Peralta Bauer a jugar por el costado derecho. Fue desequilibrante lo del ex San Lorenzo, generador de tres jugadas de claro peligro para Marchiori, que Unión no supo capitalizar. Dos veces Nardoni, dos veces Ramos (la que define de taco y se va afuera hubiese sido un verdadero golazo), tuvieron la chance concreta de darle a Unión una ventaja superior en el resultado. Algo que a esa altura del partido (la parte final del mismo), se habría acercado mucho más a la realidad de lo que estaba aconteciendo.

 

Un detalle que no puede pasar desapercibido: es el cuarto partido que a Unión no le convierten goles (Colón, River, Talleres y Atlético Tucumán). Se nota la solidez, la buena respuesta de Moyano en algunas ocasiones pero, sobre todo, la solidez del bloque defensivo. Bien Vera (mejorado en la marca, resignando un poco sus proyecciones ofensivas), buen nivel de Brítez y lo de Calderón, esencialmente, era bueno pero el técnico prefirió sacarlo porque estaba amonestado. Es la única razón que justifica el cambio defensivo en un partido que el equipo ganaba por la mínima diferencia y sin que ninguno de los de atrás se hubiera lesionado.

 

No fue un buen partido de Unión, que terminó mejor de lo que empezó. Pero nadie discute la justicia del resultado, mucho más por lo que pasó luego del gol de Alvez. Hasta ese momento, el plan del Vasco funcionaba. Después, cuando tuvo que salir a buscar el partido, se encontró con las dificultades propias (un equipo sin luces y poca jerarquía) y las virtudes ajenas (Unión, con espacios, generó no menos de cuatro o cinco situaciones claras como para que el resultado final no fuera tan exiguo).

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¿Qué pasó con Luna Diale?

Iban 37 minutos del primer tiempo, su rendimiento no era bueno y no encontraba ni la pelota ni los espacios, pero el estadio enmudeció cuando Mauro Luna Diale quedó tendido en un sector del campo de juego. Ingresaron rápidamente los auxiliares, encabezados por el doctor Santiago Calvo y enseguida se vio la seña dirigida al banco de suplentes, pidiendo el cambio. Parecía que otra vez la rodilla derecha le jugaba una mala pasada -la misma que lo mantuvo varios meses fuera de las canchas-, pero al final terminó siendo una lesión muscular. La molestia es en el isquiotibial de esa pierna derecha y se harán los estudios para saber si se trata de un desgarro. Lo cierto es que está descartado para jugar el domingo frente a Sarmiento, en Junín.

 

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