Lucía Dozo
"Una obra que revolucionó la manera en que se entendía la relación entre poesía e infancia", afirmaba el escritor Leopoldo Brizuela sobre la producción literaria de María Elena Walsh. Poeta, narradora, cantautora, dramaturga y compositora, es especialmente famosa por sus obras infantiles, entre las que se destacan los libros "Tutú Marambá", "El reino del revés", "Zoo loco", "Dailan Kifki" y "Doña Disparate y Bambuco". Sus canciones para adultos también son reconocidas y entre ellas algunas, como "Serenata para la tierra de uno" y "Como la cigarra", siempre vigentes, constituyeron en distintos momentos históricos de nuestro país auténticos himnos. Entre sus composiciones para niños figuran clásicos del cancionero popular como "Manuelita", "La vaca estudiosa", "El reino del revés", "La reina Batata" y "El twist del Mono Liso", entre muchas otras.
Su literatura para niños fue singular e innovadora; "refundó" la infancia y el imaginario sobre ella, a través de un lenguaje audaz y sensible. Su cancionero popular transformó también la canción infantil.
Saltó a la escena pública con la publicación, con apenas 17 años, del poemario "Otoño imperdonable". La obra generó el reconocimiento en los círculos literarios de la época y el padrinazgo de Juan Ramón Jiménez, quien la invitó a instalarse una temporada en Estados Unidos. La experiencia no le resultó fácil, como relatara en diversas ocasiones; sin embargo, ese viaje fue el primero de una serie de travesías que daría pie a su formación como autora.
Hacia 1948 formó parte de un movimiento literario surgido en La Plata, que se reunió en torno al sello editorial Ediciones del Bosque, creado ese año por el poeta Raúl Amaral. La editorial nucleó a la intelectualidad platense, publicando la obra de jóvenes escritores, entre quienes se destacan Aurora Venturini y la propia María Elena.
Entre 1951 y 1963 formó el dúo folklórico "Leda y María" junto a Leda Valladares, que actuó no solo en Buenos Aires y otras ciudades del país sino en París, e influyó fuertemente en la renovación del folklore argentino.
"Creo que María Elena era única y era valiente. Se fue a París, formó un dúo, cantó canciones de protesta, de denuncia, escribió para grandes y chicos… Escritoras como ella son hijas del siglo XX y son quizá también las últimas representantes de un siglo en el que pasó todo", destaca Cecilia Fanti, escritora y librera.
Durante toda su carrera publicó más de 50 libros y dio a conocer más de 20 discos. Entre los artistas que difundieron su cancionero figuran Mercedes Sosa, el Cuarteto Zupay, Jairo, Rosa León y Joan Manuel Serrat. Ya retirada de la música, continuó escribiendo artículos periodísticos (a lo largo de su carrera colaboró en diarios y revistas como "La Nación", "Clarín", "El Hogar", "Realidad", "La mujer y el cine", "Sur" y "Humor", entre otras publicaciones), algunos guiones para televisión y las novelas de corte autobiográfico "Novios de antaño" y "Fantasmas en el parque".
En 1978, asfixiada por la censura impuesta por la dictadura militar, en plena Copa Mundial de Fútbol, decidió no seguir componiendo ni cantar más en público. Al año siguiente, el 16 de agosto de 1979, Walsh publicó en el suplemento cultural del diario "Clarín" un artículo titulado "Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes" (título que en 1993 retomaría para titular un libro), que enfrentó a la censura en dictadura: "Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o imaginamos. Cuando el censor desaparezca, ¡porque alguna vez sucumbirá demolido por una autopista!, estaremos decrépitos y sin saber ya qué decir. Habremos olvidado el cómo, el dónde y el cuándo y nos sentaremos en una plaza como la pareja de viejitos del dibujo de Quino que se preguntaban: "¿Nosotros qué éramos...?".
Muchas de sus canciones se volvieron símbolo de la lucha por la democracia, como la ya mencionada "Como la cigarra" y otras como "Canción de cuna para un gobernante", "Oración a la Justicia", "Canción de caminantes", "Postal de guerra" o su versión de "We shall overcome" ("Venceremos"), la clásica marcha del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos que María Elena tradujo. Entre 1985 y1989 fue designada por el entonces presidente Raúl Alfonsín para integrar el Consejo para la Consolidación de la Democracia.
Murió en Buenos Aires a los 80 años, el 10 de enero de 2011; había nacido en Ramos Mejía el 1ro. de febrero de 1930. Sus restos fueron velados en la sede central de SADAIC y la inhumación se realizó en el panteón de la entidad en el Cementerio de la Chacarita, en donde Eduardo Falú le dedicó palabras de despedida.
Perfil feminista "Ella era feminista cuando no había casi feministas, era una feminista subterránea, a veces clandestina, pero escribía, y allí estaba su lucha", afirma la escritora Laura Ramos. Sus lecturas de autoras como Virginia Woolf, Doris Lessing y Victoria Ocampo dieron lugar a artículos periodísticos, entrevistas y reflexiones en sus diferentes facetas artísticas que, si bien en ese momento no fueron leídas de ese modo, eran de corte feminista. Su intercambio epistolar con Victoria Ocampo fue reunido en el libro "María Elena Walsh en la casa de Doña Disparate". El epistolario inédito está compuesto por cartas, dedicatorias e invitaciones que revelan, a lo largo de casi dos décadas (1960-1979), un vínculo cálido, admirativo y respetuoso entre estas dos creadoras, esenciales para la historia cultural argentina.
En el artículo "Virginia Woolf y los secretos de la tribu femenina", Walsh escribió sobre el ensayo "El cuarto propio" de la escritora inglesa, que la obsesionaba en su juventud (al igual que a Ocampo): "El cuarto propio es una metáfora de un ámbito mental, una manera de ordenarnos interiormente y escapar a la locura impuesta a las mujeres (y los pobres) por el discurso autoritario y represivo".
En la revista "Humor", en 1980, publicó un artículo que sería muy difundido, titulado "Sepa usted por qué es machista". En palabras pronunciadas en público por Walsh en la Feria del Libro de Buenos Aires de 1985, a propósito de la visita al país de las escritoras Susan Sontag y Dacia Maraini, abordaba la cuestión de la limitada presencia de la mujer en los ámbitos culturales: "No es por azar, ni solo por la buena voluntad de sus embajadoras, que estas escritoras visitan nuestra Feria del Libro. Es porque algunas mujeres reclamamos -una vez en democracia- que el monótono elenco masculino de invitados extranjeros incluyera alguna vez a mujeres. En cuanto a las excepcionales aquí presentes, sería un tanto oblicuo llamarlas extranjeras. Compartimos un espacio que quiere ser universal, contemporáneo y ajeno a los panteones literarios. Sontag y Maraini son activas defensoras de muchas causas que nos atañen. Especialmente bienvenidas resultan en un país donde se está discutiendo -en los términos de la más degradante misoginia- una ley de patria potestad. O donde todavía, mujeres y varones ilustrados alzan un muro de Berlín entre adjetivos que consideran opuestos: 'femenino o feminista'. Maraini y Sontag han llevado vidas distintas y producido obras diferentes, pero comparten muchos rasgos comunes: singular experiencia del sufrimiento y solidaridad con lo ajeno".