Silvia Simmone | redaccion-er@miradorprovincial.com
Este día se estableció para recordar a todas las mujeres originarias, pero principalmente como un homenaje a la referente charrúa Rosa Albariño, quien realizó el trabajo de recopilación de memoria oral en los montes y comenzó el proceso de reconstrucción de la cultura y del Pueblo-Nación Charrúa, que se pretendía exterminado.
Desde el año 2014, por una iniciativa presentada ante el Senado Juvenil por los alumnos de la Esc. Secundaria N°4 “Entrerrianía” de Villa San Marcial, departamento Concepción del Uruguay, se estableció el 17 de marzo para homenajear a Albariño quien falleció en esta fecha, y con ello reinvindicar la lucha por el reconocimiento de la identidad de los pueblos originarios de la provincia.
La referente fue una mujer descendiente charrúa, oriunda de Villaguay, que se ocupó activamente de difundir el valor de las culturas originarias, a través de su propia escritura y de participaciones en medios de comunicación. Fue ella quien actualizó los históricos reclamos de un pueblo sobre el cual, a mediados del siglo XIX, pesó la decisión del exterminio, que incluyó asesinatos, castraciones, esclavitud y otros padecimientos. Pero «las mujeres resistieron como guardianas de su cultura», supo decir Rosa.
Lucha por la identidad y la visibilización
Poeta, artista plástica, escritora, reconocida, internacionalmente, nacida en la ciudad de Villaguay, Entre Ríos, ella, personalmente y en conjunto con otras mujeres del Pueblo Charrúa, se dedicó a investigar y visibilizar la historia y la persistencia, a través de la difusion en medios de comunicación y de sus propios escritos, reconociendo y animando a muchos otros al autorreconocimiento, al re-encuentro y la re-unión del Pueblo Charrúa que había sufrido el genocidio, la persecución,la mutilación, la discriminación y la esclavitud.
También aportó, junto a otras, a la recuperación de la lengua, la cual había sido conservada por las abuelas y la transmisión oral en absoluto secreto, ya que, por años, quienes la hablaran arriesgaban a perderla, ya que les cortaban la lengua literalmente.
"Sobre nosotros se tomó una decisión de exterminio total a mediados del siglo XIX", expresó Albariño quien refirió que como su pueblo no se entregó dócilmente, la "solución final" fue la muerte total: “para los varones de doce años para arriba, cacería y degüello. Para los menores de doce, castración. A las mujeres y niñas se las regalaba a estancieros, militares, puesteros y ciudadanos en general como botín de guerra. Sus niños eran asesinados o mutilados, sus esposos también asesinados o literalmente esclavizados. Pero estas mujeres resistieron como guardianas de su cultura, y de su transmisión de generación en generación", había contado la referente.