Ignacio Pellizzón redaccion@miradorprovincial.com
En mayo se termina la prórroga por 14 meses que el Concejo de Rosario le otorgó a las empresas de recolección de residuos Lime y Limpar, a pedido del Ejecutivo. Se trata de la licitación más costosa de la ciudad: supera los 3.500 millones de pesos que se dividen entre las dos firmas. La primera es la encargada de la higiene de la zona sur y, la otra, de la zona norte. Mientras que la firma estatal Sumar demanda 500 millones al año para ocuparse de la basura del centro.
La idea es poder hacer un nuevo llamado a licitación para armar contratos con exigencias actualizadas. Entre ellas, incorporar una nueva ordenanza de Basura Cero, algo que primero debe aprobar el Palacio Vasallo, para poder incorporarla en los convenios con las compañías que se hagan cargo de la recolección de residuos.
Como el municipio debía entregar los nuevos pliegos para analizarlos en noviembre del año pasado y recién ahora llegan, tanto referentes de la oposición como ambientalistas detectan suspicacias. La que más resuena es la que hace referencia a una intencionalidad de extender por un año más la prórroga de los contratos llevando a que la licitación sea tratada en un período electoral.
Ante la decepción que provocó la ordenanza vigente de Basura Cero, que lejos de disminuir se duplicaron los volúmenes de residuos que se entierran en el relleno sanitario en la localidad de Ricardone, así como los que llegan a la planta de compostaje en Bella Vista, la intención es aprobar un nuevo proyecto con objetivos "cumplibles" y que se incorporen nuevas obligaciones a los contratos de las firmas de recolección.
Hasta hoy, el esquema de las compañías incluye el barrido de 12 mil cuadras, 10 mil contenedores entre metálicos y de plástico, el traslado de la basura a las plantas de tratamiento y la disposición final al relleno sanitario de Ricardone.
Limpar hace ocho años que presta el servicio en Rosario. Es una sociedad constituida entre la compañía brasilera Vega Engenharia Ambiental S.A. y la compañía Caputo S.A.I.C., mientras que Lime pertenece al grupo Pescarmona. Ambas fueron seleccionadas durante el primer mandato de la ex Intendenta, Mónica Fein, reemplazando a las firmas Milicic y Cliba del empresario Benito Roggio.
El concejal del PRO, Alejandro Roselló, que integra la comisión de Ecología, opinó a Mirador Provincial que "es vital" que se trate una nueva ordenanza de Basura Cero para que "se sume" a las nuevas exigencias que tengan que cumplir las empresas de recolección.
Entiende que hay un montón de sectores y de barrios de la ciudad que todavía "no tienen contenedores de basura" o que "no son contemplados para los programas de separación en origen", entre otros puntos que son necesarios aggiornar.
Desde la ONG ambientalista Taller Ecologista y el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) también salieron a expresarse sobre el nuevo pliego que enviará la Municipalidad para licitar la recolección de residuos. "Es más de los mismo", dicen, e indican: "Se sigue apostando al mismo sistema de recolección que demostró ser un fracaso para cumplir con la ordenanza Basura Cero. Y por otro, las metas enunciadas son exactamente las que ya anunció el Ejecutivo en 2021 con el envío de su propuesta de modificación de Basura Cero y que una veintena de organizaciones rechazamos con contundencia".
Además, ambas organizaciones recordaron que sigue ausente el interés por generar mecanismos de participación que permitan canalizar las propuestas de la sociedad civil: "Hace cinco años que la Comisión de Seguimiento de Basura Cero no es convocada. Tampoco vemos ningún indicio de que se considere convocar a audiencias públicas, tal como ocurrió por ejemplo con el pliego de higiene urbana presentado en el 2008".
El propio secretario de Ambiente y Espacio Público municipal, Diego Leone, expresó al portal Suma Política la gestión local está "conforme con el servicio que ambas empresas han venido prestando en estos años, con la complejidad que supone recolectar la basura de una ciudad de la escala que tiene Rosario".
Leone ratificó que se va a marcar la obligatoriedad de separación en origen donde exista la infraestructura. Y que se profundizarán las "estrategias de divulgación y concientización con todos los rosarinos".
El intendente, Pablo Javkin, por su parte, había anunciado públicamente el año pasado la intención de que en los próximos tres años se pueda alcanzar una recuperación del 30% de los residuos generados y cubrir un 45% de la ciudad con infraestructura adecuada para que los vecinos puedan separar. Y estimó que, de alcanzarse este objetivo, para el 2040, esas cifras deberían incrementarse a un 70 y un 80%, respectivamente.
Basura cero, el desafío El año pasado el Ejecutivo planteó modificar la ordenanza Basura Cero estirando las metas -incumplidas a la fecha- hasta el 2040. Pero, un grupo ambientalista planteó la necesidad de realizar un cambio de rumbo, señalando que se estaba en un momento clave para hacerlo.
El proyecto recientemente presentado responde a este objetivo: lograr un nuevo sistema de gestión de residuos que logre responder a los desafíos ambientales y sociales. Entre puntos a destacar que los concejales deberán evaluar para "actualizar" la ordenanza, resalta la idea del municipio de la separación en tres fracciones (orgánicos, reciclables, restos), yendo hacia su obligatoriedad y el establecimiento de un Plan de eliminación de plásticos de un solo uso.
Otros de los aspectos relevantes son la priorización de un modelo de gestión descentralizado, y la prohibición de la compra de ciertos elementos descartables por parte de la Municipalidad.
En del octubre del 2021, ingresaron otros dos proyectos en el Concejo. El primero, referido a la ordenanza de Basura Cero, buscando relanzarla, definiendo nuevas metas e incorporando modificaciones para materializar algunas de las propuestas mencionadas.
El segundo, referido a la creación de un Servicio Público de Recuperación de Residuos Reciclables, el cual hace foco en la generación de estrategias para avanzar en esquemas de cogestión con el sector de los cartoneros, potenciando a la vez la recolección diferenciada y la planificación. En este caso fue reingresado el proyecto, presentado por primera vez en 2017.
La última iniciativa que se encuentra en la agenda del Palacio Vasallo fue ingresada con las firmas y adhesiones de las siguientes organizaciones: Taller Ecologista; Movimiento de Trabajadores Excluidos; Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores; Jóvenes por el Clima - Rosario; Fridays for Future - Rosario; Taller de Comunicación Ambiental; Grupo Ecologista Génesis; Soluciones Tecnológicas Sustentables; Grupo Obispo Angelelli; El Paraná No Se Toca; Conciencia Solidaria; Más Río Menos Basura; Graneleando; Greenpeace Rosario; Rebelión o Extinción - Rosario; Ínaco.
La intención este año, es lograr disminuir progresivamente y sin frenos la cantidad de residuos que se entierran en el relleno sanitario, además de generar conciencia en los vecinos para que puedan separar la basura y que se pueda reutilizar lo necesario y vender con valor agregado para producir empleo genuino y un sistema sustentable de recolección de basura. Hasta tanto, se seguirá enterrando mucha basura y mucho dinero.
Se estima que en Rosario hay unos 10.000 contenedores para residuos mezclados, unos 500 para residuos separados (color naranja) y 800 que están dentro de diversas instituciones como escuelas, clubes, hospitales, entre otros.
El dinero de la basura La basura no sólo es un problema social y ambiental, sino también es económico. Tanto su tratamiento como enterrarla en rellenos sanitarios en la localidad de Ricardone y Bella Vista tiene un costo millonario para la ciudad.
Para entender mejor por qué la ordenanza Basura Cero nunca funcionó, resulta imperioso ir a cifras que exponen el empeoramiento progresivo de la situación. Solo a modo de ejemplo, según cifras oficiales, en 2008 se enterraron 230.274 toneladas y en el 2017 alcanzó un récord histórico: 307.695.
A estos números hay que agregarle las cifras millonarias que le cuestan al municipio: en 2018 -según presupuesto- fue de 239.853.750 pesos, es decir, 16,6% más que lo ejecutado en 2017 (200.217.137 pesos). En consecuencia, mientras más aumenta la basura que se entierra, más aumenta el dinero que se gasta en enterrarla.
A valores actuales, en base a lo publicado en la página oficial del municipio, en 2021 se gastó 846.403.000 pesos en Disposición Final de Residuos Sólidos Urbanos y 4.288.280.000 pesos en recolección de residuos. Y, en base a lo indicado en el presupuesto 2022, se gastarán este año en Disposición Final 1.153.496.000 pesos, sin contar el subsidio del Ente Público Sumar.
Un dato que no es menor, y que alertan las ONG ambientalistas, es que el municipio no entrega informes oficiales al Palacio Vasallo desde el año 2018. Se trata de un incumplimiento que exige la vigente ordenanza, con lo cual no se puede saber a ciencia cierta cuánta basura está produciendo en este momento Rosario y cuánta está enterrando, entre otros detalles importantes.
El problema de la basura para estas organizaciones sin fines de lucro es que los residuos orgánicos (representan el 50%) se comenzaron a recolectar recién en 2017 -hace cinco años- a raíz de la modalidad de Barrios Verdes. Se trata de una parte importante que está bastante fuera del esquema de recolección separada.
Se estima que en Rosario hay unos 10.000 contenedores para residuos mezclados, unos 500 para residuos separados (color naranja) y 800 que están dentro de diversas instituciones como escuelas, clubes, hospitales, entre otros.