Gisela Mesa Mujeres que no fueron tapa, que no figuran en los libros de historia. Fueron mujeres valientes, arriesgadas, patrióticas. Jóvenes enfermeras que curaron a los soldados argentinos heridos en la batalla por las Islas Malvinas. Alicia Reynoso y Stella Morales recuerdan a los caídos en la guerra y su labor en la enfermería.
"Que estas 4 décadas sirvan para no olvidar más, para recuperar la historia, recuperar la otra parte de la historia que no figura en ningún libro: la participación de las mujeres en la guerra. Recuperar para no volver a repetir, porque la guerra es solo derrota, no hay victorias", expresó Stella Morales.
-¿Qué recuerdan del contexto al momento de partir a la guerra y cómo se sienten 40 años después?
-S.M: Me encontraba trabajando como enfermera militar, Cabo Principal, en el Hospital Aeronáutico Central ubicado en el barrio de Pompeya. Allí recibí la orden de alistarme para ir a la guerra de Malvinas. Rápidamente me comuniqué con mi familia desde una central telefónica para avisarles de la novedad. Soy de Villa María -Córdoba- y mi destino como militar fue en ese momento Buenos Aires, y es mi lugar de residencia desde aquella época. El país estaba convulsionado en ese momento, aunque no se tomaba conciencia de lo que iba a suceder. La plaza se inundó de celeste y blanco para demostrar la alegría de la recuperación de las islas. Pero la guerra no es nada divertido ni fácil de asimilar, sobre todo si los señores que mandan la orden de atacar no se trasladan al lugar ni hacen absolutamente nada por evitarla, ellos se hacen los guapos. Hoy, a 40 años de esa triste e inútil decisión de estos señores, creo que la guerra no sirvió para nada, solo trae ausencias, dolor de muchas pérdidas humanas. El olvido, el silencio, la discriminación, la violencia, han sido acciones naturalizadas a través de estos años sobre la mujer enfermera profesional que estuvo participando en la guerra.
-A.R: Como enfermeras militares estábamos preparadas para la guerra. Como profesionales fuera de la institución y como militares dentro de la misma. Yo soy de la primera promoción de mujeres militares que hubo en el país, que fue en 1980 y en ese instante sentí orgullo, porque estaba defendiendo a la patria que en ese momento estaba en peligro. Nosotras hicimos el juramento militar, así que estábamos cumpliendo con el deber. Y hoy, 40 años después, las enfermeras seguimos defendiendo la patria y en plena pandemia.
Vocación de servicio
-¿Qué les atrajo de la carrera de enfermería? ¿Qué edad tenían ustedes cuando prestaron servicio en la guerra? -S.M: Tenía 27 años cuando me convocaron para ir a la guerra como enfermera militar junto a 14 compañeras, camaradas de la Fuerza Aérea Argentina. Nuestro destino final fue Comodoro Rivadavia, junto al hospital Reubicable y donde estuvimos desde los inicios hasta el fin de la guerra trabajando a la par de los hombres, como corresponde. La enfermería es una profesión que abarca no solo la atención y los cuidados físicos del paciente, sino también acompañarlo durante ese proceso de inseguridad y soledad en su dolencia e internación. Es darles la contención antes y durante, ayudarlos y brindarles la calma que necesitan.
-A.R: Cuando uno abraza esta carrera, sabe que va a ejercer de un lado, digamos, romántico y no tanto monetario. Una vocación de servicio, y así fue mi elección de vida.
-¿Cómo las trató la FAA en la guerra? -S.M: Durante la guerra cumplimos con las órdenes como enfermeras militares, toda orden se cumplía como corresponde. Aunque la autoridad solía a veces exacerbarse en ese ámbito puramente machista.
-A.R: La verdad que el trato que teníamos era muy diferente al que se puede tener hoy en día. En los '80 no existían las oficinas de género ni todo eso que ahora es tan común. Y el maltrato verbal era muy común. Hoy ese maltrato no lo podrían hacer, afortunadamente las cosas han cambiado.
"Nosotras también estuvimos" -Ustedes como mujeres ocuparon un lugar importante en Malvinas, ¿Qué sienten haber participado en el documental "Nosotras también estuvimos"? ¿Cuáles fueron los mayores prejuicios que tuvieron que oír?
-S.M: Después de tantos años de olvido, de sentir que nosotras habíamos estado en la misma guerra de Malvinas al igual que todos los varones que estuvieron allí, sentir que ellos eran reconocidos y nosotras silenciadas y olvidadas, que se nos había querido borrar de la historia desmereciendo la labor de la enfermería en una guerra, hacer el documental de esa parte de nuestra historia fue emocionante y a la vez reivindicatorio. Necesitábamos de alguna manera volver al lugar y reflotar el mismo viento pegándote en la cara. Recordar y compartir con mis compañeras el mismo sentimiento, los mismos recuerdos, como en el '82, esta vez más entregadas al llanto y al dolor de tantos años de silencio. Los prejuicios siguen latentes, siguen las discriminaciones y la falta de respeto hacia la mujer. Siguen exigiendo la prueba de que nosotras también estuvimos, pero a esos comentarios salimos al frente, tenemos fundamentos y tenemos orgullo. ¡Sepan que también hubo mujeres en la guerra, no estuvieron solo los pilotos y los "poderosos"! ¡Cumplimos nuestra función como enfermeras!
Curando las heridas -¿Cuál fue el vínculo que construyeron con los soldados? ¿Podrían contar alguna experiencia o historia de algún soldado que les haya movilizado? -S.M: Con todos los soldados que pasaron por el hospital y que fueron atendidos por las enfermeras, tuvimos la misma atención y el mismo cuidado. Sus miradas de desolación y su clamor por su madre y sus hermanos que habían quedado en las islas, necesitaron otra atención que también fue de alguna manera aliviada por todas nosotras.
Siempre hay historias que pueden movilizarte, en este caso escucharlos y verlos tan mal alimentados, pero con muchas ganas de salir adelante y querer volver a su trinchera donde habían dejado a sus compañeros fue movilizador y dramático a la vez.
Reconocimiento -¿Cómo se sintieron cuando un fallo de la Sala II de la Cámara de la Seguridad Social, las reconoció oficialmente como veteranas de guerra? -S.M: En mi caso, el fallo de la II Cámara Federal de la Seguridad Social fue en el mes de julio, más precisamente el 19, un día antes del Día del Amigo, por ello digo que es un "canto a la amistad" porque mi historia fue rescatada de alguna manera por el llamado de Alicia. Ella fue quien me ubicó y me sacó de este silencio de tantos años. Junto a ella comenzamos a caminar para que la sociedad sepa que hubo mujeres enfermeras que cuidaron de los hijos que fueron a la guerra. Así llegamos a este fallo, gracias a la perseverancia de ambas. No es fácil recibir en ese camino contando la verdad, miles de epítetos, amenazas y desplantes. Seguiremos hasta que nuestras compañeras sean reconocidas como corresponde.
-A.R: El 7 de mayo del 2021 fui reconocida plenamente por el poder judicial, pero nosotros ya estamos reconocidas por el Congreso de la Nación solo que se habían olvidado de ponerlos en las listas. Nuestros compañeros que estuvieron en el mismo lugar que nosotros, el mismo tiempo y haciendo el mismo trabajo muchos de ellos están reconocidos y nosotras no, por lo tanto se olvidaron de nosotras. El ser reconocida por el poder judicial y en los '90 por el Congreso, es un canto a la verdad.
La llama de la memoria -Hay una generación que nació después de Malvinas, que solo sabrá de ella a través de los libros. A esas generaciones de jóvenes, ¿qué les dirían? -S.M: Primero que estudien sobre Malvinas, su ubicación, geografía, historia, climas, pero sobre todo la historia de las islas. Que investiguen y las narrativas orales de los y las que participamos de la guerra son tan importantes para poder contar en un futuro la verdad. Seguramente encontrarán muchos libros sobre la guerra de Malvinas, pero lamentablemente no cuentan toda la verdad. Hay que escuchar también nuestras voces, nosotras las enfermeras, las que han sido silenciadas, también debemos ser oídas. Esto servirá para que los jóvenes del futuro entiendan que la guerra es cosa de seres sin escrúpulos que manejan la vida de los seres humanos a su antojo, pero ellos no salen a defender nada. Desoladas y sin consuelo las casas de familias que vivirán con el recuerdo de sus hijos que partieron. La guerra es derrota y nunca más debería suceder en un país con memoria.
-A.R: Le quiero decir a los jóvenes del mañana que nosotras, las veteranas de guerra venimos sembrando verdades, contando esta parte de la historia que nadie había contado y que casi nos borran de la memoria colectiva. Estos seres muy queridos y a quien les doy las gracias por haberme inculcado la voluntad de nunca bajar los brazos que son mis padres ángeles guardianes que hoy ya no están. En mi vida esquivé toda piedra que me han tirado, luchando llegué tan alto que me vieron los jueces y logré el reconocimiento que merecen todas las enfermeras que estuvieron en Malvinas.
Malvinas es la sangre de los 649 héroes que dieron la vida por nosotras en ese momento y que son los cimientos de esta gran democracia que hoy disfrutamos y que tampoco sabemos valorar.
"Leí el término de Enfermeras de Malvinas y se me abrió todo un mundo" Federico Strifezzo es el creador del documental "Nosotras también estuvimos" y contó cómo surgió la idea. "Fue a partir del encuentro con una foto que vi en un portal de noticias. En esa imagen había cinco mujeres jóvenes vestidas con el uniforme verde militar que sostenían cascos en sus manos algunas como si fueran carteras y caminaban al lado de ambulancias, vi esa foto, no me llamó mucho la atención, inclusive llegué a pensar que era la ficha de una película. Sin embargo, en un momento leyendo un poco los textos que acompañaron a la imagen leí el término de Enfermeras de Malvinas y ahí es como que se abrió todo un mundo lleno de incógnitas, me dio curiosidad y me llevaron a querer a investigar. Rápidamente apunté el nombre de Alicia Reynoso, que era una de las mujeres que se mencionaban en la nota. La contacté por las redes sociales y a los pocos días nos encontramos en un bar en Capital Federal. Ella vive en Paraná, Entre Ríos, pero justo estaba viniendo a la Feria del Libro a presentar su obra, "Crónica de un olvido". En el encuentro que mantuvimos Alicia me empezó a relatar quiénes eran las mujeres en esas fotos. Me abrió un panorama que hasta tiempo atrás no conocía y me impulsó a realizar el documental.
-¿Qué prejuicios tuviste que sortear para rodar el film? -Con respecto a los prejuicios, quizá yo cuando me metí en esta historia no sabía mucho de Malvinas. Para mí era un tema bastante desconocido. Creo que tiene que ver también con la educación y con una de desmalvinización general que hay en nuestra sociedad a pesar de que Malvinas nos duele. En ese momento tenía bastante desconocimiento sobre lo que había pasado sobre el reclamo argentino, sobre la marca que había dejado en toda la gente que participó de la guerra, así que el prejuicio tenía que ver con el desconocimiento y a medida que me fui enterando fui comprendiendo el dolor que generó la guerra.