Cristian Oliva
Teniendo en cuenta no solo los distintos vaivenes económicos a los que nos tiene acostumbrados nuestro país sino las fluctuaciones del propio mercado editorial argentino, no es sino meritorio el sostenido plan editorial que el joven sello rosarino Rabdomantes emprendió desde su instauración en el año 2014.
Con la gestión de su editor César Libardi, la editorial se aboco principalmente al rescate de gran parte del material historietístico publicado en el país durante la década del noventa, tiempo signado por la proliferación de fanzines (revistas hechas y autoeditadas por aficionados) donde dieron sus primeros pasos artistas hoy consagrados.
Con esa premisa como norte vieron la luz obras como "El Hombre Primordial", “Ucrónicas”, “Bizancio Integral” y “78Km/h” bajo guiones de Mauro Mantella; el western “Cándido” de Javier Rovella, y obras de ciencia ficción como “Orgasmatrón” de Julio Azamor y “(Bang)kok” de Renzo Podestá. Tomos realmente cuidados, editados con el empuje y cariño que solo podría realizar alguien que fue partícipe de esa escena independiente.
“Los Hermanos Segelín”, de Roberto Barreiro y Lucas Varela es una de sus más recientes publicaciones. El trabajo aúna en un tomo único las distintas aventuras que los arqueólogos argentinos Ernesto y Alejandro Segelín emprenden a lo largo del mundo acompañados por su mascota. El género es marcadamente de aventuras, pero sin embargo hay lugar para la comedia y el terror. Un mix de condimentos que convencerán por partida doble tanto al público adulto como al infantil.
La obra “Los hermanos Segelín” compila la serie del mismo nombre publicada originalmente en los seis números de la revista surgida en 1998 “Kapop”, lugar donde además vieron la luz comics como "Dimitri el Leproso Bolchevique" y "Doctor Oscuro" (recopilada también por Rabdomantes en 2019).
Curiosamente esta edición, conocida con el rotulo de “integral”, amplia y corrige el tomo editado por el mismo sello en el año 2016. Segundo rescate y nueva puesta en valor de una obra a la que el paso del tiempo parece no haber hecho mella alguna.
La edición llega con un formato ligeramente más grande, 24 x16 cm, nuevas portadas y un total de 96 páginas en blanco y negro. El papel a diferencia de la primera edición es mucho más opaco, una buena decisión que acentúa el ritmo ágil de las historias. Se han corregido detalles menores respecto a la primera edición, como errores ortográficos y fuentes tipográficas que resultaban algo incómodas.
La compilación cuenta con apuntes de Julián Blas Oubiña Castro y prólogo del fallecido escritor y guionista Carlos Trillo, artista que rápidamente vislumbro el carácter disruptivo y las continuas referencias de los autores hacia la escuela de comics franco-belga.
“A lo mejor no lo sabían, pero con los Hermano Segelín, sus autores estaban haciendo desembarcar en la historieta argentina un toque francés que nunca había tenido. Ponían unas gotas de Chanel número 5 a nuestro conocido olor a desodorante Valet”, apunta Trillo en el prólogo de la edición.
Si bien los responsables originales de la historia hoy son artistas, local e internacionalmente, consagrados lo cierto es que hace casi 25 años atrás, recién estaban dando sus primeros pasos. Roberto Barreiro (Buenos Aires, 1971) como guionista y Lucas Varela (Buenos Aires, 1971) como dibujante dieron forma a una muy divertida historia con el humor absurdo como estandarte.
Se trata de una propuesta honesta, rica en su simpleza, de lectura ágil y notoriamente influenciada por el espíritu aventurero de cintas de como James Bond o Indiana Jones (referencia que incluso se plasma en el nombre de una bebida). Dos arqueólogos argentinos, Ernesto y Alejandro, en busca de tesoros que verán sus días revolucionados con la llegada de “Kapop”. La mascota sirvió no solo para dar nombre al fanzine porteño que la publicaba editado por Patriada Press, sino para homenajear a través de su carisma y diseño a la historieta francófona producida en Bélgica, Francia y Suiza (se la considera una de las tres grandes tradiciones historietísticas a nivel mundial, junto con la
estadounidense y la japonesa). Sus similitudes con el Marsupilami, el animal ficticio creado por André Franquin dentro de las páginas de “Spirou” y “Fantasio”, son evidentes, su uso es recurrente y a través de él se desencadenan la mayoría de las tramas.
“El asunto es que abrías la revista e ibas derecho a lo importante: Los Hermanos Segelín, dos exploradores, arqueólogos, caza fortunas,
empecinados en la historia, dispuestos a vivir todas las aventuras. Lugares desconocidos, culturas exóticas e improbables, animales salvajes, seres fantásticos, cultos misteriosos, y tesoros ocultos, son los ingredientes que componen el día a día de Ernesto y Alejandro Segelín”, sostiene Julián Blas Oubiña Castro en la introducción del tomo.
El trabajo recoge siete episodios con una extensión que oscila generalmente entre las 8 y 21 páginas. Entre ellos, “El origen secreto de los Hermanos Segelín’ una suerte de extra también presente en la edición anterior; y la novedad, “El Curry Fénix’, una historia en la que participa el dibujante santafesino Nacho Yunis.
“La Isla de los Monstruos” es el título del primero de los capítulos, allí una expedición llevará a los aventureros hasta isla calavera, lugar donde se enfrentarán al primo de King Kong. Más tarde, en “La ciudad de los vampiros” escaparan de una geografía habitada por los mitológicos adoradores de la noche.
Sigue “El extraño caso del Kapop”, una historia corta destinada a presentar a la misteriosa mascota que Ernesto gana en una partida de póker. A los personajes también se sumará Laura Croft, novia de Alejandro y entonces el dúo protagónico, devendrá en cuarteto. La llegada de estos nuevos personajes posibilitará el desarrollo de nuevos arcos argumentales tendientes, sobre todo, a vislumbrar el pasado y origen del simpático bichito.
En ‘Gantontargh’ presenciamos el duelo frente a una gigante gárgola obsesionada en conseguir El Ojo de Camorra, al tiempo que conocemos al científico Dr. Catanga (padre de Laura) quién parece tener indicios del pasado de Kapop.
“La noche en que vivimos en peligro’ es el capítulo con mayor amplitud de páginas, allí comprenderemos un poco más acerca de los agresivos árabes que acechan constantemente al misterioso animalito. El ansiado cierre llegará con “El Curry Fénix”, capítulo estreno donde finalmente se develarán los misterios y los personajes se enfrentarán al maléfico villano. La historia, íntegramente a cargo del artista Ignacio Yunis, está a la altura e incluso supera el nivel de otros capítulos. El dibujo si bien es distinto, consigue integrarse muy bien al estilo construido por Varela. Sin dudas, un punto y final necesario para los personajes.
El guion de Barreiro si bien se despliega retratando un sin fin de lugares comunes, lo hace pregonando ante todo la frescura y un modo particular de entender el humor. La construcción de personajes es correcta, son entretenidos, existiendo química y buenos diálogos entre ellos. Barreiro otorga al relato cierto tono picaresco argentino que se lleva de maravillas con las referencias al cine.
El estilo de Varela por entonces estaba en plena etapa de construcción, no arriesga demasiado, pero asoma sin dudas su predilección por los tonos grises. El artista sostuvo en varias oportunidades la fuerte influencia que el “Bone” de Jeff Smith tenía en esa etapa temprana de su carrera.
“Los hermanos Segelín” forma parte de los buenos rescates a los que ya nos tiene acostumbrados la editorial Rabdomantes. Evidentemente es mucho más que un homenaje al mercado historietistico europeo, es un mix de géneros fresco y divertido con formulas, que más allá de los veinticinco años que la separan de su edición original, aun se mantienen vigentes. Una obra atemporal que permite trazar paralelismos entre el contexto original en el que fue publicada y el actual. La conclusión será la misma: la historieta ha encontrado el modo de construir trincheras donde guarecerse, algunas tienen forma de fanzine como el caso de “Kapop” en los noventas o en ediciones más ambiciosas como esta. Cualquiera sea la forma, el triunfo está asegurado.
Los artistas Lucas Varela: es diseñador gráfico, profesión que lo llevo a dar sus primeros pasos en la revista Comiqueando, donde empezó a interiorizarse en el mundo de la historieta. Junto a Roberto Barreiro fundó en 1998 el fanzine Kapop. Para el guionista Carlos Trillo dibujó “El cuerno escarlata” (2008), “El síndrome Gustavino” (2009) y “Sasha despierta” (2011). Muchos de sus trabajos propios fueron compilados en “Estupefacto” (2006) y “Matabicho” (2009). En el año 2012 se radico en Francia, donde vieron la luz obras suyas como “Paolo Pinocchio” (2011), “Diagnósticos” (junto a Diego Agrimbau, 2013) y “El día más largo del futuro” (2016); la última serializada en Fierro y con edición nacional a cargo de Hotel de las ideas. Se trata de su primer trabajo integral para Europa, sin diálogos, con un humor filoso que parece ingenuo.
Roberto Barreiro: es investigador y autor del libro “Historia de los fanzines de historieta en Argentina” (2001). También es responsable del sitio web “Zinerama”, donde aloja una base de datos más que interesante de los fanzines que vieron la luz en el país. Son suyos los guiones de las novelas gráficas “Los Hermanos Segelín” (Rabdomantes), “Doctor Oscuro” (Rabdomantes) y “La Vuelta de Kintari el Lobo” (Rabdomantes / Buengusto). Junto a Edu Molina realizó “Tierra de nadie” y “La cantante”. Colaboró en revistas como “La Cosa”, “Billiken”, “Nueva”, “Zona de Obras”, “Cineficción” y “Barsoom” donde también escribió sobre cine y cultura popular.
Nacho Yunis: Dibujante, ilustrador e historietista argentino egresado de la Universidad Nacional del Litoral. Vivió un tiempo en Barcelona, desde donde regreso para volcarse de lleno a la historieta, compartiendo sus trabajos en la plataforma virtual Capital Cultural diseñada por la Municipalidad de Santa Fe con el fin de visibilizar el trabajo de autores locales. Ha colaborado con la editorial independiente Grünendör en reiteradas oportunidades. Publicó libros ilustrados con Palabrava (Santa Fe) y Salim Ediciones de Buenos Aires (“A Frankenstein se le fue la mano”, libro de cuentos junto a Fabián Sevilla). Dibuja tiras y afiches para Capitán Barato (Buenos Aires). Colabora con Libros del Zorro Rojo. Forma parte, junto a Gonzalo Geller, Seba Mercau y Marcelo Castro, del proyecto editorial colectivo Pirincho. Allí participo en “El gran Tiago” y en la serie regular de la “Asociación amigos del mal”. Con Rabdomantes Ediciones también publicó “Los Angirû”, historieta infantil lanzada en diciembre 2020.