Hagar Blau Makaroff | redaccion@miradorprovincial.com Con un pedido de informes al Municipio de Rosario, al Concejo y al Ministerio de Ambiente de la Provincia, grupos de pescadores, ambientalistas e investigadores aseguraron la semana pasada mediante un comunicado que el daño ambiental es grave en el ecosistema del arroyo en la zona de la guardería náutica privada Puerto Ludueña, emplazada sobre la desembocadura al río Paraná. Reclamaron la paralización de las obras y quieren que se realicen estudios de impacto ambiental.
Sin embargo, Mirador dialogó con un directivo de la empresa concesionaria Obring, que opera por disposición municipal desde 2011 en el arroyo, y entre sus réplicas a las acusaciones dijo que "se realizaron estudios de impacto ambiental en 2013, y ninguna obra que se realice está fuera de lo previsto y aprobado por el Municipio y por Ambiente de la Provincia. No hay ningún informe negativo municipal, y claro que la obra es con su venia, ya que recuperamos ese espacio público abandonado".
Con relación al incumplimiento que denuncian ambientalistas en crear un parque público ya que el terreno es municipal, justamente el directivo -que prefirió no dar su nombre para no personalizar una disputa con los ambientalistas- aseguró: "Cuando tomamos esta obra era un terreno abandonado, un depósito de desechos de todo tipo. Ahora son 3,5 hectáreas de parque público con juegos infantiles, infraestructuras, parquización, barandas, iluminación, y se plantaron cientos de árboles autóctonos (timbó, sauces, lapachos) hace ocho años. Lo único privado es el galpón donde están guardadas las lanchas. Es un espacio público desde el puente Nansen del shopping Portal Rosario hasta el río, en un borde al parque Alem".
A esto sumó: "El puente que hicimos de cero tiene 40 metros de largo y cinco de ancho, hecho especialmente para que la gente circule de forma pedestre por arriba y las lanchas por el arroyo abajo, y para hacerlo fue una inversión mayor que en el galpón privado. Es todo pensado para la integración de espacios públicos que antes no existían, y ahora cientos de vecinos van ahí a hacer deportes o estar con la familia".
Trabajos Actualmente las obras avanzan sobre el segundo galpón, hacia el lado del shopping. "Es uno más chico para cruceros, que se está construyendo con permiso municipal y previsto en el proyecto original de la concesión. También tendrá un puente, y está pensado para la integración público-privado. Nada del espacio público fue privatizado".
El pedido de informes surgió desde la asociación civil de pescadores "Bocacha Orellano", la Multisectorial Humedales, el Centro de Estudios Jurídicos y sociales Flor de Irupé, integrantes del Taller Ecologista, el Grupo de Reflexiones Ambientales desde Latinoamérica, investigadores de Conicet, el Grupo GEA de la Facultad de Ciencias Agrarias, y antropólogos la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR.
A principios de 2020, a instancia de propuestas de diversos grupos de pescadores, el Concejo Municipal de Rosario mediante Decreto 58496 solicitó a la Municipalidad de Rosario que informe el estado de la concesión otorgada a Obring sobre los terrenos que se encuentran en la ladera sur de la desembocadura del Arroyo Ludueña.
Los ambientalistas, en un comunicado, aseguraron que ese informe develó que la constructora incumplió con las obligaciones contraídas en el contrato de concesión, donde se comprometió a llevar a cabo muchas obras públicas y privadas, que solo llevó a cabo un pequeño porcentaje. Sobre esto, el referente de Obring aseguró que "ningún informe municipal dice que incumplimos con las obras públicas, y hemos invertido millones de dólares en el parque público que cualquiera que camina por la zona puede ver a un lado y al otro de la avenida Colombres, con plantación de árboles, creación de un puente, juegos infantiles y gimnasios y un corredor para que los vecinos puedan caminar".
Un parque náutico público La Municipalidad de Rosario concedió a la constructora Obring, en 2011, el predio de cinco hectáreas sobre la margen derecha del arroyo Ludueña, en la desembocadura sobre el Paraná, para lo que se anunció como un emprendimiento privado basado en guarderías náuticas que, como contraprestación, sumaría una zona de disfrute público con vistas al río.
La empresa contratista tiene la concesión para ejecución, explotación, mantenimiento y operación del Parque Náutico recreativo Ludueña, y según los ambientalistas y los pescadores, esa parte de las obras no se realizó, pero desde Obring mostraron cómo la zona fue recuperada.
Las entidades ecologistas remarcaron que "además de los reiterados y múltiples incumplimientos de los plazos para realizar las obras para el acceso de la ciudadanía, hemos tomado conocimiento de múltiples intervenciones que se encuentran realizando en la desembocadura del arroyo Ludueña que implicarían una grave alteración y daño ambiental, definitivo e irreparable", y precisaron que "a simple vista se advierte la ejecución de obras de modificación de las costas, movimientos de suelos, socavación de las paredes de la barranca, construcción de pilotes sobre el lecho del arroyo, dragado, desmonte, construcción de terraplenes hacia el interior del arroyo y hasta el centro del mismo, obstruyendo de esta manera el cauce natural de las aguas hacia la desembocadura en Paraná, afectación del paisaje y del lecho del arroyo, acelerando irremediablemente, afectando la escorrentía natural de la zona".
En torno de este punto, el directivo de Obring indicó que las obras que se realizan no son sobre el curso del arroyo sino en el costado de la guardería actual, y echó por tierra la acusación sobre la afectación del curso del río: "Los ambientalistas aseguran que hay un terraplén y es una foto vieja, ese terraplén no existe, fue constructivo. Fue hecho hace años para construir un muelle para subir embarcaciones para arreglos, y desde entonces se desarmó el terraplén y solo queda el muelle".
Y prosiguió que "si la queja es porque el canon que se paga es bajo, deben tomar en cuenta que es porque la inversión en espacio público es la más alta, se gastaron millones de dólares en estas obras públicas".
La contaminación y el Sabalito Barredor Respecto de la acusación de un grave daño ambiental, el representante de la comisión directiva de Obring respondió: "Dicen que estamos haciendo un desastre ambiental, cuando fue al revés: hicimos una recuperación a lo abandonado que estaba, y justamente hace unos años construimos el Sabalito Barredor, un dispositivo que recoge toda la basura flotante para limpiar el Ludueña".
Aclaró que la maquinaria funcionó hasta que vino la bajante, porque necesita profundidad para avanzar por el canal. "Estamos esperando que el río suba un poco más y vuelva a su nivel para volver a ponerlo en funcionamiento".
Lo que para el referente constructor es lo único cierto, y que su empresa no puede controlar "es la contaminación del arroyo que llega desde las industrias y desde los barrios, sobre los cuales hemos notificado al municipio cuando aparecieron manchas de petróleo o de aceite".
"Se realizaron estudios de impacto ambiental en 2013, y ninguna obra que se realice está fuera de lo previsto y aprobado por el Municipio y por Ambiente de la Provincia. No hay ningún informe negativo municipal, y claro que la obra es con su venia, ya que recuperamos ese espacio público abandonado", aclararon desde Obring.