Rodrigo Pretto


Como si el fútbol de la Liga no quisiera que el histórico goleador se retire, el pasado fin de semana toda la competencia fue suspendida. Como un capricho de la redonda de no querer aceptar el adiós del hombre de las banderas, el los murales. El de las huellas imborrables en las canchas. El temible delantero por todos los rivales. Fueron 247 gritos sagrados sólo vistiendo las camisetas de Trebolense, Atlético Sastre y Americano. Fueron 21 años de una carrera exitosa que quedará grabada en su memoria. Y fue mucho más que eso. El nacido en Roldán se lleva la cosecha de haber regado amistades a lo largo y ancho del centro oeste santafesino. Se va el “Beto”, se va el “Mostro del gol”. “Siempre le he dedicado todo, di todo por la pelota. Hoy es tiempo de dedicarme a mí y a mi familia”, dijo entre lágrimas en diálogo con este medio.

Los pergaminos sobran en la historia de Franco Casañas. Fueron más de dos décadas de su vida dedicadas al fútbol. A los 15 años dejó su Roldán natal, donde hizo inferiores en San Lorenzo de esa localidad, para partir rumbo a Buenos Aires y hacer sus primeras armas en Almagro. Tuvo su paso por Real Arroyo Seco, La Emilia de San Nicolás, Guabirá de Bolivia, Atlético Sastre, Americano y Trebolense, donde pasó la mayor cantidad de su tiempo dentro de las canchas y se transformó en el máximo ídolo de la institución. Banderas y murales dan cuenta de la huella que dejó en el “Celeste” de El Trébol, donde llenó de emociones a sus hinchas con 220 goles. En la liga fueron 247 en total. Los restantes los gritó con la camiseta de la Academia (20) y el Polanco (7).

Hoy, a punto de cumplir sus 38 años edad, le dice hasta pronto a la redonda, una decisión que ya venía amasando desde hace un tiempo. “Cuando volví a Trebolense este año tras el paso por Americano le planteé a los dirigentes mi intención de jugar estos últimos seis meses en el club. Era una decisión tomada. Soy un tipo de palabra y es el momento de colgar los botines”, explicó con la voz entrecortada.

La pandemia jugó su partido. Para el “Beto” o “El mostro del gol” – como lo conocen en la Liga San Martín –, el freno durante un año y medio sin actividad fue un golpe fuerte, algo que lo “achacó mucho”. Es que después de la final frente a Atlético Sastre a fines de 2019 y el comienzo de la pretemporada 2020, la situación sanitaria desencadenó en un parate a lo largo de toda una temporada. “Cuando se pierde todo ese tiempo es difícil para un jugador de mi edad volver a arrancar. Esto tiene su peso. La Liga se volvió muy profesional. Muchos de nosotros trabajamos durante todo el día y por la noche nos vamos a entrenar. Entonces a quienes tenemos unos buenos años nos cuesta cada vez más, y si no estás bien descansado las piernas no aguantan de la misma manera como cuando sos joven”, relató.

La familia también influyó en la determinación de abandonar el fútbol. Para el “Beto” es momento de comenzar a disfrutar las cosas cotidianas de la vida. “Fueron 21 años de carrera, algo que no es fácil. Tengo dos nenes chicos y es momento de dedicarme a ellos”.

Por la mente de Casañas no pasa un hasta siempre, sino un hasta pronto. Es que a pesar que hoy le toca despedirse de los grandes campos de juego de la Liga San Martín, por sus venas continuará corriendo el éxtasis del fútbol. “Hoy quiero descansar, disfrutar de mi familia. Me toca retirarme de las canchas, pero seguramente más adelante me sumaré al senior porque las ganas de ponerse los botines siempre están”, confió.

Domingos tensos
Idolatrado por todos los hinchas de Trebolense, con banderas y murales que se extienden en el club, Casañas fue una de las grandes bestias negras de El Expreso, clásico rival de la ciudad. Acostumbrado a convertirle en cada derby, los post partidos se volvían algo “tensos” en la mesa. Es que toda su familia está identificada con el “Verde”, situación que generó “roces” con sus hijos en más de una ocasión.

Y el eterno goleador guarda en su memoria anécdotas atravesadas en estos años. “Por suerte me tocó hacerle muchos goles. Cada vez que jugamos en contra, todos ellos iban del lado contrario porque son fanáticos de El Expreso, defienden su escudo. En 2019, el miércoles previo al clásico nació mi hijo menor. No fui a entrenar ni jueves ni viernes porque me quedé a cuidar de él y de mi mujer. El domingo me tocó ir al banco, ingresé e hice el gol del empate después de ir perdiendo 2 a 1. Cuando llegue a mi casa fue un caos, mi hijo mayor estaba enojado y no me hablaba”, recuerda entre risas.

Hecho de buena madera, el oriundo de Roldán se llenó la garganta de gol en 247 ocasiones. “Cómo jugador siempre dejé todo, pero lo que queda es la persona”, asegura. Con un museo propio armado en su casa, lo que sobran son camisetas y todo tipo de recuerdos que el fútbol le fue dejando a lo largo de dos décadas. “Parece que pasó mucho, pero uno piensa y parece que todavía estoy dentro de la cancha. Me pongo a ver seguido videos de las finales y partidos que me traen buenos recuerdos”.

El nacimiento del “Beto”

Un 15 de abril de 2003, Casañas debutó en Almagro con edad de cuarta división. Bajo las órdenes del “Beto” Pascuti como entrenador y en un momento en el que el equipo se encontraba peleando la promoción, el momento del pisar el campo de juego le había llegado. Fue frente a Los Andes, con el partido 1 – 2 y a falta de 5 minutos. “Había muchas bajas. El técnico me llamó desde el banco y convertí el empate. Fue inolvidable y hoy lo tengo en la memoria. Por eso también nace el apodo de “Beto”. Los más grandes del plantel me empezaron a decir que le había salvado la cabeza al DT”, recuerda.

En Trebolense ya comienzan a planificar la despedida del eterno goleador. La intención de la institución es realizar un partido homenaje al gran ídolo, pero todavía aún no hay fecha confirmada para eso.