Álvaro Javier Marrocco
La fabrica de televisores Kenia Sharp S. A. abrió sus puertas en 1972, en Comodoro Rivadavia, Argentina. Fue el lugar donde se fabricaron casetes y magazines, pero también los primeros televisores que dieron inicio a la televisión a color a fines de los '70. La muestra Sharp de Federico Gloriani, dialoga interpela e interroga, las formas de consumo de nuestras sociedades donde comprar, usar y tirar (en este caso, desechos tecnológicos) son un mero proceder, naturalizado, asimilado y hasta bendecido por el mismo sistema.
En 2020, Federico Gloriani, encontró una caja registradora antigua y en mal estado junto a un contenedor de basura. Después de tenerla unos días, comenzó un largo proceso de limpiarla, desarmarla, separar todas sus partes y poner en valor cada una de ellas. Tardó un año en desmontar y clasificar cada una de sus 260 piezas: componentes electrónicos, dispositivos mecánicos, bulones, tornillería, y materiales reutilizables como cobre, estaño, latón y fibra de vidrio.
El artista ya viene trabajando estos conceptos, así lo describe: “Como muchas de las propuestas que llevé a cabo implicaron conocimientos técnicos específicos, tuve que acercarme a otras áreas más duras como electrónica, radiofrecuencia, y programación. Más allá de eso, no hago ninguna apología de las tecnologías. Creo en la presencia de la tecnología en todas las cosas que hace el hombre (empezando, por ejemplo, por atarse los cordones) sin necesidad de que haya leds o sensores infrarrojos”.
Sharp es una muestra que se interroga acerca de la obsolescencia y el sistema de producción. Entender el funcionamiento individual de cada parte de un artefacto destinado a ser basura implica desandar las condiciones que llevaron a ese objeto a ser fabricado, vendido, comprado y tirado. La obra funciona, y propone casi como si fuera un catalogo de cada pieza, la posibilidad de ponerle un nombre y un precio, dotarlo de una identidad fuerte, aceptada y compartida por una red sociocultural, poniendo en tensión la intima relación que existe entre basura y mercancía.
Federico Gloriani estudió Bellas Artes en la UNR. En 2013 integró SUB Escuela (escuela portable de formato horizontal) y Espacio LAB (programa de arte, ciencia y tecnología). En 2014 participó de las residencias de Casa 13 (Córdoba) y de Trillo (Oberá) y en 2015 de Manta (San Martín de los Andes). En diciembre de 2015 participó del LXIX Salón Nacional de Rosario con el proyecto Un estudio de radio en mi casa, que consistió en una estación de FM que transmitía desde mi casa e intentaba llegar hasta el museo.
La obra que interroga En la sala II se encuentra la muestra Blandir el quiebre de Nicole Mazza, primera muestra individual de la artista curada por Tamara Alarcón Castrillejo. La muestra comprende una serie de más de veinte obras y una instalación producidas especialmente durante los últimos meses. La artista continúa su línea de trabajo influenciada por el arte textil, sin embargo, sus bordados trascienden cada vez más la técnica clásica integrando recursos fuertemente pictóricos y escultóricos en una narrativa poética barroca que abre interrogantes acerca de la construcción o deconstrucción del cuerpo. A partir de la materia nos interpela mostrando las paradojas presentes en nuestro devenir humano, con una gran belleza y sensibilidad.
En el texto curatorial se puede leer: “Curiosas son las formas de la naturaleza, las cualidades de la materia, sus transmutaciones. Como la alquimia de los humores, aquellos que hace siglos se creía que causaban las enfermedades para las cuales siempre existía una cura infalible; la sangría”.
Tamara Alarcón agrega: “Cierto es que hay ciertas leyes de la física que constantemente recaen, colapsan en su teoría más pura y se imprimen en el mundo como verdades inquietantes. Como cuando algo blando se quiebra ¿cómo es posible tal efecto si es cualidad de lo suave modelarse y adaptarse a ciertas matrices tan bien fundadas por toda clase de dioses o patrones? Ante tales acontecimientos, blandir el quiebre es necesario, tan necesario como apropiarse de lo imposible y hacer de ello un statement. Esgrimir la blandura, mostrar la herida con la esponjosa belleza amenazante de la verdad. Acudir a los animales y convertirlos en aliados de la misma manada que recicla su poder
como un coro griego”.
Nicole Mazza nació en Gainesville, Florida. Se recibió del Instituto de Arte de Chicago en 2011 donde estudió pintura y artes textiles. En 2015 fundó She / Folk, un colectivo de arte feminista que se enfoca en proyectos curatoriales y publicaciones, mostrando obras de artistas mujeres o identificadas con su género. Ha mostrado sus obras en Buenos Aires, Rosario, Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Gainesville. Su trabajo ha sido revisado por Vice Magazine y reconocido por The New York Times, The New Yorker (nota sobre el “Brooklyn Beat Festival: Crossing Over”).
Después de completar una residencia en la Fundación ACE en Buenos Aires en 2014, Nicole se mudó a Argentina para enfocarse en su arte y el tango. Ahora vive y trabaja en Rosario, ciudad donde puede observar que la historia está presente y el activismo por los derechos humanos es protagonista. Esto le reitera interrogantes sobre la cultura de la violencia hacia la mujer en la región, los movimientos feministas, y la lucha por el respeto y ampliación de derechos que se desarrollan al mismo tiempo.
Crudo Arte Contemporáneo Es una galería de arte dirigida por artistas con sede en Italia 1044 en la ciudad de Rosario, Argentina. Se constituye como plataforma para promover el intercambio, reflexión y experimentación de las prácticas estéticas contemporáneas. Fundada en 2012, sus objetivos principales son posibilitar un espacio de encuentro, diálogo y experimentación artística; promover la producción artística local en constante relación y a través de la construcción de vínculos y redes nacionales e internacionales; la construcción de un mercado de arte nacional; y ampliar el público y el acceso del arte y la cultura en la comunidad.
Entre sus actividades, Crudo articula exposiciones, participación en ferias de arte, programas de residencias y capacitación para artistas, ciclos de charlas y actividades abiertas a la comunidad y un proyecto editorial. En marzo de 2020, gracias al apoyo de Fundación Rozenblum y BSM Art-Building, Crudo se traslada al centro de la ciudad de Rosario, al predio construido originalmente para alojar un banco de 700 m2. Entre sus instalaciones contará con dos salas de exposición, un sum y 11 talleres de artistas.
Contacto Horarios: Miércoles a viernes de 16 a 20hs. Sábados con turnos.
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