Adiestramiento
Thor, King y Black serán los futuros perros policía de Gualeguaychú
En la Sección Montada y Canes de la Jefatura departamental de Policía de Gualeguaychú se están adiestrando tres perros. Dos para la especialidad de patrulla e intervención, y uno para la detección de restos humanos. Mientras tanto, se están realizando los trámites de jubilación para Ciro, un ovejero alemán que lleva nueve años de servicio.
Sabina Melchiori redaccion-er@miradorprovincial.com
Quien tiene a cargo la formación de los perros policías es el jefe de la sección Montada y Canes de la Jefatura departamental de Gualeguaychú, un apasionado por los perros: el oficial inspector Walter Espinosa.
Espinosa cuenta con 24 años y 8 meses de servicio activo en la policía de Entre Ríos y 20 años de experiencia en el adiestramiento canino. Para ello, realizó muchísimas capacitaciones: un curso de figurancia canina con Favio Pinto; un curso de búsqueda y rescate con el reconocido rescatista internacional Cristian Kuperbank; un curso guía de perros detectores de narcóticos; de instructor internacional K9 con orientación en seguridad; un seminario internacional en seguridad y rastro específico, dictado por Ricardo Cardozo y Leonardo Pereyra. También un seminario y torneo internacional de perros de rastro específico, narcóticos e intervención, dictado por Jorge Pereira, el reconocido master instructor que tenía un programa en Nat Geographic llamado Radar Pet, en el que buscaban mascotas perdidas con perros. Y distintas capacitaciones con reconocidos instructores miembros de la Asociación Civil Escuela Canina Catástrofe, como Oscar Centurión y Eduardo Di Benedetto.
En formación
Actualmente, en la sección Montada y Canes están siendo adiestrados dos ovejero alemán para la especialidad de patrulla e intervención. Thor es un ovejero negro y King, un ovejero sable. Ambos tienen ocho meses de edad. Además, se está formando a un labrador negro, de siete meses, en la especialidad detección de restos humanos. Su nombre es Black.
La elección de determinadas razas responde a las cualidades físicas de los animales. El ovejero alemán es preparado para la seguridad por su alto instinto de caza y de defensa innata. Además, por su capacidad de aprendizaje y sociabilización. Por su parte, los labradores, son elegidos por su capacidad olfativa, por ser muy sociables, con gran instinto para el juego y para la detección de narcóticos y restos humanos.
Lola es un ejemplo de esto. Es una labradora negra de siete años, adiestrada en la especialidad detección de narcóticos (marihuana, cocaína y heroína). En su primer operativo, en el año 2016, encontró un kilo de cocaína en un colectivo de larga distancia que circulaba por la ruta 14.
Rutina
Los perros se entrenan en dos sesiones, una por la mañana y otra por la tarde, cuatro veces por semana, durante media hora. Dos veces a la semana, se les otorga esparcimiento a través de caminatas y de la posibilidad de que anden sueltos para que interactúen entre ellos. Son alimentados dos veces por día, cepillados una vez por semana y se los baña una vez cada 15 días. Además, reciben atención y control veterinario mensualmente.
Según explicó el oficial inspector Espinosa a MIRADOR ENTRE RÍOS, a los perros de seguridad se los entrena desde los tres meses despertando el instinto de caza y presa: “estos son instintos dormidos en los perros ya que, al humanizarlos, al no tener necesidad de cazar para sobrevivir, no se encuentran despiertos”.
El entrenamiento se realiza a través de un juego que se denomina “perseguir un conejo”, el cual consiste en una caña con un hilo y en el extremo del hilo, un pedazo de trapo. “Al moverlo de un lado a otro estimulamos los instintos dormidos. El cachorro persigue y atrapa. Luego transferimos esa estimulación a un manguín, y en esta etapa le enseñamos a morder correctamente, ya que un perro doméstico mordería produciendo un mayor daño que un perro policial entrenado, un perro doméstico mordería con incisivos y caninos; en cambio uno policial lo hace con los premolares y molares, acción menos dañina y que sirve para inmovilizar a un delincuente”, aclaró Espinosa.
En ese sentido, agregó que a los perros les enseñan “a morder a la orden y siempre a las extremidades del cuerpo, es decir: brazos y piernas; y que suelte a la orden. Lo condicionamos a comandos y solo con esas órdenes se activa el can al trabajo. Además, tratamos que estos sean sociables con personas, congéneres y otras especies”.
Con respecto a los perros de detección, el oficial inspector contó que trabajan a base de juego y cobro con un manguito o pelota: “Le hacemos una imprimación del aroma a buscar, que consiste en presentarle el olor y la premiación con el juguete que más desea. También le enseñamos a realizar la marcación cuando localizan el aroma. La marcación puede ser pasiva (sentarse o echarse) o activa (ladrar o rascar) sobre la fuente de olor”.
Mito y lealtad
El jefe de la sección Montada y Canes de la Jefatura departamental de Gualeguaychú se refirió también a algo que se ha instalado como un “mito”, en relación a los perros entrenados para detectar narcóticos. El oficial aseguró a MIRADOR ENTRE RÍOS que “los perros no son drogados, los perros tienen un sentido del olfato muy desarrollado a comparación de los seres humanos, ellos tienen de 180-210 millones receptores olfativos según la raza, mientras que un ser humano tiene 5 millones. Nosotros podemos discriminar 4 mil olores, pero ellos un millón; por tal motivo, si se drogara un perro con cocaína, se moriría. Para entrenarlos en la detección se usan pseudo-aromas que son preparados químicos que simulan esos aromas y no son perjudiciales para el can”.
Espinosa compartió un recuerdo del accionar de uno de sus “compañeros”: “En mis primeros pasos en la Sección Canina, a principios del año 2000, nos mandaban a la salida de un boliche tropical a realizar prevención, en binomios con canes. Una madrugada estábamos con el perro de nombre King, un ovejero alemán línea de belleza. Hubo una trifulca e intervinimos. Una de las personas sacó una navaja e intentó apuñalar a mi compañero, pero la reacción rápida del perro evitó esto, que mordió el antebrazo del atacante y éste fue detenido. Esto me hizo ver la utilidad de los perros policiales como herramienta de trabajo, porque sus sentidos, reacción y lealtad no tienen comparación. Y más allá de que los utilizamos como herramientas, se merecen el respeto de uno, porque su aporte a la sociedad es invaluable”.
Jubilados
Los perros policiales trabajan durante ocho y nueve años; luego se tramita la baja para la función policial y son retirados del plantel y llevados por funcionarios a sus hogares o son donados como mascotas. Generalmente, se busca que quienes los reciban tengan chacras o campos donde el perro pueda pasar sus últimos años de vida cuidados y bien alimentados. En algunos casos se lleva a cabo un seguimiento. Quien se encuentra en ese proceso es Ciro, un ovejero alemán que durante nueve años prestó servicio en varias noches de carnaval y partidos de fútbol.