Sabina Melchiori redaccion-er@miradorprovincial.com
Su nombre es Luisina Gandola Spektor, este último es el apellido de su madre, de quien heredó la pasión por el arte. Nació hace 37 años en Gualeguaychú, aunque desde los 18 vive en Capital Federal. Allí se graduó en Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires, y obtuvo un posgrado en Gobernabilidad y maestrías en Administración Pública y Comunicación Política. Sin embargo, esta es solo una parte de su biografía, ya que la más íntima la traen los lienzos, óleos, acrílicos, espátulas y pinceles.
Cuando Luisina empezó a pintar, hace más o menos siete años, su estilo era más impresionista. Sin embargo, lentamente fue mutando y sus últimas obras claramente entrarían dentro del expresionismo. Así es la serie de cinco trabajos que expuso en el Palacio San Martín, el edificio principal de la Cancillería Argentina, en el marco de la Conferencia Internacional sobre la Trata de Personas.
–¿Cómo surgió la posibilidad de exponer en la Conferencia Internacional sobre Trata? ¿Ya tenías obras vinculadas con esa temática? –Trabajo en el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos de Unesco, en donde se llevan a cabo diferentes proyectos de investigación y promoción de políticas vinculadas a género, medioambiente, juventudes, educación en DDHH, sociedades inclusivas, prevención de las violencias, entre otros. Un día, antes de una exposición, no me quedó otra alternativa que ir a la oficina con una de mis obras, la dejé apoyada a los pies de mi escritorio y fue entonces que la coordinadora de la Conferencia Internacional contra la Trata de Personas la vio y le encantó. Ese cuadro había surgido de una mezcla de rabia y tristeza, de una situación personal que me había llevado a un momento oscuro. No pude ponerle rostro porque los rostros reflejan un sentimiento en particular y aquella vez fue una mezcla de impotencia, tristeza, incertidumbre, y necesitaba que el paso de esos sentimientos dejara rastros en la obra.
De aquella mujer, salieron varias más. De aquella mujer y de esta que te habla. Mujeres que siento que son despojadas, que no encuentran consuelo, y que no tienen por qué encontrarlo. Son cinco mujeres. Una de ellas sostiene su corazón, un corazón que se le escurre entre las manos.
“En completa vulnerabilidad, con el lienzo en blanco y en la soledad de mi espacio, entendí que podía asumir el compromiso de representar un crimen tan inhumano como es la trata de personas”.
Luisina Gandola Spektor
Artista
Desafío
–¿Qué tan difícil o sencillo fue lograr expresar mediante la pintura la despersonalización que sufren las víctimas? ¿Qué pasó con tu cuerpo y tus emociones durante ese proceso? –Fue todo un desafío, me pregunté varios días cómo lograr transmitir las innumerables vejaciones que sufren las víctimas de la trata. Una noche me di cuenta de que hay una intimidad con el lienzo en blanco, en la soledad de mi espacio (mi departamento es mi taller) que se manifiesta ahí, sin nadie más, solo yo en completa presencia. Y cuando digo completa presencia, me refiero a poner el cuerpo, el alma y el espíritu en ese momento. Dejarte ser. Es el momento en el que más soy. Entonces entendí que desde ese lugar de completa vulnerabilidad es de donde podía tomar el compromiso de representar un crimen tan inhumano como es la trata de personas.
–¿Qué importancia o valor tiene para vos esta temática? ¿Cuál es el aporte que puede hacerse a través del arte para combatir la trata de personas? –Importancia elevada. La visibilidad como aporte. Serían dos respuestas cortas a ambas preguntas.
La trata de personas es una nueva forma de esclavitud en pleno siglo XXI. Representa la negación de prácticamente todos los derechos humanos: el derecho a la libertad, el derecho de no ser sometido a torturas ni a otros tratos crueles, inhumanos o degradantes; el derecho a la integridad y la seguridad de la persona; el derecho a la libertad de circulación; el derecho a formar un hogar y una familia; el derecho a la salud; y el derecho a la educación, por mencionar algunos. Ante esta negación, mi arte propone la visibilización. La negación de los crímenes no los hace desaparecer. Y me parece que el arte cobra sentido cuando se hace visible. Si al menos logro movilizar a una sola persona ya estoy feliz.
–¿Siempre pintaste sobre temas comprometidos? ¿Qué te lleva a agarrar el pincel? ¿Desde cuándo? ¿Por qué? –A mis 16 años estaba en mi casa de Gualeguaychú, viviendo la plena convulsión de lo que fue nuestro país en 2001 y en el noticiero vi cómo llevaban a las personas a votar en camiones, les retenían los documentos, muchas de estas personas no sabían siquiera leer o escribir. Pensé que podía cambiar esto estudiando una carrera y trabajando desde el sector público.
Ese anhelo hoy cambió de soporte: ya no creo que sea a través de un escritorio, sino mediante un lienzo en blanco. Picasso, quien es uno de mis referentes en el arte, quedó atónito con las noticias de 1937 cuando la fuerza aérea alemana bombardeó durante horas la indefensa ciudad de Guernica, al norte de España. Este bombardeo dio inicio a una de las obras más representativas de la historia del arte. Una de las frases de Picasso que más me gusta, y con la que coincido plenamente dice: “¿Qué crees que es un artista? ¿Un imbécil que solo tiene ojos si es un pintor, oídos si es un músico, o incluso, músculos si es un boxeador? Muy por el contrario, un artista es un ser político, constantemente alerta a los angustiantes, apasionados o encantadores eventos en el mundo, formándose completamente a su imagen. No, la pintura no está hecha para decorar departamentos. Es un instrumento de guerra, un arma ofensiva y defensiva contra el enemigo”.
Anclarse en el presente
–¿Quiénes son tus referentes en esto? ¿Cuáles son tus objetivos? ¿Qué consejo le darías a quienes quisieran incursionar en esta manifestación artística? –Picasso me inspira, él fue un creador de estilos, un artista experimental realmente admirable. Su biografía son sus obras, retrató en sus lienzos a sus amantes, sus mecenas, su depresión, su euforia y su libertad estilística. Todo esto me parece fascinante.
Si debiera elegir un movimiento artístico que me atraiga te diría que hoy es el expresionismo. El expresionismo, en sus diferentes variantes, buscó representar la realidad, pero una realidad mediada por los sentimientos del artista, por eso muchas veces las obras son consideradas deformaciones. Un movimiento que a mi entender podría estar hablando perfectamente de nuestra sociedad actual. Referentes que me inspiran de este movimiento son Ernst Ludwig Kirchner, uno de los padres del expresionismo, Emil Nolde, Egon Schiele, y un poco más acá Francis Bacon y Lucian Freud, nieto de otro padre, solo que del psicoanálisis.
¿Mis objetivos? Uf, múltiples, el principal: vivir del arte, dedicarme 100% a las diferentes expresiones artísticas que pueda transitar y que el cuerpo me permita. Me gustaría también empezar a estudiar un poco más sobre el arte primitivo.
Un consejo para dar… que sean, y ser es anclarse en el presente, ser consciente del lugar único que todas las personas ocupamos, no hay nadie mejor, nadie peor. Todas las personas podemos convivir con y en nuestra unicidad, y conocerla en profundidad va a permitirnos volver a nuestro ser, y desde ahí poder expresar lo que queramos expresar. Experimentar, formarse en ámbitos que no sean limitantes. Y animarse.
Óleo
“Estoy casada con el óleo sobre lienzo”, reflexiona Luisina Gandola Spektor. Y agrega: “El óleo porque me da tiempo, un espacio para pensar, sentir, rearmar y volver a pintar”.
Definición
“En 2021 estuve inmovilizada de la mano derecha por un mes, soy diestra, así que fue todo un desafío volver a tomar el pincel, pero también esa misma parálisis fue la que me impulsó a reconocer que sin la pintura no quiero vivir”, asegura la artista nacida en Gualeguaychú.