Rodrigo Sánchez
En el Parque Ángel Larrea de General Pico el reloj marca que en 10 segundos se termina el último cuarto del tercer y último punto de la serie, el marcador a favor del local 72-71. La pelota la tiene visita en las manos de Guido Mariani, incómodo juega para Pablo Fernández, éste cruza la mitad de cancha y se mete en terreno antagónico, levanta la cabeza y ve a Vicente Garello detrás de los 6,75 metros y allí recibe con un pequeño aclarado se filtra entre dos defensores y va hacia al aro, en el medio un defensor lo espera, incómodo visualiza a Matías Quiroga, pero el Gringo (que había hecho un partidazo) le da un pase muy bajo, con tanta mala suerte que la pelota le da en el pie a su compañero y con un segundo le queda en las manos de Augusto Rossi, la gran figura de la noche. Éste recibe falta, anota el primero, erra el segundo y fin de la historia. Pico Fútbol gana 73-71 y asciende a la Liga Argentina. Ahora bien, ¿fin de la historia?
Para los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes del Club Atlético Provincial fue el fin de la participación de la temporada de la Liga Federal (tercera categoría nacional). Pero para nada es el final de la historia, sino al contrario, es volver a encontrarse con ella.
Provincial fue el primer y único representante de la ciudad de Rosario en la máxima competencia del país, que es nada más y nada menos que la Liga Nacional de Básquet. Allí estuvo dos temporadas completas, en 1988 y 1989. Y para llegar a jugar el mencionado torneo, tuvo que recorrer el camino de menor a mayor. Primero, en 1985, ascendió de la Liga C (hoy Liga Federal) al Torneo Nacional de Ascenso (hoy Liga Argentina). En esa categoría jugó en 1986 y en 1987, año en el que se coronó campeón y logró el ascenso a la Liga A. Pero lamentablemente el club se quedó sin sustento económico a principios de los 90 y tuvo que dejar de competir.
Es por esto, que lo que sucedió hace un puñado de días en General Pico no debe ser una frustración deportiva, sino un impulso para seguir. Este año en la Liga Federal hubo 101 equipos y sólo dos podían ascender. Provincial quedó a un paso.
El camino hacia la final El equipo de Gustavo Lalima fue de menor a mayor. Armó un equipo que a priori parecía que no iba a ser protagonista. En una zona de 9 equipos, con dos ruedas, dos avanzaban directamente de instancia y otros 4 luchaban para los otros dos pasajes. Provin estuvo cerca de ser segundo en la etapa regular. Instancia en la que fue sumando piezas para que el rompecabezas se vaya armando. Sumó a Vicente Garello (Ala pivote joven, atlético, con experiencia en Liga Argentina y en el ascenso de España), a Guido Mariani (Alero, hombre de la casa, goleador infalible y que venía de largas experiencias en Liga Argentina y Liga Nacional), y a Gastón Gerbaudo (Un chico de 19 años, nacido en Maria Juana pero que venía de romperla en el Federativo con Trebolense). Ellos se sumaron y cada uno empezó a cumplir su rol. No había egos y con el correr del tiempo todo comenzó andar al gusto del entrenador.
Tras no poder clasificar directo, tuvo que enfrentarse a Atalaya con ventaja de localía. Al Azul le ganó el primer partido de visitante y luego cayó de local. Ya en el tercer y definitorio encuentro, mientras ganaba Provin y restaba un poco más de 5 minutos para el final, un proyectil cayó el rectángulo del Bonilla, los árbitros suspendieron el juego ese mismo momento y a las pocas horas el tribunal de disciplina le dio el juego y la serie ganada al Rojo.
Luego vinieron El Ceibo de San Francisco en octavos, Santa Paula de Gálvez en cuartos y Regatas de San Nicolás en semis, y a todos les terminó ganando en dos juegos. Primero siempre en Rosario y luego de visitante ya que con todos los mencionados tenía desventaja de localía (se jugó con el sistema 1-2 para abaratar costos de traslados).
Si bien cada partido fue una historia distinta, en general, Provincial mostró un juego superior a todos. Se vio un equipo solidario, firme, con convicciones, entendiendo cada uno su rol más allá de a quien le toque ingresar y en qué momento. Lejos de ser egoístas, Pablo Fernández y Guido Mariani fueron tal cual eran ellos. Aparecían cuando debían aparecer en cada partido, aconsejaban a sus compañeros más jóvenes y alentaban o ubicaban a cada compañero cuando lo necesitaban. Además, se vieron muy buenos momentos de Matías Quiroga, Federico Pérez, Vicente Garello y Gastón Gerbaudo. Aunque el equipo se hacía más largo con los bases Lucas Rodríguez y Renzo D´Amari, con Franco D´Angelo o Matías Rosas.
De hecho, los mismos protagonistas fueron reconociendo que fueron un gran equipo, unido y solidario. Fue Pablo Fernández, líder, capitán y hombre de vasta experiencia el que volvió a su segunda casa tras muchos años de carrera lejos de Rosario, pero a su vez siempre tan cerca.
Con 40 años parecía el retiro era un hecho, pero tras unos meses trabajando en el club, lo convencieron de que vuelva a tocar unos temas más y no lo dudó. Y tampoco olvidó sus primeros pasos, ya que quiso volver a usar el dorsal 5 como en sus inicios. Y él mismo, en la previa de la final de la conferencia Sur manifestó haber estado “emocionado por lo que estaban viviendo, por el grupo que se había armado, por el juego que estaban desplegando y porque, sobre todo, el club estaba otra vez en una competencia importante”.
El Club Atlético Provincial nuevamente puso un pie en una competencia nacional. Tuvieron que pasar 32 años nada más y nada menos. El dolor de haberse escapado el ascenso por muy poco, no tiene que opacar para nada este gran primer paso que ha dado la institución para volver a ser lo que alguna vez fue. Para eso deben mejorar mucho, desde los dirigentes hasta los que apoyan, pero no cabe ninguna duda que han optado el camino correcto, ya que mostraron seriedad dentro y fuera de la cancha.
Otros rosarinos que participaron Además de Provincial, hubo otros 5 elencos de Rosario en la Liga Federal de esta temporada. Ellos fueron Gimnasia y Esgrima, Atalaya, Sportsmen Unidos, Temperley y Náutico.
